(HU). Pueblo onubense de la Cuenca Minera, cuenta con un término municipal de 240 km2. Se sitúa a 412 m. de altitud y posee una población en 2006 de 3.516 h., repartidos entre el núcleo principal y las pedanías de El Villar, El Buitrón, Las Delgadas, El Pozuelo, Marigenta, Membrillo Alto y Monterromero. La presencia humana en estas tierras es antigua y se relaciona con la extracción de minerales. Entre los restos destacan el conjunto de 18 dólmenes de la aldea de El Pozuelo, la explotación minera de El Chiflón, de la Edad del Bronce, y los grabados rupestres de Los Aulagares, también del mismo periodo. La ocupación del actual solar se produce en época romana y se prolonga durante el periodo árabe, de cuyo idioma procede el nombre, cuando estos territorios pertenecen a la cora de Niebla y, tras la fragmentación del Califato, se integran a finales del XI en el extenso reino abbasí de Sevilla y al reino almohade de la misma ciudad en el XIII. Es conquistada por Castilla en ese siglo, permaneciendo parte de la población y convirtiéndose en terrenos de realengo, con control directo de la Corona, de ahí que se añada a su topónimo el calificativo de Real.
Durante el siglo XVIII, se produce un renacimiento de la actividad minera, que culmina con la presencia británica en el XIX. Es entonces cuando se desgajan de su término los municipios de Río Tinto, Nerva y, ya en el siglo XX, El Campillo. Entre sus monumentos destacan el espectacular conjunto de la iglesia parroquial con la torre, que data de los siglos XV al XVII y está catalogado como Bien de Interés Cultural, las ermitas de la Pastora (siglo XVI), San Vicente (siglo XV), San Blas (siglo XV), Santo Sepulcro (siglo XVIII) y la plaza de toros del siglo XIX. Sus alrededores ofrecen una gran riqueza ecológica, con extensas dehesas y atractivos parajes como la Umbría del Romeral, el cortado de Polanco o las Peñas Blancas. En su economía tiene un papel destacado la agricultura y la ganadería, aunque también existe producción artesanal de aguardiente y anisados, cerámica y guarnicionería. Celebra la romería de San Blas en febrero, la romería de los Romeritos en mayo, la verbena de San Juan en junio, la feria en septiembre y el día de las Hachas en la víspera de la Inmaculada. También es de gran atractivo su Semana Santa y, en su folclore, el baile del fandango y las sevillanas pardas, interpretadas por jóvenes ataviadas con el traje tradicional de serrana.
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