Deporte que nace en 1895 en Massachussets inventado por William George Morgan, director de Educación Física de la Asociación de Jóvenes Cristianos de Holyoke y amigo de James Naismith, que cuatro años antes había creado el baloncesto. La disciplina, llamada mintonette , tiene como objetivo reducir el estrés y el sobrepeso de hombres de negocios. Un año después, Alfred Halstead propone que se la llame volley ball. El primer Campeonato del Mundo se disputa en Praga en 1949 y es ganado por la URSS, la gran dominadora histórica de este deporte, hasta el punto de que se adjudica seis de los doce primeros Mundiales y el oro olímpico en Tokio?64, México?68 y Moscú?80. A cierta distancia le sigue Checoslovaquia y, más lejos, Alemania Democrática, Polonia y Estados Unidos. En categoría femenina ocurre lo mismo, ya que la URSS vence en los tres primeros Mundiales de forma consecutiva antes de que su reinado sea heredado por Japón, que además de tres títulos universales se queda el primer título olímpico (Tokio?64). En los setenta y los noventa, la potencia es Cuba, mientras que en los ochenta irrumpe la China de Lang Ping, la primera superestrella del voleibol mundial.
El voleibol español no tiene un gran historial en el concierto internacional. La selección masculina no es una asidua de la Liga Mundial ?de hecho, la Federación ha optado en los últimos años por inscribirse en la Liga Europea (de menor rango) para así curtirse? y rara vez ha optado al triunfo en los grandes campeonatos. Su único título, al margen de competiciones menores como la Spring Cup, es la Liga Europea de 2007. Y sus mayores logros, la cuarta plaza en el Europeo de 2005 y la octava en los Juegos Olímpicos de Barcelona?92, en los que la selección participa al ser el país organizador.
El voleibol español tiene en Andalucía una de sus cunas. No en vano, el mejor equipo nacional de todos los tiempos es el Unicaja Almería, que en 2005 releva al Real Madrid en el liderato de Ligas ganadas. El deporte empieza a cuajar en la comunidad ya en los años 50 en el colegio de los Escolapios de Sevilla a través de Antonio Martín Flores, profesor de Educación Física, aunque el principal impulso lo dan el padre César Sobrino y Luciniano Rodríguez Santamaría a partir de los sesenta. Luciniano promueve la creación de la Federación Sevillana y del Calasancio Hispalense, el primer club andaluz que milita en Primera División (1973). Entre finales de los setenta y principios de los ochenta, el equipo del antiguo colegio de los Escolapios es el referente del voley andaluz, primero a través del Calasancio y luego con el Pío XI y el Esquimo. En el resto de la región, sólo el Veracruz onubense hace acto de aparición por la élite.
A mediados de los ochenta, Huelva se consolida como segunda impulsora del balonvolea con el nacimiento del CV Huelva, que una década después dará lugar al potente Aguas de Huelva, que llega a ser cuarto en la Liga y cuartofinalista de la Copa CEV, aunque el primer equipo de la región en jugar en Europa ya ha sido el Esquimo (1985). Mención especial para el trabajo del histórico Pepe Tierra en la ciudad onubense.
A finales de los años ochenta irrumpe desde el otro lado de la comunidad el Cajalmería, que sube a División de Honor en 1988. Desde entonces, primero con ese nombre y luego con la de Unicaja, no ha vuelto a abandonar la élite y se ha consolidado como el mejor conjunto español de todos los tiempos, con 8 títulos de Superliga, 6 Copas del Rey, 4 Supercopas y un subcampeonato de Europa en su palmarés. En el origen de todo está otro histórico del voley andaluz, Moisés Ruiz Tocón, Moi, cuya inquietud le lleva a fundar el CV Estudiantes en compañía de otros chavales entre los que se encuentra un futuro internacional, Manolo Berenguel.
Los años noventa asisten al esplendor del voleibol andaluz. En las campañas 95-96, 97-98 y 99-00 llega a haber cuatro equipos de la comunidad en la Superliga, pero el récord corresponde al curso 98-99, con cinco representantes: Unicaja Almería, Ivesur Málaga, Aguas de Huelva, Universidad de Granada y Universidad de Málaga. En la provincia costasoleña, la promoción del deporte nace al abrigo del Orient Puerto.
En chicas, también Sevilla es pionera, en este caso a través de la Academia Preuniversitaria, que da al deporte femenino andaluz su primer y único título liguero por equipos (1981). Cuando el dinero fuerza su desaparición, de hecho se produce un vacío que sólo rellena puntualmente el Portuense (91-92) antes de que la Universidad de Granada tome el relevo. Al conjunto granadino le queda el sinsabor de haberse encontrado con el histórico Marichal, que reduce su palmarés a seis subcampeonatos (dos de Liga y cuatro de Copa). En los últimos años hay un cierto repunte del voley cordobés de la mano de grandes entidades, y de hecho en la campaña 2005-06 hay tres andaluces en la Superliga femenina (Universidad de Granada, Cajasur Córdoba e Inversa 3000 Adecor). Incluso puede haber un cuarto de no ser porque el Compañía de María no tiene dinero suficiente para dar el salto, pero sólo es un espejismo. En la temporada siguiente ya no queda ningún representante en la élite.
Andalucía no sólo ha aportado jugadores, equipos y títulos al voleibol español. También ha acogido distintos eventos de nivel internacional, como el Mundial B de 1992, en El Puerto de Santa María, o el Premundial de 2001, en Sevilla, en el que la selección se clasifica para Argentina 2002. También están la Copa del Rey 2005, en Málaga, y por supuesto los Juegos del Mediterráneo de Almería 2005, en los que España se proclama subcampeona. Además, Granada es la sede de la primera concentración permanente de la selección española en 1990, con vistas a los Juegos de Barcelona). No hay que olvidar que un utrerano, Francisco Hervás, es seleccionador femenino entre 1997 y 2001 y masculino desde ese año hasta 2005, y que un murciano afincado en Granada, Aurelio Ureña, es el técnico del combinado femenino desde 2001.
En cuanto al emergente voley playa, Almería también es un referente desde muy pronto: es una de las sedes del circuito mundial en 1989 y 1991 y organiza un Campeonato de Europa en 1993.
Al éxito del voleibol andaluz ha contribuido la importancia y estabilidad de la Federación Andaluza (FAV), presidida por Ramón Velázquez Mellado desde su fundación en 1985. En 2006, la FAV tiene registradas 7.065 licencias (3.756 femeninas y 3.309 masculinas), con 93 clubes, 315 técnicos y 190 jueces; en 1985, por poner un ejemplo, sólo hay 1.800 licencias.
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