(granada, 1464-fez, marruecos, 1533). Abu Abd Allah Muhammad, último de los reyes de la dinastía nazarí * de Granada, donde gobierna con el nombre de Muhammad XI (1482-1492). Las crónicas castellanas lo denominan el Rey Chico y con ellas arranca la leyenda que desde antes de su muerte se va tejiendo en torno al personaje. El comienzo de su mandato se debe a un golpe de Estado, ayudado por los Abencerrajes * , contra su padre, el sultán Abu-l-Hasan Ali, conocido como Mulay Hasan * . El inicio del gobierno de los Reyes Católicos había supuesto para el reino nazarí un incremento de los ataques castellanos, con la consiguiente destrucción de recursos y el aumento consecuente de impuestos que era rechazado por los súbditos granadinos. La toma de Alhama en marzo de 1482 supone un aldabonazo, sobre todo al serle imposible al monarca granadino recuperarla. Este descontento se plasma en el derrocamiento en el mes de julio de Mulay Hasan, al día siguiente de una victoria suya en Loja ante los castellanos. El sultán destituido se marcha a Málaga con un hermano suyo, Muhammad b. Saad, conocido como El Zagal y que reinaría brevemente más tarde sobre Granada como Muhammad XII. De esta forma, el reino nazarí quedaba prácticamente dividido en dos. El enfrentamiento entre padre e hijo toma en la leyenda el de la lucha de la sultana Fátima, madre de Boabdil, con Soraya, la favorita de Mulay Hasan. O la de los Abencerrajes, diezmados por éste, y animados por Yusuf b. Kumaxa, el Abencomixa de los textos castellanos, contra Abu-l-Qasim Bannigax, canciller del sultán granadino. En la Axarquía malagueña Mulay Hasan y El Zagal logran detener ataques de Castilla. Sin embargo, ninguno de los dos bandos consigue romper el cerco establecido por la flota castellana, que dejaba a los nazaríes aislados de cualquier ayuda norteafricana.
Priosionero en Lucena. Boabdil, intentando ganar posiciones en el interior del reino con algún triunfo militar, se interna en territorio castellano, atacando Cabra y Montilla. Pero es vencido y hecho prisionero en Lucena en 1483, en el mismo episodio en el que muere su suegro, el famoso Aliatar de Loja * . Sus partidarios buscan de inmediato el pacto con los Reyes Católicos a fin de conseguir la liberación del monarca nazarí. Éstos ven la oportunidad de intervenir en las disensiones granadinas y, como señala alguna fuente árabe, terminar a través de ellas por hacerse con el reino. Mulay Hasan intenta rescatar al prisionero, a lo que se niegan sus captores. De este modo, Boabdil consigue su libertad a cambio de declararse vasallo de los reyes de Castilla, de entregar como rehén a su hijo y los de otros personajes de su corte, de pagar un tributo anual en numerario y cautivos, de facilitar el paso a las tropas que fueran a combatir a su padre y a su tío, de restringir el comercio entre los dos bandos y de presentarse ante la corte de Castilla cuando fuera convocado. Mientras tanto aceptaba también asentarse en Guadix como emir de la ciudad. El Zagal había vuelto a Granada. Las disensiones internas de los nazaríes son aprovechadas por los castellanos, que en 1485 entraban en Ronda, lo que trae aparejada la caída de la Serranía y de Marbella. Ese año Mulay Hasan es despuesto y enviado a Almuñécar, donde reside hasta su muerte. Sus partidarios proclamaban al Zagal como Muhammad XII, sultán de Granada. Los Reyes Católicos hacen volver a Boabdil a Granada. Éste, residiendo en el Albaicín, gobernaba sobre la capital granadina y las tierras de la frontera. El Zagal, con sede en la Alhambra, sobre Málaga, Almería y las Alpujarras.
La situación cambia poco. Entre marzo y mayo de 1486, la capital granadina es escenario de una guerra civil: desde lo alto de la Alcazaba se llegan a dirigir las catapultas contra el Albaicín. A finales de mayo el pendón castellano ondeaba en Loja. Boabdil acude a defenderla, pero cae de nuevo prisionero. Esta vez es liberado a cambio de abdicar como rey de Granada, asegurándosele que se le daría el ducado de Guadix si los cristianos ganaban la plaza en seis meses y comprometiéndose a combatir a su tío. Los habitantes de Loja podrían emigrar a África, a Granada o asentarse en tierras castellanas. En la capital del reino los partidarios de el Zagal y de Boabdil contribuyen con sus enfrentamientos a la debilidad del reino. En 1487 Málaga conoce la entrada de las tropas castellanas sin poder contar con la ayuda del ejército de Boabdil, ligado al pacto firmado con los Reyes Católicos en Córdoba. Antes se habían apoderado de Vélez-Málaga. Sus partidarios aprovechan, sin embargo, para expulsar al Zagal de la Alhambra. El expulsado fija su residencia en Guadix, dominando las Alpujarras, Baza y Almeria. Tras ataques por el flanco oriental del reino, se produce la conquista de Baza en 1489. Granada quedaba sin defensa posible. El Zagal opta entonces por entregar Guadix y Almería a los monarcas castellanos y emigrar al norte de África, vendiendo las posesiones que Castilla le había concedido en la Alpujarra y con la suma obtenida con su rendición. Los Reyes Católicos, que no lo necesitaban ya para enfrentarlo a su tío el Zagal, exigen entonces a Boabdil que cumpliera lo pactado tras la caída de Loja de 1486, pero él se niega. La publicidad del acuerdo firmado entonces entre los habitantes de Granada provoca levantamientos de la población.
Final de un reino. Los partidarios de Boabdil siguen resistiendo, no obstante, en Granada en condiciones cada vez más duras. Tras establecerse una avanzadilla castellana en la Vega el mes de abril de 1491, en agosto estaba fundado ya el campamento de Santa Fe desde el que se asediaba directamente la capital. No mucho después comienzan a tratarse las condiciones para la rendición. Los señores de Fez y de Tremecén, en el Magreb, hacía tiempo que habían negado su ayuda. Fernando el Católico incluso había permitido que el Concejo de Sevilla adquiriera trigo norteafricano. La embajada enviada a los mamelucos de El Cairo, buscando apoyo del Islam frente a un ataque cristiano, dan el mismo resultado. Desde agosto de 1491 los enfrentamientos militares son ya casi inexistentes, o bien se limitaban a los ataques de la caballería e infantería nazaríes mientras la artillería castellana bombardeaba las murallas de Granada. En las Capitulaciones * se intenta continuar con la costumbre de plazas anteriores y no provocar levantamientos finales en la capital granadina. Son firmadas finalmente el 25 de noviembre para hacer efectiva la entrega de la ciudad a finales de marzo del año siguiente. Pero, a exigencias castellanas, el 2 de enero del año siguiente Boabdil abandonaba la Alhambra y entrega las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos.
Una de las partes de la Capitulaciones de Granada fijaba un territorio en la Alpujarra, sin salida al mar pero con la promesa de entrega del puerto de Adra, una vez hubiera sido desfortificado, donde podría residir el sultán Boabdil y su séquito, asignándosele una suma de dinero y la exención perpetua de tributos. De este modo, reside brevemente en la Alpujarra. En octubre de 1493 sale desde Adra hacia el Magreb para ir a instalarse en Fez, donde muere. [ Rafael Valencia ].
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