El origen de la esclavitud se remonta a tiempos prehistóricos una vez que, tras la revolución neolítica, el hombre se hace más sedentario y comienza a desarrollar la agricultura. Sin duda la denominada revolución agrícola tiene efectos en todos los aspectos de la vida, incluidos los sociales y, desde luego, mayores enfrentamientos por causa de la posesión de un determinado territorio. Las luchas por el dominio de dichos territorios traen como consecuencia pueblos vencedores y vencidos. La suerte de estos últimos es penosa: la muerte o quedar con vida como una posesión más del vencedor, que trata de obtener los mayores beneficios de su propiedad. Así surge la esclavitud como forma de sometimiento de un ser humano a otro. Los esclavos vienen a resolver numerosos problemas derivados de las nuevas formas de vida, ya que se convierten en una mano de obra barata, sobre todo para los trabajos que requieren una dureza especial, como pueden ser las tareas agrícolas más pesadas y con el paso del tiempo la minería. A las tareas laborales se hace necesario añadir que en las sociedades prehistóricas y en los albores de la historia los esclavos son también objetos religiosos utilizados en rituales donde se practican sacrificios a las divinidades. Por lo que respecta a las mujeres sometidas a esclavitud, son utilizadas para trabajos, como reproductoras o como objetos de placer de sus dueños.
En Andalucía. Durante la prehistoria y la protohistoria en las tierras de lo que hoy es Andalucía todos los datos apuntan a que la esclavitud es una práctica extendida. Las importantes explotaciones mineras son realizadas por masas de esclavos y también se les utiliza para los trabajos en las explotaciones agrícolas. Sabemos que cuando los romanos ocupan la Bética muchos esclavos engrosan las filas de las legiones para luchar contra quienes habían sidoanteriormente sus dueños. Incluso sabemos que en
Andalucía hay ciudad en las que todos sus habitantes son sometidos a esclavitud por otras ciudades, como ocurría con Torre Lacustina, lo que pone de manifiesto formas de esclavitud específicas para Andalucía. En la época en que florece la civilización tartésica, cuya base económica se cimienta en la minería, lo que da lugar a un activo comercio con pueblos procedentes del ámbito geográfico mediterráneo, y en menor medida en las actividades agrícolas, sólo es posible gracias a la actividad de ingentes masas de esclavos. Incluso la presencia de los denominados pueblos colonizadores "fenicios y griegos" es un acicate para la intensificación de la esclavitud, siendo uno de los objetivos de la actividad mercantil de estos pueblos de comerciantes.
Bajo la dominación romana la esclavitud en Andalucía alcanza niveles muy elevados, incrementando su volumen sobre las épocas anteriores. La importancia de la esclavitud en el mundo romano era tal que la división social de sus habitantes se hacía sobre la base de hombres libres o esclavos. De acuerdo con la legislación romana, el esclavo carece de capacidad jurídica, no es sujeto de derecho sino que se le considera como un objeto. Los dueños de los esclavos tienen sobre ellos derecho de total propiedad y pueden venderlos, matarlos o permitirles vivir. Sin embargo, con el paso del tiempo estas duras condiciones no dejan de evolucionar en beneficio de los esclavos, que llegan a poder realizar negocios, formar una familia y conseguir su propia manumisión. En la Bética muchos esclavos son administradores de fincas y acaban sus días como hombres libres. Las tareas fundamentales de los esclavos en tierras de la Bética se relacionan con las importantes explotaciones mineras de la zona, con las tareas agrícolas y con el paso del tiempo, conforme los núcleos de población ganan en importancia, crece el número de ellos dedicados a actividades urbanas. Durante la época de las guerras civiles, los pompeyanos manumiten numerosos esclavos para que engrosasen las filas de su ejército en lucha contra los partidarios de César, quienes son menos proclives a dicha práctica. La esclavitud también es la principal fuente de abastecimiento de hombres para servir como remeros en las flotas romanas, formadas por las famosas trirremes. Las condiciones de estos esclavos eran sumamente duras y la mayor parte de los desgraciados que son empleados en estas tareas tienen una vida muy corta.
Con la crisis del mundo romano, a partir del siglo III d. C., la esclavitud inicia un lento pero inexorable proceso de declive. La nueva situación política trae una nueva situación social y los esclavos van paulatinamente siendo sustituidos por colonos en las grandes explotaciones agrarias que configuran el latifundismo. Esta situación se modifica, sin embargo, con la llegada de los musulmanes. Con la presencia del Islam en Andalucía la esclavitud vuelve a recuperar protagonismo, como consecuencia de los elevados volúmenes de prisioneros que genera la lucha entre cristianos y musulmanes, así como el activo comercio de personas que se genera en África y en las actividades piráticas ejercidas en el Mediterráneo.
Sevilla. A finales de la Edad Media la guerra era la principal fuente para la obtención de esclavos y bajo el reinado de los Reyes Católicos hay una importante oferta procedente de los prisioneros de la guerra de Granada. Ello explica la resistencia que ofrecen muchas ciudades nazaritas, ya que sus defensores sabían la suerte que les espera una vez que son vencidos. La resistencia de Málaga es feroz y tras su conquista unos quince mil prisioneros son sometidos a esclavitud y distribuidos por distintas zonas de Andalucía. La operación significa para la Hacienda Real la bonita suma de 330.000 doblas obtenidas en diferentes subastas públicas en ciudades como Córdoba, Jerez, Écija o Sevilla. Esta última ciudad se convierte en la Baja Edad Media y en los comienzos de la Edad Moderna en el más importante mercado de esclavos existente en la Península Ibérica, junto con Lisboa. La mayor parte de los desgraciados sometidos a esta condición son musulmanes procedentes del reino de Granada o del norte de África. También hay negros traídos de dicho continente, aborígenes canarios. Es práctica común entre los mercaderes sevillanos el comercio con esclavos y entre ellos hay grupos especializados en este tráfico, que tienen agentes en diversos lugares para el desarrollo de su negocio. En este sentido, por ejemplo, los portugueses, como consecuencia de sus viajes por la costa africana, buscan el paso para las Indias y controlan el comercio de negros. Durante la Baja Edad Media y sobre todo con la llegada de la Edad Moderna se produce un importante cambio en las actividades a que están sometidos los esclavos. Cada vez son menos empleados en faenas agrícolas, a la vez que crece el número de los que se dedican a las tareas artesanales y domésticas.
El descubrimiento de América plantea una fuerte polémica en torno a la condición de los habitantes del Nuevo Mundo. Mientras que hay posiciones que defienden que según la vieja práctica, siendo territorios de conquista sus habitantes pueden ser sometidos a la esclavitud, se levantan voces contrarias a dicha práctica, como la del sevillano fray Bartolomé de las Casas, que defiende su evangelización, conversión al cristianismo y mantenimiento de su libertad.
Pese a que acaban por imponerse la doctrina de estos últimos, el hecho de que Sevilla acaparase el monopolio del comercio con las Indias hace que la capital andaluza se convirtiese en el más activo centro del comercio de esclavos de la época. Un comercio orientado hacia el otro lado del Atlántico. Este comercio alcanza su apogeo en la segunda mitad del siglo XVI y para finales de dicha centuria se calcula que en el arzobispado de Sevilla había más de 15.000 esclavos, lo que supone una cifra cercana al cuatro por ciento de la población total. En el censo de la ciudad de Sevilla de 1.565, se cuentan 6.327 esclavos para una población de 109.015 habitantes, lo que eleva el porcentaje de los primeros al seis por ciento. A estas alturas se había producido ya un notable cambio en cuanto a las actividades desempañadas por los esclavos. A las actividades artesanales se suman ahora las correspondientes al servicio doméstico, porteros o lacayos. Poco a poco van convirtiéndose en un artículo de ostentación y lujo que pocos pueden permitirse. La mayor concentración está en las ciudades más importantes donde había una nobleza poderosa o mercaderes adinerados. También son más abundantes en las zonas costeras, que es donde desembarcan su mercancía los traficantes, que en las poblaciones del interior. A mediados del siglo XVII en Cádiz había lano despreciable cifra de mil quinientos esclavos.
Como consecuencia de la sublevación de los moriscos de las Alpujarras y la posterior derrota de los sublevados, muchos de los rebeldes son sometidos a esclavitud, aunque no es ese el triste destino de todos los desterrados de tierras de Granada, cuyo numero se eleva a unas 80.000 personas.
La decadencia de la esclavitud se inicia a mediados del siglo XVII. Las causas son los problemas jurídicos que presentan los nacimientos de esclavos, la manumisión de los que se convierten al cristianismo, las levas que se realizan de ellos para remar en las galeras del Mediterráneo bajo el reinado de Felipe IV, que en la práctica supone para su dueño la pérdida del esclavo en un elevado porcentaje de casos; también contribuye a su reducción la independencia portuguesa. A comienzos del siglo XVIII la esclavitud es un fenómeno raro en Andalucía, aunque ni había desaparecido, ni tenía problemas de legalidad porque su prohibición no llega hasta muy avanzado el siglo XIX. [ José Calvo Poyato ].
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