RIOGORDO

El nombre parece provenir del actual río Cuevas (posterior Benamargosa tras fundirse con el río Vélez), que en tiempos antiguos recibe el nombre de río de las aguas gordas. El enclave actual proviene de un campamento militar utilizado por los Reyes Católicos para la conquista de Vélez-Málaga, siendo Francisco Hernández (año 1552) el primer alcaide del que se tienen noticias tras la cristianización. La invasión francesa es otro episodio destacado de la villa, y en ella sobresale la valiosa actuación de una partida de guerrilleros locales encabezados por el célebre cura de Riogordo. El casco urbano se encuentra dividido en dos barrios, el alto o del Cerrillo y el bajo o de La Plaza, y sus monumentos más importantes son la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, del siglo XVI, y la ermita de San Sebastián, que guarda en su interior interesantes obras de arte. Un elemento destacable de su arquitectura popular son las capillas-hornacinas que se sitúan sobre las puertas de algunas casas, en ciertas ocasiones procedentes del siglo XVI. En los alrededores destaca por su belleza el paraje del Tajo de Gómer, muy estimado para hacer senderismo; y en su economía (que tradicionalmente es de base agraria, con predominio del olivar, cereales y patatas) cobra fuerza el sector inmobiliario y de la construcción, tanto por los atractivos que tiene el pueblo, como lugar de vacaciones, como por su cercanía (apenas 39 km.) a la capital. Se conserva, no obstante, una artesanía del mimbre, el esparto, la albardonería y la forja. Presenta una renta media de 8.450 euros y los emigrantes más numerosos en el pueblo son los de nacionalidad británica. Celebra una fiesta de ganado entre los días 27 y 29 de mayo y es de gran originalidad su Semana Santa, en la que se hace una representación (El Paso) de la Pasión. Su gastronomía incluye exquisitos caracoles, el pimentón, el ajo blanco y variada repostería.