(MA). Ciudad situada a 723 m. sobre el nivel del mar y a 122 km. de Málaga, en un municipio de 481 km 2 y con una población de 35.836 h. en 2006
Situación y emplazamiento. Ronda se encuentra en una cuenca sedimentaria intramontana en el denominado Surco intrabético, dentro de las cadenas béticas formadas en los plegamientos alpinos, con posterioridad a los cuales la erosión de las sierras deposita materiales en el surco durante el Mioceno. Así tiene lugar el relleno, formando concretamente en esta zona la cuenca rondeña (de unos 20 por 25 km. con predominio de margas y conglomerados), surcada por ríos que se encajan en los materiales relativamente blandos, especialmente el Guadalevín (?río hondo? en árabe), que corta un profundo tajo. Así aparecen tres grandes elementos y paisajes con varias ofertas territoriales. La Serranía, agreste, alcanza en torno a los 1.000 m. (al este la Sierra de las Nieves alcanza casi 2.000 m.), depósito hídrico (cabecera del Guadiaro), de abundante vegetación, con el emblemático pinsapo, y lugar de defensa y refugio. La situación en el referido surco la convierte en encrucijada; de manera que Ronda centra caminos antiguos, en la actualidad carreteras hacia Algeciras, Sevilla, Granada y Málaga.
En segundo lugar, de la cuenca sedimentaria, apta para la agricultura, Ronda recoge un amplio espacio en sus casi 500 km 2 de término, del que hoy se cultivan unas 15.000 ha. En tercer lugar, destaca la localización concreta de la antigua ciudad islámica aprovechando el hondo Tajo y la posición defensiva, que refuerza el cordón serrano. De forma que la agricultura, la encrucijada y la defensa son tres buenas ofertas explicativas de su origen y su historia.
De manera más poética que los enfoques de aprovechamientos territoriales, el escritor checo Rainer María Rilke resaltaba en 1912 ?el incomparable fenómeno de esta ciudad, asentada sobre la mole de dos rocas cortadas a pico y separadas por el tajo estrecho y profundo del río [?]. El espectáculo de esta ciudad es indescriptible y, a su alrededor, un espacioso valle con parcelas de cultivo, encinas y olivares. Y allá en el fondo, como si hubiera recobrado todas sus fuerzas, se alza de nuevo la pura montaña, sierra tras sierra, hasta formar la más espléndida lejanía?. O la impresión de Juan Goytisolo: ?Avistamos Ronda. Estaba enriscada en la sierra, como una prolongación natural del paisaje y, a la luz del sol, me pareció la ciudad más hermosa el mundo?. O Juan Ramón Jiménez: ?Ronda alta y honda, rotunda, profunda, redonda y alta?.
La Ronda andalusí. En el término municipal, y en el mismo casco antiguo, existen yacimientos paleolíticos (como la no muy distante cueva de la Pileta con arte rupestre) y posteriores (dolmen del Chopo). Existen pruebas de dos asentamientos prerromanos: Acinipo (Ronda la Vieja), de cierta importancia en la Bética, como lo demuestran varios hallazgos ?el teatro, sobre todo?; y Arunda, poblado de tribus bastetanas, en torno a una torre vigía en la plataforma sobre el Tajo, ampliado por fenicios y griegos, comerciantes que buscan la riqueza agraria, ganadera y minera de la comarca. Por su extraordinario carácter defensivo, Ronda es sede militar de Escipión, que edifica el castillo de Laurus, refiriéndose a ella Plinio como Arunda Laus, aunque la resistencia autóctona es muy grande, y tradicionalmente se localiza cerca de este lugar la batalla de Munda entre César y Pompeyo.
Como toda la Bética, la plaza se islamiza a partir del año 711, y pronto será capital de la cora o provincia califal de Tacoronna (nombre que lleva en su final el germen del actual), que abarcaría la Sierra, Ateba y Canit (Cañete), existiendo dudas sobre Grazalema y Olvera, así como el llamado País de Magila al sur de Sierra Bermeja. Disuelto el Califato de Córdoba, la cora se mantiene, prácticamente con los mismos límites, como taifa independiente de los Banu Ifrán, pero es incorporada a mediados del XI al extenso reino sevillano de los Abbasíes. En el XIII pertenece al reino almohade y, luego, al estado nazarí granadino, del que forma un bastión avanzado cerca de la frontera con las tierras andaluzas conquistadas por Castilla.
Ese carácter defensivo es una constante histórica de Ronda por su situación; y en el largo período andalusí ya se manifiesta alguna vez, como la rebelión en el 766 de el Meknesi, que se hace fuerte contra el Emirato durante siete años en la Serranía (con más presencia bereber que árabe). Pero la más conocida es la de Omar Ben Hafsum, natural de la comarca, que se enfrenta al califa a mediados del IX. Se trata de un descendiente de población bética, quizás de la minoría goda, que, como su nombre demuestra, había adquirido la cultura árabe, como en general todos los de la antigua Bética, y, como hacen algunos (los muladíes), mantiene la religión cristiana. Abderrahmán III pacifica la situación y Hafsun muere en el 917, ya anciano en Bobastro, cerca de Comares.
La misma posición estratégica explica las pérdidas y recuperaciones de Ronda en el XIV, cuando, según escribe el lojeño Ibn al-Jatib, la ciudad ?tenía los flecos de su túnica cogidos por los enemigos?. En 1430 son rechazadas las tropas de Álvarez de Toledo y un año después los rondíes recuperan la ciudad al Maestre de Calatrava. Pero, al final, es conquistada con mucho esfuerzo por los Reyes Católicos en 1485, estableciéndose unas capitulaciones, por las cuales gran parte de la población autóctona permanece, si bien los avatares posteriores (obligación de bautismo en 1501, rebelión de las Alpujarras en 1568) merman a los andalusíes. No obstante, aún a principios del XVII pervivía en Ronda una importante morería, según el historiador francés Lapeyre; y, acabadas las expulsiones supuestamente totales, se sabe que en Andalucía quedan muchos moriscos.
Además de la función defensiva, Ronda se beneficia de la ruta Algeciras-Granada y de amplias tierras para el cultivo, con huertos en los alrededores. Llega a ser una medina importante con murallas, puertas, torres, mezquitas, zoco, baños, palacios y un callejero intrincado de vías retorcidas, pequeñas plazuelas, callejones sin salida, etc. Parte de todo eso pervive hasta ahora; y no sólo en lo material, sino en gastronomía, artesanía, costumbres, etc. La ciudad sería elogiada por numerosos viajeros y geógrafos musulmanes, como al-Idrisi, Abulfeda, al-Umari o Ibn al-Jatib.
Ronda da a luz ilustres personajes andalusíes, como el místico Abu Isac Ibraim; Ben Firnás, ministro de Abderramán II y precursor de Leonardo Da Vinci en experimentar ingenios voladores; el historiador Abu Abdalá; el biógrafo el Rondí, del siglo XII; el poeta Abul Baka, del siglo XIII; y el último alcalde de Ronda, Hamet al-Zegrí, que muere como esclavo en Carmona. Borges, nada amigo del mundo islámico (?espadas que desolaron el poniente?) viene a reconocer en Ronda la singularidad de al-Ándalus: ?Es aquí, en la delicada penumbra de la ceguera un cóncavo silencio de patios, un ocio de jazmín y un tenue rumor de agua, que conjuraba memorias de desiertos?.
Historia moderna y reciente. Sin duda, la conquista castellana supone un gran cambio político, social, cultural, etc., y también urbano, comenzando transformaciones en la medina y expansiones extramuros, además de templos y edificios. En 1550 nace en Ronda Vicente Espinel * , autor de la novela picaresca Vida y obra del escudero Marco de Obregón , introductor de una nueva forma estrófica, la ?espinela?, y músico que añade la sexta cuerda a la guitarra. En 1672 el viajero francés Jouvin escribía que Ronda es una roca ?desde donde se baja por cuatrocientos escalones tallados en la roca hasta el borde del río?, refiriéndose a la Mina, existente hoy en la Casa del Rey Moro. Los siglos XVII y, sobre todo, el XVIII son de cierto auge, reflejado en el desarrollo urbano (La Alameda) y en construcciones como el Puente Nuevo y la Maestranza.
La guerra contra Napoleón a principios del XIX repercute en la ciudad, ocupada entre 1810 y 1812, y en la Serranía, idónea, una vez más, para refugio, defensa y acciones de guerrillas. Después estas montañas son uno de los lugares más importantes del bandolerismo andaluz (junto con Sierra Morena y, especialmente, Despeñaperros), fruto en gran parte de la grave situación social, pero también de descontentos políticos (cuyo origen se halle quizás en los monfíes o moriscos huidos) y del contrabando ligado a Gibraltar.
Precisamente en Ronda se sitúa desde 1995 el único Museo del Bandolero, que tiene como objetivo ?la conservación y la difusión de esta parcela de la memoria histórica, como un legado cultural, aún latente en el pasado reciente de los pueblos de Andalucía?. En la presentación del museo se añade: ?Este corpus se ha convertido en leyendas interpretado por miradas que han oscilado, desde el contrabandista, al ladrón o el salteador de caminos hasta el mito del buen ladrón, el galán o el guerrillero, el hombre valiente por excelencia. Miradas que han proyectado, lecturas sombrías, novelas románticas, miradas de cine, galanes de moda, cuentos de ahora?. Allí se encuentran referencias a Diego Corrientes (Utrera, 1757), a los famosos del XIX (José María ?El Tempranillo?, Tragabuches, El Lero?) y de principios del XX (Mingolla, Pernales, El Vivillo, Flores Arrocha, Pasoslargos). El bandolerismo es uno de los elementos (junto con el exotismo oriental de monumentos y costumbres, el flamenco, las fiestas, etc.) más atractivos para viajeros y escritores extranjeros, como Ford, Borrow, Gautier, Doré y Merimée; o el checo Rilke que vivió en Ronda durante un tiempo y en el hotel Victoria conservan su habitación.
Existe una fuente importante para mediados del siglo XIX, que es el Diccionario de Madoz, cuando el municipio registraba 13.913 h. (en 1787 tenía 11.055) en tres barrios (Ciudad, Mercadillo y San Francisco), con una parte nueva y otra de callejero andalusí y ?varias casas con arcos y columnas del tiempo de los árabes?. Contaba con cuatro plazas (Socorro, en Mercadillo; la contigua al Puente Nuevo, Santa María, en el centro; y la de San Francisco) y otras tantas parroquias: la Mayor o de la Encarnación (?gran mezquita goda? a la que se añade un nuevo templo en los siglos XVI y XVII), Santa Cecilia, Espíritu Santo y Socorro. Se describen en el Diccionario varios edificios notables (cuartel, antiguas casas consistoriales, plaza de toros, casa del Rey Moro y restos de un gran castillo, ?el más inexpugnable que se hallaba en la antigua Bética?), paseos (la Alameda), fuentes, escuelas, alguna cátedra de Humanidades y tres hospitales.
La mayor parte del terreno era escabroso, con sierras ?que cercan la ciudad en forma de círculo?, pero en la parte norte se sitúa una amplia campiña con grandes cortijadas y ?buenas labranzas?, con frondosos olivares, viñas y 300 huertas, con hortalizas y frutas (?entre las que sobresalen los exquisitos peros de Ronda, conocidos y apreciados en todo el reino?). Calculaban producciones de 128.000 fanegas de granos (100.000 de trigo), 25.000 arrobas de aceite y 10.000 de vino. Tal y como ocurría en casi toda Andalucía, ?las artes e industria podían aumentarse y perfeccionarse si estuvieran abiertos los caminos de comunicación con la capitales de Andalucía?, aunque se exportaban cordobanes y botines. De nuevo, también, la constatación de comercio, profesiones y actividades propias de una cabecera comarcal, así como la celebración de una feria anual, ?conocida en todo el reino por la abundancia de toda clase de ganados que a ella concurren y por los buenos toros que se hacen traer de las vacadas más acreditadas?.
En 1876 el rondeño Francisco Giner de los Ríos, escritor, filósofo y pedagogo, funda, con otros profesores de la Institución Libre de Enseñanza, un intento de Universidad Libre Andaluza. En 1918, Blas Infante preside en Ronda la Asamblea de la Provincias Andaluzas, donde se aprueban lo que serían símbolos nacionalistas: bandera, escudo, himno y lema. En el censo de 1900 se superan los 20.000 h., que llegan a un máximo de 33.123 h. en 1930, no igualados hasta 1991. Tras la Guerra Civil hay un descenso (26.146 en 1940), seguido de recuperaciones (30.653 en 1950) y la emigración (29.480 en 1960), creciendo lentamente desde esa última fecha. Entonces la economía se basaba en la agricultura, ganadería, industria agroalimentaria (chacinas, quesos, aceite), comercio, principios del turismo y lo que genera la condición de centro comarcal con equipamientos educativos y sanitarios. En los últimos 15 años el incremento demográfico está en torno al cuatro por mil anual, aproximadamente el crecimiento vegetativo.
El plano urbano. La singularidad geográfica en la que se asienta la ciudad de Ronda, una meseta de 740 m. sobre el nivel del mar, determina históricamente su desarrollo urbano, de tal forma que el trazado de su plano presenta dos partes bien diferenciadas separadas por el conocido Tajo de Ronda, por el que discurre el río Guadalevín: al sur, y con forma alargada, se extiende la ciudad originaria o casco histórico; mientras que al norte-noreste, con una morfología más abierta, se expande el área de crecimiento y expansión de la misma.
En el centro histórico se pueden diferenciar, a su vez, dos partes. Por un lado, el núcleo central o la ciudad, un peñón aislado por las fuertes pendientes, que queda perfectamente delimitado al norte y este por los elementos físicos del Tajo de Ronda y su río, y por el Puente Viejo; mientras que por el sur y el este se hallan las murallas islámicas. Esta zona presenta una estructura urbana de trazado árabe formada por calles cortas e irregulares cuyo eje principal es la calle Armiñán junto a la Plaza Mayor. Aquí se concentran las principales iglesias, conventos, palacios y los restos del castillo, junto a otros edificios representativos como el Ayuntamiento, la cárcel o los juzgados ubicados en la plaza Duquesa de Parcent. La otra parte del casco histórico se extiende hacia el sur y corresponde al barrio que se articula en torno a la plaza Alameda de San Francisco (cuyo convento le da nombre), de la que parten de forma radial calles alargadas que son cortadas por otras transversales dibujando un trazado bastante regular.
Al otro lado del Tajo y el río Guadalevín, al norte, se identifican el área de expansión y crecimiento de la ciudad, que se desarrolla, sobre todo, desde mediados del siglo XX. En primer lugar, se encuentra el barrio del Padre Jesús, limitado al norte por las calles Virgen de los Dolores y Puya, al este por el barrio de las Peñas, y al suroeste por el Tajo, en el cual se hallan edificios históricos tales como el Puente Romano (en realidad es árabe) y el Puente Viejo. Por su parte, hacia el noroeste, destaca la zona situada entre el hotel Reina Victoria y la iglesia de la Merced (en la que se construye la barriada denominada Rilke y, más arriba, la Sagrada Familia) y el barrio del Mercadillo (existente ya a mediados del XIX), que, a raíz de la construcción del Puente Nuevo (a finales del siglo XVIII), y siguiendo los caminos de salida hacia Sevilla, Málaga y Setenil, se desarrolla a partir de la plaza de España con un trama urbana de trazado moderno: calles perpendiculares y manzanas regulares de gran tamaño. Sus límites son el ferrocarril al norte; el barrio del Padre Jesús al sur; la cornisa del Tajo al oeste; y la Ciudad Jardín el este. Como ejes principales del Mercadillo podemos señalar las calles Virgen de la Paz, de los Remedios o Sevilla en sentido norte-sur; o las de Lauria, Carrera Espinel o avenida de Andalucía, de este a oeste. Éstas se articulan en una serie de varios nodos, como las plazas de España, del Ahorro y de los Descalzos.
La llegada del ferrocarril en 1892 y la instalación de la estación en el llano del Calvario terminan por determinar la dirección del crecimiento hacia el noroeste, surgiendo, a mitad del siglo XX, ensanches modernos como el de la Ciudad Jardín o el barrio San Cristóbal (1948).
Monumentos y atractivo turístico. Ronda es sin duda una de las ciudades andaluzas con más riqueza monumental y fuerte atractivo turístico. El legado andalusí es impresionante, comenzando por el propio callejero del casco antiguo, al sur del Tajo, restos de la Alcazaba, murallas y puertas. De las cercas defensivas queda una parte (por el puente de Curtidurías al este) mal conservada y otra más amplia y mejorada recientemente, donde están la puerta de Almocábar (cementerio) al sur (principal acceso a la ciudad, con dos torres cilíndricas, arcos de herradura y tres cuerpos) y las denominadas ahora de las Imágenes y Arco del Cristo o Puerta de los Molinos. Por ésta se accedía a la antigua medina y debe su nombre a la existencia de 14 molinos en una sola acequia de agua que se toma al otro lado del puente del Tajo a partir de un azud o represa. Es un sistema de origen andalusí que está en uso hasta la primera mitad del siglo XX, aunque su estado de conservación es deficiente, al ser desmontados parcialmente para instalar la primera fábrica de luz en 1919.
El Palacio de Mondragón (con patios, arcos, atauriques y artesonados, aunque la fachada tiene elementos renacentistas y herrerianos) es residencia del rey Abomelic y del último alcalde rondí, Hamet Zegrí; el minarete de San Sebastián, con decoración cerámica, pertenece a una mezquita. Legado andalusí son también la casa del Gigante, vivienda del XIV, y los baños árabes, cerca del río, con tres salas (columnas, arcos, tragaluces de colores?) rodeadas de jardines y patios. Cerca del Puente Viejo está el de Curtidurías, el más antiguo (pero árabe, y no romano como a veces se dice) y perviven restos de la mezquita mayor (el mirhab, altar orientado a La Meca, bien decorado y parte del alminar) en el interior de la iglesia de Santa María.
En este templo hay un área gótica (estilo poco frecuente en Ronda, como en la iglesia del Espíritu Santo, edificada sobre una mezquita) y renacentista, con retablo barroco del Sagrario. El mudéjar se halla en el artesonado del Ayuntamiento (antiguo cuartel de Milicias) y del siglo XVI son las iglesias de la Merced, de la Paz y el convento Madre de Dios, que cuenta con un bello patio renacentista, estilo al que pertenece un interesante conjunto situado también al otro lado del Puente Viejo. Son la Iglesia de Jesús y fuente de los Ocho Caños, encontrándose cerca la posada de las Ánimas, donde se hospedq Cervantes en el siglo XVI. Del mismo estilo es el palacio del conde de Salvatierra, con influencias incaicas y una balconada de rejería rondeña; mientras la iglesia de Santa Cecilia es barroca del XVII. Del siglo XVIII son dos monumentos emblemáticos de Ronda: el Puente Nuevo (1751-1793, con 180 m. de profundidad hasta el Guadalevín), desde donde se divisa la ciudad, las casas colgantes y la Serranía, y la Plaza de Toros, de 1785, de graderíos cubiertos con arcadas y columnas. Del mismo siglo son la Casa del Rey Moro (por creerse durante algún tiempo residencia de Abomelic, que construye La Mina, o escaleras talladas en roca, a la que se accede desde esta vivienda), el citado Ayuntamiento, el Arco de Felipe V y, al lado, el Sillón del Moro.
En Ronda hay varios museos, además del dedicado al Bandolerismo: Municipal, de Caza, del Vino, Taurino, Interpretación del Puente Nuevo, el Museo Lara de Arte y Antigüedades y el del pintor rondeño Joaquín Peinado (1898-1975) en el Palacio de los Moctezuma (pertenecientes a los herederos del emperador inca). El flamenco tiene un fuerte arraigo y existe un cante denominado rondeña, especie de fandango antiguo parecido a otros andaluces (Huelva, Almería, Granada?), aunque también es muy conocido el polo (soleá de cuatro versos), creado por el rondeño Cristóbal Palmero. La ciudad y su comarca cuentan con notables cantaores (por ejemplo Anilla, tía de Carmen Amaya, elogiada por García Lorca en el festival de Cante Jondo de Granada en 1922), bailaores y guitarristas (Diego Amaya Flores, del Gastor), así como peñas, siendo muy conocida la de Tobalo, donde tienen lugar frecuentes tertulias. Las corridas de toros también tienen una larga historia, dada la antigüedad de su coso (1785) y la existencia de la escuela rondeña, que hunde sus raíces en el siglo XVIII con la dinastía de los Romero: Francisco, pionero en el toreo a pie con uso de la muletilla (1726); Pedro, nacido en 1754, relacionado con la nobleza y director de la escuela de Tauromaquia de Sevilla ya en el XIX. Y la más reciente de los Ordóñez (Cayetano, 1904-1961, inspirador de la novela de Hemingway, y su hijo Antonio, 1932-1998, amigo del cineasta Orson Welles).
Precisamente entre las fiestas destaca la feria de Pedro Romero, en septiembre (ambiente andaluz, casetas, enganches, festival de Cante Grande, corrida goyesca), aunque se celebran otras dos (la ganadera en mayo y de San Francisco en octubre); además de la Semana Santa, que, como en tantas ciudades andaluzas, cuenta con un marco urbano de gran belleza; y las patronales de Virgen de la Paz. La gastronomía tradicional recoge el medio (miel, quesos de cabra, aguardiente, aceite?) y la historia (dulces de ascendencia morisca, sobre todo los pestiños de almendra). El mismo origen se atribuye a parte de su artesanía (madera, forja, cerámica?). La riqueza natural, histórica y arqueológica de los alrededores constituyen otros atractivos turísticos, como los restos de Acinipo, ciudad romana a 20 km. del centro, la cueva de la Pileta, los no muy distantes parques naturales de las Nieves, Alcornocales y Grazalema y diversos itinerarios, incluidos pueblos de la Serranía de origen andalusí (Arriate, Benaoján, Montejaque, Jimena de Líbar?).
Economía y población de Ronda. Ronda, capital indiscutible de la comarca, sostiene su economía, desde hace varias décadas, en el sector servicios, y en particular en el turismo. Su situación geoestratégica y su potencial turístico, se presentan como ejes principales para el futuro desarrollo socioeconómico no sólo del municipio, sino también de toda la Serranía, e incluso la capacidad de atracción de la ciudad se extiende mucho más allá de ésta (sobre todo, en el oriente de la Sierra de Cádiz).
Ronda se dedica principalmente al turismo cultural y rural, siendo una de las ciudades más visitadas de Andalucía, sobre todo por un elevado número diario de visitantes extranjeros alojados en la Costa del Sol. La marca ?Ronda? está ligada a su gran patrimonio histórico, artístico, cultural y medioambiental, y nutre prácticamente a todas las actividades económicas del municipio. La monumentalidad de la ciudad (plaza de toros, Puerta de Almocabar, murallas del siglo XII, iglesias y edificaciones religiosas, baños árabes, puentes, árabe y romano, palacios, el Mirador del Tajo, museos, etc.), fiestas, artesanía y Parque Natural constituyen una oferta turística difícil de imitar y superar. El municipio vive del terciario que genera la actividad turística, principalmente pequeñas empresas dedicadas al comercio tradicional, restaurantes (62) y hoteles en el casco urbano y en el medio rural (un total de 38, que ofertan 1.530 plazas, a las que se le suman 184 en pensiones en 2005).
A ello se une algunas industrias, de carácter artesanal, agroalimentarias, forja de hierro, muebles y madera, especialmente las nobles como el nogal y el castaño, destacando la cooperativa Ciudad del Tajo. Recientemente se crea una empresa municipal del mueble rondeño, y se solicita la denominación de origen para este tipo de mueble. También los hay dedicados a la cerámica (tejares y alfares, artística), la albardonería, la talabartería (aparejos para animales de labores de campo), el esparto, la marroquinería y a trabajos en cuero. La agricultura aún mantiene cierto peso económico, cultivándose 15.000 ha (casi un tercio del término municipal), predominando el trigo (4.427 ha) y el olivar (4.182).
La especialización turística no permite que el nivel de bienestar de la población sea alto: la renta neta media declarada es de 13.403,65 euros (inferior a la media andaluza en el año 2003) y la tasa de paro es también elevada (2.367 parados en el año 2006). Por otra, en la actualidad, hay una gran presión urbanística que amenaza a uno de los recursos más importantes del municipio: los valores medioambientales y paisajísticos que proporciona el Parque Natural de Sierra de las Nieves, declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera, y otros complejos serranos de interés ambiental. La más reciente de las protestas es la que hace referencia al Proyecto Los Merinos de Ronda (800 chalés de lujo, dos hoteles y un campo de golf), y que en estos momentos (principios del 2007) está siendo estudiada su legalidad, por la Fiscalía de Medio Ambiente, por el impacto que puede causar sobre la zona protegida y en los acuíferos del lugar.
Porque Ronda se ha caracterizado por un desarrollo respetuoso con el medio ambiente, un crecimiento sostenible, que ha sabido conservar el equilibrio demográfico a lo largo de la historia. En 2006, la población total es de 35.836 habitantes, lo que supone una baja densidad, 74,5 h./km 2 . Y, aunque la estructura demográfica tiene tendencia al envejecimiento (23,65% de la población cuenta menos de 20 años, mientras que el 16,05% es mayor de 65), el municipio sigue creciendo, tanto por su saldo positivo natural como migratorio. La población extranjera residente ha aumentado en los últimos, y ya alcanza un 3% de la población, superando la colonia marroquí (14,33 %) a la británica, en fechas muy recientes. [ Gabriel Cano / Francisca Ruiz Rodríguez / Ángel Luis Lucendo Monedero ].
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