(Del francés hôtel ). Establecimiento dedicado a alojar viajeros y huéspedes, a cambio de un pago. La calidad de sus servicios se suele medir mediante criterios como el número de estrellas (de una a cinco). Ofrecen más comodidades que las pensiones, y suelen ser también de mayor número de habitaciones, aunque en los últimos años proliferan los pequeños hoteles, con número reducido de plazas, pero ubicados en palacios, cortijos o lugares singulares. El hotel es un fruto del siglo XIX, y sobre todo del XX y va paralelo a la aparición y auge del turismo de masas, que demanda instituciones que lo acojan pero que ofrezcan más comodidades que las viejas posadas o ventas. En Andalucía, a finales del XIX las ciudades más turísticas y algunas localidades balnearias, como Marmolejo, se dotan de hoteles, pero son las décadas iniciales del siglo XX cuando se construyen ya grandes hoteles en muchas ciudades, ofrecen buenos emplazamientos, una arquitectura vistosa y buenos servicios, como el Alhambra Palace, en Granada, el Alfonso XIII y el Cristina, en Sevilla "nacidos al calor de la Exposición Iberoamericana de 1929", el Miramar, en Málaga, el Reina Victoria, en Ronda, el Francia-París en Cádiz, o el Reina Cristina en Algeciras, que pasan a desempeñar un papel social o incluso cultural y se convierten en muchos casos en instituciones relevantes en sus ciudades. Asoma también a partir de 1930, con el de Úbeda, la red de paradores del Estado.
Tras el estancamiento de la posguerra, en los años sesenta la expansión de la Costa del Sol primero, y luego del resto de los litorales andaluces, favorece una inusitada proliferación hotelera, a partir de pioneros con el hotel Pez Espada en Torremolinos. También comienzan a renovarse los hoteles urbanos, y llegan las cadenas hoteleras de ámbito estatal, como Meliá. En esos años se acomete una primera renovación y ampliación de la planta hotelera andaluza, desaparecen viejos hoteles desfasados, o cambian de dedicación sus edificios, y asoman muchos hoteles nuevos, como los lujosos hoteles marbellíes "Puente Romano, Los Monteros" o grandes hoteles en ciudades como Granada "Luz Granada", Jaén "Condestable Iranzo" o Málaga "Málaga Palacio". Y crece la red de paradores. La Transición y los primeros años de la democracia representan un periodo de cierto estancamiento y algunas redes hoteleras, como la de la Costa del Sol, acusan cierto envejecimiento. Sin embargo, primero al calor de la Exposición Universal de 1992 en Sevilla y sobre todo gracias a la sostenida expansión turística de los años noventa, desde aproximadamente 1995, Andalucía conoce una fortísima expansión hotelera, que ha transformado el panorama hotelero de ciudades como Málaga, Córdoba, Granada, Sevilla o Jerez. Emergen al mismo tiempo los hoteles rurales y prolifera el pequeño hotel, de ambiente familiar. Ciudades como Úbeda, Baeza, Carmona, Ronda, Lucena o Antequera ven enriquecer de forma notable su red hotelera, y litorales menos solicitados hasta entonces, como los de la Costa de la Luz, en Huelva y Cádiz, asisten ahora un frenético proceso constructor. Se configuran diversas cadenas de hoteles de propiedad andaluza, como Hoteles Playa u Hoteles El Fuerte, sin que falten presencias internacionales ni de nuevas cadenas de ámbito estatal: AC, Barceló... ( -> véase Turismo ) [ Antonio Checa Godoy ].
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