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ENCINAS REALES |
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| (CO). Municipio situado al sur de la provincia de
Córdoba, a 102 km. de la capital, casi en el límite con la provincia de
Málaga. Cuenta con 2.395 h. y ocupa una superficie de 34 km
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. El municipio actúa como puerta meridional de la
Comarca Subbética y canaliza la ruta de Córdoba hacia la Costa del Sol.
Se encuentran restos romanos en el paraje de Las Mersillas, y estas
tierras forman parte de la
cora
o provincia califal de Cabra. Y tras el
fraccionamiento del Califato en taifas, unas veces depende de Granada y
otras de Sevilla, quedando finalmente en el reino almohade de
Córdoba.
Se sabe que en el siglo XVII sus habitantes eran
agricultores dedicados a trabajar los campos de los duques de
Medinaceli. Las casas se levantan y constituyen como municipio con el
nombre de Encinas Ralas, debido al paisaje desarbolado que las rodea por
las continuas talas de encinas durante las guerras entre cristianos y
musulmanes. El adjetivo del topónimo varía con el tiempo hasta "reales",
y concede mayor importancia a la villa en la que, según la leyenda,
Isabel la Católica, yendo de viaje, descansa a la sombra de las grandes
encinas que allí había. El municipio recupera en la actualidad la vieja
tradición de colgar macetas en las fachadas de las casas que tanto
embellecen el casco urbano y distinguen al municipio como el elemento más
característico de su fisonomía.
En su término se encuentra la aldea de Vadofresno,
con interesantes vistas sobre el río Genil, cercano ya al embalse de
Iznájar. Su conjunto monumental ofrece al visitante una de las grandes
representaciones del barroco cordobés: la ermita de Jesús de las Penas,
patrón del municipio. Otro templo de gran majestuosidad es la iglesia
parroquial de la Expectación, de estilo neoclásico, construido a
instancias del duque de Medinaceli en 1814. Celebra fiestas a finales de
septiembre en honor de San Miguel. Platos típicos de su gastronomía son
los "bolitos al palomar" (masa rellena de carne), los "solomillos al gran
señor", las gachas de café, los pastelitos de gloria y un licor fabricado
artesanalmente con anís seso y café, el "arresolí".
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