Título de una célebre novela del autor francés Prosper Meriméé, publicada en 1845 en la Revue des deux mondes , sin que aclare en ese momento que se trata de una obra de ficción "una "nouvelle"", sino un relato de viajes a la manera de sus Cuatro cartas de España , publicadas entre 1831 y 1833, como fruto de su interés por este país. En realidad, el escritor recorre España en siete ocasiones, entre 1830 y 1864, ofreciendo numerosos testimonios de la vida y la geografía de la Península Ibérica, pero acuñando al mismo tiempo una serie de estereotipos que han consolidado un tópico propio del romanticismo, que gusta concebir a España como un confín exótico, donde aún perviven usos medievales y los peligros sin cuento. En dicho texto, Meriméé se presenta a sí mismo a la búsqueda del rastro romano de Andalucía, desde Monda, en Málaga, a Córdoba: "Encontrándome en Andalucía a comienzos del otoño de 1830, llevé a cabo una larga excursión para despejar las dudas que aún me quedaban". Viajando a caballo, acompañado por un guía, es cuando conoce la supuesta leyenda de Carmen y al mismísimo don José, un antiguo militar que sobrevive al salto como bandolero y a quien convierte en uno de los protagonistas del relato. Asesino por celos, enamorado de la gitana Carmen, ella es un trasunto de mitos anteriores, desde Lilith a Isolda, el reverso de don Juan y su perfil aproxima la liberación de la mujer mucho antes de que las sufragistas exigieran el voto femenino. De hecho, la sombra de Carmen alienta luego en otros textos literarios, desde La Venus de las pieles y La hiena de la Putza , de Leopold von Sacher Masoch, a La mujer y el pelele , de Pierre Loüys. Una gitana y un vasco protagonizan esta historia de amor y sangre en la Andalucía que describiría el inglés Richard Ford en sus manuales para viajeros y lectores en casa.
El autor . Prosper Meriméé (1803-1870) nace en París y cursa estudios de Derecho, trabaja como funcionario y se interesa por la Historia. Inspector general de monumentos, es amigo de la emperatriz Eugenia de Montijo, con cuya familia traba relación en sus viajes a España, y de su esposo, Napoleón III. Se dice que es la madre de la emperatriz quien le refiere a Meriméé los supuestos hechos verídicos sobre los que se asienta su más célebre relato. La aureola de realismo que intenta imprimirle con datos sobre topografía, costumbres y lenguas, se ve costreñida por un argumento maniqueo, cuya prosa abunda más en el apresuramiento que en la sutileza. En la segunda edición de la obra, en 1847, Meriméé agrega un cuarto capítulo que se centra en las tradiciones del pueblo gitano en España. Investigadores como Susan Boynton muestran su extrañeza por el hecho de que la protagonista sea capaz de hablar al mismo tiempo el español, el vasco y el romaní y pone el acento en el significado latino de Carmen , que, al margen de una advocación de la Virgen, hace alusión a una canción, un poema o un encanto mágico relacionado con la seducción. La figura del bandolero aparece igualmente mitificada, a partir de su propio conocimiento de dicho fenómeno: "El modelo del bandolero español, el prototipo del héroe de los caminos reales, el Robin Hood, el Roque Guinart de nuestro tiempo, es el famoso José María, apodado el Tempranito [sic] ( Le Matinal ). Es el hombre de quien más se habla desde Madrid a Sevilla y desde Sevilla a Málaga. Guapo, valiente, cortés, tanto como puede serlo un ladrón, así es José María. Si detiene una diligencia, da la mano a las señoras para que bajen y se preocupa de que estén cómodamente sentadas a la sombra, pues la mayor parte de sus hazañas se realizan de día. Nunca un juramento, nunca una palabra grosera; por el contrario, consideraciones casi respetuosas y una cortesía natural que nunca se desmiente. Quita una sortija de la mano de una mujer: "¡Ah, señora! "dice" una mano tan bella no necesita adornos". Y mientras desliza la sortija fuera del dedo, besa la mano de un modo capaz de hacer creer, según la expresión de una dama española, que el beso tenía para él más valor que la sortija. Ésta la cogía como por distracción; pero el beso, por el contrario, hacía que durase largo tiempo. Me han asegurado que siempre deja a los viandantes dinero suficiente para llegar a la ciudad más cercana, y que jamás ha negado a nadie permiso para quedarse con una joya de especial valor para el interesado por ser un recuerdo", escribe en 1832 en la Revue de París .
La novela y la ópera. Carmen aparece el mismo año que su autor ingresa en la Academia Francesa. La protagonista irrumpe en la acción de la novela en el segundo capítulo cuando vestida de negro se baña a orillas del Guadalquivir, con su cabello bajo un ramillete de jazmines que arrojan un aroma embriagador. Acepta un cigarro que le ofrece el narrador de la historia y un helado que le brinda. Al identificarse como gitana, le propone leerle la buenaventura y su interlocutor la toma por una hechicera, una hermosa esclava del diablo. Cinco años después de la muerte de Meriméé, en 1875, se estrena una ópera del mismo título, con música de Georges Bizet sobre un libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basado en la novela. Aquí, la protagonista aparece identificada como cigarrera y exhibiendo una sentimentalidad frívola como preámbulo a la habanera, cuya letra identifica al amor como "un pájaro rebelde que nadie puede enjaular" o un "hijo de gitano que no conoce ley alguna". El antagonista del brigadier don José, que interpreta un tenor, es el "toreador" [sic] Escamillo, personificado por un barítono. En este caso, la acción transcurre en España, cerca de Sevilla, hacia 1820, fecha que coincide con la del alzamiento liberal del general Riego, en Las Cabezas de San Juan. Se trata de una ópera popularísima, que merece numerosas versiones en los principales escenarios operísticos del mundo. A escala andaluza, destacan, sin embargo, la versión de José Tamayo, con libreto de Fernando Quiñones y de José Ramón Ripoll, que vierten el texto al español para una solitaria representación que tiene lugar en la plaza de toros de La Maestranza de Sevilla, en 1980. A la Compañía de Antonio Gades se debe otra interpretación del mito, que merece una traducción cinematográfica de Carlos Saura, en 1983, que llega a incorporar incluso un cameo de Paco de Lucía. Antonio Gala estrena una revista musical en 1988 con el título Carmen, Carmen . En 1998, el grupo La Cuadra de Sevilla se atreve, también en La Maestranza, a rejonear un toro durante una versión libre del mito, que intenta contextualizarse con los datos históricos. Finalmente, en 2004, Antonio Canales estrena otra propuesta titulada Carmen, Carmela . La presencia de Carmen , en la pantalla grande, también es frecuente, desde su primera versión de 1915, alas órdenes de Cecil B. de Mille, una pieza de cine mudo interpretada por Geraldine Farrar, Wallace Reid y Pedro De Córdoba. Le siguen Carmen (1918), de Ernst Lubitsch, con Pola Negri; otra versión de 1926, de Jacques Feyder, con Raquel Meller; la francesa de 1946, de Christian-Jaque, con Viviane Romance y Jean Marais. Los amores de Carmen (1948), de Charles Vidor, que vuelve a reunir al equipo artístico de Gilda , esto es, Rita Hayworth, Glenn Ford, Ron Randy y Luther Adler. Al año siguiente, Florián Rey dirige otra Carmen , con Imperio Argentina y Rafael Rivelles como pareja estelar protagonista. Una libre interpretación de esta historia sirve a Jean Renoir para dirigir a Anna Magnani en La carroza de oro (1952). Otto Preminger filma, dos años después, Carmen Jones , con la malograda actriz Dorothy Dandrige como protagonista, que vuelve a repetir un papel similar en Tamango , (1958) de John Berry, con Curd Jurgens. En 1967, su argumento se actualiza en la cinta Carmen, baby (1967), de Radley Metzger, en la que Carmen es una prostituta que seduce a un policía. En 2003, Vicente Aranda dirige su propia Carmen , con Paz Vega y el argentino Leonardo Sbaraglia, en los papeles principales. Laúltima de las adaptaciones, U-Carmen eKhayelitsha , del director Mark Dornford-May, recibe en la 55ª edición de la Berlinale, celebrada en 2005, el Oso de Oro. Se trata de una versión africana de este mito universal cantada en lengua xhosa. En televisión destaca Buscando a Carmen (1992), de Pilar Távora. [ Juan José Téllez ].
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