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GUERRITA |
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(córdoba, 1862-1941).
Matador de toros, de nombre Rafael Guerra
Bejarano. Su tía materna estaba casada con el también matador cordobés
José Rodríguez "Pepete", que curiosamente fallece en Madrid, en las astas
del toro de Miura Jocinero, el mismo año del nacimiento de Rafael. De ese
modo, su familia siente especial animadversión hacia la Fiesta, si bien
el padre del futuro matador trabaja como portero en el matadero local.
Allí es donde, acompañado de su inseparable amigo Rafael Rodríguez
"Mojino", hijo del banderillero Caniqui, da sus primeros lances siempre a
espaldas de sus progenitores. Cuando éstos conocen las correrías del
joven Guerra, deciden enviarlo a un colegio de Archidona para preparar el
ingreso en una academia militar. Todo resulta en vano, Rafael vuelve al
matadero y termina por convencer a su padre de sus habilidades para el
toreo.
La primera comparecencia en un ruedo de Guerrita
tiene lugar el 5 de marzo de 1878 en Loja (Granada), formando parte de
una cuadrilla de niños cordobeses organizada por Caniqui. Posteriormente,
ya en la cuadrilla del novillero Manuel Díaz Lavi, llega a torear en la
plaza de los Campos Elíseos. En 1882 comienza a anunciarse como
Llaverito, forma con Bocanegra y, finalmente, con Rafael Gómez "El
Gallo". A las órdenes del sevillano, y a peticióndel público cordobés, mata su primer toro, uno de
Lafita, el 2 de junio de 1884. Cuando El Gallo establece competencia con
Lagartijo, Guerrita decide marcharse a la cuadrilla del segundo. Su fama
como banderillero y el reconocimiento de los públicos le facilitan el
salto al escalafón de matadores. Toma la alternativa en Madrid, el 29 de
septiembre de 1887, en el festejo que sirve para homenajear a Lagartijo,
su último maestro. Aquella tarde, en el coso de la carretera de Aragón,
se las ve con el toro Arrecío, de la divisa de Gallardo. Desde ese
momento, y después de seguir en el ruedo tras una aparatosa cogida, la
afición de la capital le proclama su torero predilecto, la misma que, con
los años, le iba a volver lastimosamente la espalda. El 15 de abril del
siguiente año se mide a El Espartero en Sevilla, le supera en su
actuación y provoca auténticas alteraciones del orden público en los
tendidos. Su divorcio con la afición madrileña parece gestarse a raíz de
la despedida de Frascuelo de esa misma plaza, el 12 de mayo de 1890.
Guerrita se brinda, por amistad, a banderillear a los toros de su
veterano compañero y ese gesto es mal interpretado por el público
madrileño. A partir de ese momento, la animadversión hacia el torero de
Córdoba empieza a generalizarse y el público ve con mejores ojos a su
gran rival de entonces, Lagartijo.
Lejos de afligirse, la temporada de 1894 resulta la
más grandiosa de Guerra: torea 80 festejos, mata 224 toros y, además de
cosechar nuevos éxitos en Madrid, inaugura la plaza de Jerez de la
Frontera. Un año más tarde, en plena efervescencia guerrista, se marca un
espectacular logro: matar tres corridas de toros en un mismo día. En
efecto, el día 19 de mayo abre plaza en San Fernando, ante toros de
Saltillo, a las siete de la mañana; a las 11 hace lo propio en Jerez, con
toros de Cámara; y a las cinco y media remata la histórica jornada en la
Maestranza de Sevilla, con un encierro de Murube. Con todo, agravado por
el carácter agrio del torero, la antipatía de los cronistas y la dureza
extrema de la afición, acontece un definitivo punto de giro en su
carrera. El 11 de junio de 1899 recibe una tan monumental como injusta
bronca del público de Madrid; es entonces cuando se confiesa a su íntimo
amigo Pepe Bilbao: "No toreo más en Madrid ni para el beneficio de María
Santísima". El resto de actuaciones de Guerrita aquella temporada supone
un verdadero calvario, con lo que, después de actuar en Zaragoza, decide
poner fin a su impresionante carrera. Lo hace despidiéndose de los
hombres de su cuadrilla, con lágrimas en los ojos: "No me voy de los
toros: me echan". Rafael Guerra, uno de los toreros más completos, largos
y poderosos de la historia de la tauromaquia, desarrolla los tres tercios
de la lidia con una pasmosa facilidad y, además, maneja el estoque de
manera fulminante. De hecho, jamás recibe los tres avisos. Fallece,
holgadamente establecido en su ciudad natal, respetado y considerado como
uno de los grandes maestros del toreo, el 21 de febrero de 1941, con 78
años.||~
(sanlúcar la mayor, sevilla, 1945).
Matador de toros, de nombre Antonio Martín
Rodríguez. Después de la alternativa, celebrada en Játiva (Valencia) el
16 de abril de 1972, con toros de Miguel Zaballos y con Julián García y
Antonio Rojas en el cartel, torea en contadas ocasiones. Abandona la
profesión, pero no pierde contacto con el mundo taurino, como empresario
y apoderado de la ganadería de Nazario Ibáñez.
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