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MERCEDARIOS |
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Orden religiosa. Es fundada en 1218 en
Barcelona por San Pedro Nolasco con la colaboración del dominico San
Raimundo de Peñafort, del arzobispo de Barcelona Berenguer de Palou y del
rey Jaime I de Aragón. Nace como una orden militar compuesta de laicos y
de clérigos con la finalidad de redimir a los cristianos prisioneros en
manos de musulmanes. El papa Gregorio IX, desde Perusa, confirma
solemnemente la Orden de la Merced el 17 de enero de 1235. En 1317 una
asamblea de 259 frailes, entre laicos y clérigos, manifiesta su deseo
mayoritario de elegir un Superior General clérigo. Desde entonces la
Merced es canónicamente orden clerical. El fin específico de la Orden de
Santa María de la Merced es la visita y redención de los cautivos
cristianos. Una fuente importante de información sobre las actividades de
los mercedarios la constituyen las Constituciones de 1272, según las
cuales los miembros deben estar dispuestos a dar la propia vida en el
cumplimiento de su fin específico, postular limosnas y llevar una vida de
austeridad y ascetismo. En vida de San Pedro Nolasco, entre 1218 y 1248,
llevan a cabo 32 redenciones, con la liberación de un total de 5.272
cautivos, entregando heroicamente la vida seis mercedarios. Hasta el
siglo XIV son 35 las redenciones, 5.326 los cautivos liberados y siete
los mercedarios sacrificados. El primitivo carácter militar se va
perdiendo a lo largo del siglo XIV para asemejarse al resto de las
órdenes mendicantes. La época de expansión corresponde a los siglos XIII
al XV, con numerosas fundaciones en España, auspiciadas por las
reconquistas de los reinos de Castilla y Aragón. Hasta las vísperas de la
Revolución Francesa, la Orden de la Merced redime a 70.000 cautivos. Los
bienes que poseen son para la redención. En virtud de su cuarto voto,
cada mercedario profesa: ?quedar como rehén si fuera preciso, en lugar de
un cautivo, sobre todo si su fe peligraba?. Hoy sigue vigente este voto.
Con las supresiones monásticas de los siglos XVIII y XIX, la Orden
mercedaria desparece del territorio español. A partir de la restauración
los mercedarios se dedican a actividades misioneras, caritativas,
asistenciales y educativas. La Orden ha dado a la Iglesia y a la cultura
españolas hombres de relieve en el campo de la Teología, de la Filosofía,
del Derecho y de las Letras.
En Andalucía los mercedarios no se extienden tanto
como en otras regiones, en las que desde su fundación construyen
conventos con los fines de la redención de cautivos y el ejercicio de las
obras de misericordia. En la actualidad la presencia en Andalucía es
escasa. Tienen encomendadas algunas parroquias y atienden tareas del
culto en las casas de Sevilla, Cádiz, Jerez de la Frontera, Puerto de
Santa María y Marchena, junto a otros trabajos de carácter pastoral,
asistencial, espiritual y litúrgico.
Mercedarios descalzos.
A principios del siglo XVII, concretamente el 8 de
mayo de 1603, en la capilla de Nuestra Señora de los Remedios del
convento madrileño, cuatro frailes inician el camino de la reforma,
mudando el hábito por otro de tejido más vasto y cambiando sus zapatos
por unas sandalias, es decir, ?descalzándose?. El nacimiento de la
recolección mercedaria, que en 1622 logra su reconocimiento autónomo y se
denominará Orden de la Merced Descalza, es un camino de mayor profundidad
espiritual. El reformador es Fray Juan González de San Juan Bautista o
del Santísimo Sacramento, siendo el primer convento de los mercedarios
descalzos el de La Almoraima en 1603 (Castellar de la Frontera, Cádiz).
También la rama femenina tendrá su descalsez, con origen en Lora del Río
(1617).
Las dos ramas, Merced y Merced Descalza, viven la
época de declive y dispersión durante el último tercio del siglo XVIII y
hasta las postrimerías del siglo XIX por las conocidas reducción de
conventos y sucesivas desamortizaciones, primero durante el gobierno
francés y después en 1835.
La rama femenina.
Desde 1253 aparecen los primeros beaterios de
monjas mercedarias. Es el segundo sucesor de San Pedro Nolasco, Fray
Bernardo de San Román, quien implanta la Merced femenina, autorizando la
primera comunidad en Barcelona. El siglo XVI ve nacer los conventos
femeninos de clausura, primero en Guadalajara en 1509. El convento de
Nuestra Señora de la Asunción, fundado en 1567 en Sevilla, es el primero
en Andalucía. Las centurias posteriores, hasta la decimoctava, conocen la
extensión por tierras españolas y europeas, como Francia e Italia, y
desde 1493 por el Nuevo Mundo, donde la evangelización se acoge como un
camino más de liberación.
Si los pocos frailes mercedarios, tanto calzados
como descalzos, apenas sobreviven, su ideal redentor, en cambio, se verá
impulsado, pues se inserta en el origen de distintas congregaciones
religiosas femeninas: Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento,
fundadas en Marchena en 1940, y las Hermanas Mercedarias de la Caridad,
fundadas en Málaga en 1878. Los años finales del siglo XIX traen la
restauración de las dos ramas de la Orden de la Merced masculina,
recuperando algunos conventos antiguos, pocos, y fundando otros nuevos.
En España subsisten hasta 300 lugares mercedarios, inmunes a los avatares
de la historia, casi todos ellos alentados por los numerosos conventos
calzados y descalzos de las ramas masculina y femenina. Lejos de
finalizar su misión redentora, los mercedarios se encaminan hacia otros
rumbos, pero manteniendo la misma misión que sus antecesores: redimir a
la humanidad de la esclavitud, que hoy como ayer, existe, aunque bien es
cierto que revestida con distintos ropajes.
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