m. Estilo musical que surge en el sur de los Estados Unidos a finales del siglo XIX, hasta expandirse a lo largo del siglo XX a escala mundial. Se basa en un concepto de improvisación para el que la melodía tan sólo supone un pretexto para desarrollar diversas interpretaciones de la misma. El formato de los temas jazzísticos es, en la mayoría de las interpretaciones, el del blues y el de la canción popular, con melodías sincopadas. Con gran libertad interpretativa y un enorme espíritu de improvisación, el jazz es, habitualmente, interpretado por solistas o por grupos reducidos de músicos, en los que casi siempre está presente una sección rítmica "al menos, una batería, un contrabajo o bajo eléctrico y algún instrumento armónico, como el piano, el banjo o la guitarra".
El jazz empieza a ser interpretado por algunas orquestas y bandas andaluzas en los años cincuenta del siglo XX: es el caso de la jambá de Cádiz, llamada así como imposible versión fonética andaluza de las jazzband norteamericanas y europeas. Esa atracción andaluza hacia el jazz se manifiesta en los años setenta con la organización de los primeros festivales, del que pervive aún el de Granada, plenamente consolidado a principios del siglo XXI. La Big Band de dicha ciudad o formaciones como la del saxofonista gaditano Pedro Cortejosa, la Nueva Orleáns Jump Band en la Costa del Sol y La Banda de la María en Sevilla, dancuenta de distintas interpretaciones andaluzas del jazz.
Relación con el flamenco. Sin embargo, la principal unión del jazz con Andalucía tiene lugar a partir del flamenco. Hay quien habla de un cierto "deje español" en el jazz, el spanish tingle , desde que Jelly Roll Morton creara "Tía Juana", en 1924, que deja huella en las improvisaciones jazzísticas de músicos posteriores, como Charles Mingus ""Tijuana moods"", Charlie Haden ""The ballad of the fallen"", Hampton Haves ""Spanish steps"" o Paul Bley ""El Cordobés"". Brook Zern, ya en 1973, elucubraba sobre los paralelismos en el origen sociológico de ambas músicas, justo cuando Ron Blake se inspiraba en las películas españolas Tristana y Cría cuervos . En los discos grabados a partir de 1947, se percibe en el jazz un abierto coqueteo con el flamenco: "Los primeros en experimentar la mezcla de estas dos artes fueron, seguramente, Charlie Parker y Dizzy Gillespie; pero sin gran resultado", anota Germán Herrero, en su libro De Jerez a Nueva Orleáns , quien precisa el creciente interés posterior de Miles Davis por España, desde su "Blues for Pablo" hasta "Flamenco sketches", de su disco Kind of blue (1959), a partir de que escuchara el Concierto de Aranjuez y de que su esposa le empujara a asistir al espectáculo de una compañía flamenca. Ese mismo año graba Sketches of Spain , con arreglos de Gil Evans. Claro que, antes, Lionel Hampton ya había grabado Jazz flamenco con castañuelas, en tanto que en la actualidad resulta notoria la influencia de Pat Metheny sobre numerosos guitarristas flamencos.
Si Ben E. King es pionero a la hora de incorporar guitarras flamencas al jazz, Charles Mingus firma una saeta estupenda. Otros ejemplos son los de John Coltrane, que rinde tributo en Ole Coltrane (1961) o Chick Corea, que se interesa por el flamenco antes de conocer a Paco de Lucía, con temas como "Spain" o "Flamenco". La guitarra gitana del belga Django Reindhart supone un virtuosismo que influye en posteriores herederos, como Fernando Bellver o los barbateños Tito Alcedo y Nono García. Jim Hall graba en clave flamenca una versión del Concierto de Aranjuez y Joe Pass dedica a Paco de Lucía su Virtuoso 3 . Aunque Sabicas se aproximara al jazz, el guitarrista Carlos Montoya, sobrino de don Ramón, ya participa en la grabación de una jam-session , el 3 de noviembre de 1958, a la que Clemente describe como "un experimento", una guitarra flamenca a la que sigue una base de jazz en segundo plano.
El influjo de Paco de Lucía. Paco de Lucía es el primer guitarrista flamenco en adentrarse abiertamente en los vericuetos del jazz, presumiblemente espoleado por aquella primera y, en cierta forma, fallida incursión que protagoniza con Pedro Iturralde en 1967, en el festival de Berlín, una aventura que deja dos grabaciones, bajo el epígrafe de Flamenco jazz y en el que el hijo de la portuguesa comparece todavía con el nombre artístico de Paco de Algeciras: "Se trataba más de utilizar la guitarra flamenca como una estética dentro de un grupo de jazz que de una labor más conjunta", apuntaría al respecto, en 1991, Jorge Pardo, compañero posterior de Paco de Lucía. "Este experimento fue más un encuentro que una fusión", alerta el guitarrista alemán Gerhard Klingenstein, mientras que Olaf Hudtwalcker explica que el respertorio escogido se basaba en "temas neutros".
Iturralde mantendría durante años su interés por el flamenco, como demuestra su Flamenco studio , grabado en 1975 con la guitarra de Paco Cepero sobre temas compuestos por José Nieto, un espléndido músico al que se deben títulos como Flamenco-yaz y Freephonía . Cuando una década más tarde invitan a Paco a compartir escenario, entre 1981 y 1983, con John McLaughlin, Larry Coryell y Al Di Meola, no se sentiría cómodo, pues desconocía el esquema de la improvisación jazzística, que aprendería pronto. Posteriormente, el jazz es incorporado plenamente al flamenco, a partir de la creación de su propio grupo, que debuta en sociedad con Yo sólo quiero caminar (1981). Tras incorporarse al Elegant gipsy (1976), de Al Di Meola, con quien comparte el tema "Mediterranean sundance", cierra filas con Chick Corea, quien por su parte muestra un interés creciente por el jondo.
Desde el ámbito del jazz, Paco de Lucía trae al flamenco algo más que un nuevo sentido de la improvisación, inédito hasta ese momento: su estética escénica, desde el color oscuro de su indumentaria a la composición del sexteto o septeto según los casos, pasando por la incorporación del cajón peruano que Rubem Dantas adquiere por azar con 5.000 pesetas que Paco le presta y que ya no se apeará de la escena flamenca de los años siguientes. Desde entonces, nada será igual entre el jazz y el flamenco: recursos técnicos propios del blues se suman a la música de los hermanos Amador, Toti Soler, Niño de Pura, Tomatito o Vicente Amigo. Manolo Sanlúcar incorpora una big band a su disco Tauromagia (1988), mientras la guitarra potente y la voz discutible de Manzanita se hacen acompañar del contrabajo de Dave Thomas, en un viaje que termina reuniendo a Chano Domínguez con el jazz latino de Calle 54 o a los Ketama con Michel Camilo. [ Juan José Téllez ].
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