(GR).Cabecera de la comarca del Poniente de Granada, a 53 km. de la capital y 485 m. sobre el nivel del mar, cuenta con un término municipal de 446 km 2 y 20.888 h.
Situación y emplazamiento. El río Genil, el afluente de mayor longitud del Guadalquivir, nace en Sierra Nevada "aportando un considerable caudal invernal que se prolonga en primavera por la fusión de las nieves", fertiliza la Vega de Granada, siguiendo por la Depresión Intrabética para introducirse en el Subbético entre las sierras de Loja y Priego, dando lugar al pantano de Iznájar, el más grande de Andalucía. Sale a la Campiña, beneficiando importantes regadíos, para desembocar en el Guadalquivir cerca de Palma del Río. Es así una importante arteria fluvial, que origina buenas vegas y ve nacer y desarrollarse en sus orillas pueblos y ciudades como Granada, Fuente Vaqueros, Loja, Puente Genil o Écija.
Y precisamente Loja se haya en una posición intermedia, "a una jornada de Granada", que se decía en otros tiempos, y el doble de distancia de Puente Genil; es decir, con espacio suficiente para ejercer de cabecera en un área comarcal. Pero lo importante es la disponibilidad de agua para el asentamiento urbano y los regadíos. Y no sólo del río, también de manantiales y fuentes de surgencias cársticas. Además la posición estratégica entre la Depresión y el Subbético, concretamente entre los montes Hacho y de Loja, le proporciona un emplazamiento en una de las vías transversales más importante y antigua del territorio andaluz, hoy autovía 92, aparte de su valor defensivo en otras épocas; el ejército castellano la consideraba "puerta y llave del reino granadino".
La Historia. Medina Loxa. Y es precisamente en la época andalusí cuando Loja adquiere cierta dimensión, aunque existen noticias anteriores, prescindiendo de los mitos, tan frecuentes en otros lugares, de la fundación de Túbal, nieto de Noé. Al parecer ya hubo un núcleo "tal vez Alfeia" que comercia con los fenicios hacia el VIII a.C., y pertenece al convento jurídico de Écija en la Bética romana, quizás con el nombre de Tricolia.
Durante el Califato de Córdoba, Loja está en la cora o provincia de Elvira y a mediados del XI en la taifa granadina de los Banu Zirí, en el reino almohade de Granada en el XIII y es una importante ciudad y plaza fuerte como defensa de la Vega, en el reino nazarí hasta finales del XV. Medina Loxa era una típica ciudad andalusí con alcazaba, murallas, puertas, mezquitas, zoco, callejas estrechas, retorcidas, callejones sin salida, plazuelas", de la que quedan aún bastantes huellas. Abulfeda, a principios del XIV, la situaba a una jornada de Granada entre huertos y jardines. Y el polígrafo lojeño Ibn al Jatib, nacido en 1313, decía de su ciudad que "tiene rostro risueño, un aspecto fascinador" y también "mujeres hermosas que curan los males del corazón". No fue Jatib el único lojeño ilustre de entonces; también los médicos Abú Muza, Al Tamigi y Alagiagi.
Loja hasta el siglo XVIII. Por su posición estratégica es apetecida y disputada y ya el rey Fernando III arrasa su fortaleza sin conquistarla, no cediendo hasta siglos después. Primero lo intenta Fernando el Católico en 1482, pero es derrotado en la cuesta del Socorro, y la toma definitivamente en 1486 "a pesar de la heroica defensa de Alí Alatar, suegro de Boabdil", dejando como gobernante a don Álvaro de Luna, nieto del famoso Condestable, así como a 40 miembros de su guardia, 80 caballeros y 720 labradores, que no bastan para realizar los trabajos y mantener la ciudad. Pues aunque no se sabe exactamente su población, sí hay noticias de que 5.000 musulmanes se van a Granada después de la capitulación; aunque parte de los autóctonos permanecen y otros regresan después, e incluso, según el historiador francés Lapeyre, aún a principios del XVII en Loja había una importante Morería.
Pero se conocen otras cosas antes de esas fechas. Así que en 1496 toma posesión de la alcaidía don Francisco de Bobadilla y que los cargos de regidores recaen en las principales familias y, como dice Madoz (1845), son "objeto de comercio entre particulares, que los compraban a sus antiguos poseedores, más para su utilidad y aprovechamiento particular, que para atender en su desempeño al procomunal". En 1508 el mismo rey católico, celoso de los éxitos militares y de la influencia política de don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, le concede el señorío de Loja, en una especie de destierro, viviendo allí hasta su muerte en 1515 y estableciendo rivalidad con la propia corte. En los siglos XVI y XVII se dan transformaciones urbanas y construcciones de edificios religiosos (iglesias, conventos) y civiles, como la restitución del puente sobre el Genil en 1521. Hay testimonios de algunos viajeros, como Antonio de Lalaing, acompañante de Felipe el Hermoso (1503), que la considera "una de las más fuertes villas de Granada". Y Peyron (1772) elogia sus alrededores fertilísimos y las montañas de pastos.
Loja en el XIX. En 1787 tenía 11.185 h. y en 1842, según Madoz, 14.957, lo que suponía bastante para la época, casi la cuarta parte del censo de la ciudad de Granada, que cuenta con 61.610 h. Había 2.108 casas, algunas hasta de cuatro y cinco pisos, un castillo o alcazaba, restos de murallas, 107 calles, dos plazas "Mayor y Nueva", varias plazuelas, dos paseos "Ángeles y Haza", tres parroquias "Encarnación, San Gabriel y Santa Catalina" y el convento de monjas de Santa Clara. Se destaca la abundancia de agua, fuentes "dentro de la ciudad la Alfaguara" y manantiales de Manzanil, Frontil y Fuente Santa "baños públicos para hombres y mujeres, destruidos por los franceses en 1810", además de "los vistosos paisajes de los Infiernos de Loja".
La base de la economía era la agricultura, tanto de secano como de regadío, en un término amplio, donde se localizaban 164 cortijos y 79 caseríos. Se produce cereal, leguminosas, aceite y vino, además de frutas y hortalizas. La seda, cáñamo y lino da lugar a fabricación textil para la ciudad y su comarca, y había también almazaras y molinos de harina, aunque se señala que la relativa cercanía al puerto de Málaga debe impulsar más la industria. Pero los caminos no son muy buenos, destacando el antiguo de Granada a Málaga y Sevilla, pero el de Priego "por donde había bastante tráfico de granos y aceite" era bastante malo. Había unas salinas ""de las mejores de Andalucía"" a una legua y media, con almacén para 40.000 fanegas, y abundante ganado, que se vendía sobre todo en la feria de agosto. Una clara cabecera comarcal agraria, con ciertos servicios y comercios "hasta 13 tiendas de paños, quincallas y "objetos de lujo"" e industria agroalimentaria.
Pero, como en gran parte de Andalucía, la propiedad de la tierra estaba muy concentrada en grandes terratenientes, con origen en la conquista castellana, y a veces absentistas que no revertían los beneficios aquí. Por eso había bastante descontento en el campo andaluz, dando lugar a revueltas; una de las cuales tiene lugar en Loja, al frente de un valiente notario, Rafael Pérez del Álamo, que en el verano de 1861, con un grupo de campesinos, tiene tomada la ciudad durante cinco días. Por entonces es presidente del Gobierno de Isabel II otro hijo de Loja, el general don Ramón María Narváez y Campos, primer duque de Valencia, que deja su impronta en el cambio urbano.
Historia reciente. Loja continúa siendo esa cabecera comarcal y agraria que hemos descrito para mediados del XIX, con un aumento continuo de población, alcanzando su máximo en 1950 (30.056 habitantes), lo que supone un crecimiento medio anual desde 1920 del 12 por mil, algo elevado para ser sólo natural. Sin embargo, Loja, como gran parte de Andalucía, pierde población por emigración, sobre todo al área metropolitana de Barcelona, bajando en 1981 a 20.007 h. Es decir, pierde una media anual en 30 años de 13 por mil, de forma que la evolución demográfica en ese período es realmente de -25 por mil al año, si contamos el incremento positivo anterior. Después Loja se estanca y en los últimos 25 años su población sobrepasa muy poco los 20.000, sin llegar ahora a los 21.000.
El plano. El plano de 1956 es el mismo que el de 1896 ( Atlas de Andalucía , 2000, Tomo 4, Junta de Andalucía, p. 103 ), a pesar del aumento de 10.000 habitantes, que da lugar más bien a remodelaciones internas. En cambio, posteriormente se experimenta una expansión, sobre todo en el sureste y en el norte "al otro lado del Genil", aunque como se ha señalado desde finales de los sesenta la población se estanca en torno a los 20.000 h.
Loja conserva un casco antiguo y edificios con pervivencias andalusíes en su trazado y hasta en el nombre de algunas calles (Moraima, Boabdil"), al que se añade un crecimiento posterior de tipo lineal, siguiendo el antiguo camino Granada-Sevilla (calle Real, de Antequera"), desplazado hoy al sur por la autovía 92. Es el eje del Genil, en cuya margen izquierda se halla el barrio de San Francisco "antiguo arrabal, desarrollado por el camino de Zagra y donde se instala a finales del XIX la estación del ferrocarril", prolongado hoy al este por la carretera de Priego y urbanizaciones como la Colina y la Esperanza.
Loja queda actualmente entre una especie de circunvalación, formada al norte por la avenida Pérez del Álamo, desbordada hacia el río al este (camino de los Molinillos) y oeste (camino Bajo), y la vía paralela y cercana a la A-92, superada también a ambos lados de las rotondas donde se unen las dos circunvalaciones; sobre todo por el este, San Antonio.
Monumentos y turismo. Lo más antiguo e importante es el conjunto de la Alcazaba, origen y baluarte de Medina Loxa o Lauxa, sobre un peñasco inaccesible por el sur y prolongado al poniente por la fortaleza de Jaufín. Según Al Jatib, se construye en el 893 y es reconstruida en 1233 tras el ataque y desmantelamiento de Fernando III. Quedan el aljibe, algunas murallas y torres (Homenaje, Almenas, Maestre, Agua, Basurto ) y sobre todo la Ochavada, de forma octogonal poco frecuente. Tiene una buena vista desde la Alfaguara, es habitable en el interior y ha tenido distintos usos, manteniendo hoy el reloj instalado en 1576 ("porque desde allí se oirá en la mayor parte de la ciudad").
La iglesia Mayor o de la Encarnación, edificada sobre una mezquita, tiene dos partes: una, restaurada, mudéjar (1491-1508), y otra levantada en los siglos XVII-XVIII tras un largo pleito entre el Concejo de Castilla y el Cabildo de Loja, con elementos barrocos y neoclásicos, según traza de Ventura Rodríguez. Destaca su torre, también octogonal. La iglesia de Santa Catalina, en el barrio Alto, procede de una ermita de principios del XVI, ampliada después con fachada clásica y esbelta torre, especie de minarete sobre el blanco caserío. La iglesia de San Gabriel es tenida por uno de los ejemplos más interesantes del Renacimiento andaluz, construida al parecer por Diego de Siloé.
Otros monumentos y obras son el puente del Genil, varias veces levantado sobre restos anteriores y reformado; la puerta de Jaufín; la fuente de los 25 caños; el caserón de los Alcaides Cristianos "construido en el XVII junto a la Alcazaba"; el pósito nuevo del siglo XVI; la iglesia del convento de Santa Clara (en el barrio de San Francisco, también del XVI, con artesonado mudéjar); la ermita de la Caridad, sobre un torreón árabe de la plaza Nueva; la fachada de las Casas Consistoriales, de finales del XV; el palacio de Narváez, del XIX; y el mausoleo al general lojeño, en el antiguo solar de los descalzos.
En los alrededores se encuentran la ermita de la Esperanza, la Fuente Santa, de aguas medicinales, los manantiales de Frontil, la Presa y Plines; Riofrío, abundante en truchas y con un puente de época califal; el conjunto megalítico de Sierra Martilla y los Infiernos de Loja, famosos desde antiguo. Se trata del encajamiento del Genil al nordeste de la ciudad, en materiales travertínicos "sedimentación de carbonatados en relación con surgencias cársticas de las sierras de Loja y Hacho", que quedan colgados, formando cascadas y rápidos y creando un microclima con fauna y flora especiales. Estos fuertes encajamientos quizás se deban a una elevación geotectónica que explicaría el "desbordamiento" de un antiguo río más corto, probablemente con destino en un lago, capturado por un afluente del Guadalquivir, donde existe más al oeste un significativo codo de captura entre el Subbético y la campiña.
Washington Irving recoge en los Cuentos de la Alhambra (1832) la descripción de una mesonera, entre romances de contrabandistas, bandoleros y moriscos: oscuras cavernas, donde las corrientes de agua y las cascadas infunden pavor con sus ruidos misteriosos y donde, según el vulgo, hay riquezas escondidas desde los tiempos en que los reyes moros guardaron en ellas sus tesoros.
La Semana Santa, plenamente andaluza, añade algunos elementos, como "el tío Puchi", encargado de recoger a los "armaos"; o los "incensiarios", nazarenos que cantan saetas y piden limosna por las calles. Son de interés la romería de San Marcos, donde se "ata al diablo", las fiestas patronales y, en gastronomía, el "cuchifrito" de choto y los roscos de Loja.
Población, economía y área de influencia. Loja sobrepasa los 30.000 h. a mediados del siglo XX "equivalente a la quinta parte de los efectivos de la capital", pero la fuerte emigración, que sufre toda Andalucía y especialmente la provincia de Granada, hace retroceder la población, que hoy es de 20.888 "9% del censo de la urbe nazarí". No es de extrañar que el crecimiento natural (diferencia natalidad-mortalidad) sea inferior (1.4 por mil) a la media autonómica (3), así como el porcentaje de extranjeros, aunque con tendencia al alza. Y también es resultado de esa evolución negativa una tasa de envejecimiento más alta (16.8 y 14.8 %, respectivamente, los mayores de 65), si bien los menores de 20 se sitúan dos puntos por encima. La tasa de paro es más elevada, la renta media inferior y tampoco son favorables otros indicadores.
La agricultura mantiene su importancia, estando cultivado casi la mitad del término (unas 20.000 ha) con buena parte de vega, donde hay cierta especialización en espárragos, y, en aumento, el olivar. Sin embargo, éste se extiende más por el secano, 13.400 ha, al que sigue de lejos el trigo, con 1.300. La industria, menos de 200 establecimientos, es principalmente la derivada de la agricultura, mientras la construcción se asemeja a la media autonómica. Pero la principal actividad son los servicios, como generalmente ocurre en las economías actuales, tanto en el empleo, como en la producción, destacando el comercio (casi 500 establecimientos), las comunicaciones (562 autorizaciones de transporte de mercancías en 2004 y 26 de viajeros) y el turismo (615 plazas hoteleras). Aunque lo más importante son los servicios públicos: además de enseñanza primaria, tres de secundaria, un centro de salud y ocho consultorios, más juzgados de primera instancia, por ser cabecera de partido judicial.
Todo ello compone una oferta propia de una ciudad media, atractiva para un cierto ámbito, cada vez menor por el acortamiento del tiempo de desplazamiento a Granada, si bien la entrada a la ciudad no es fluida en determinadas horas. Con todo, el mapa de área de influencia (Cano y Grupo de investigación Estudios Andaluces, 2000) se extiende por el propio término, Zagra "hasta no hace mucho anejo", Huétor Tájar, Salar, Cacín, Arenas, Santa Cruz y Alhama. Pero la comarca del Poniente granadino comprende en realidad las tradicionales de Loja, Alhama y los Montes occidentales (Íllora y Montefrío). [ Gabriel Cano ].
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