Persona que trabaja a jornal. En Andalucía suele aplicarse el término a los trabajadores por cuenta ajena del mundo agrario. La estructura de la tierra, con dominio del latifundio en muchas provincias, favorece la presencia de un importante núcleo de población rural dependiente de la coyuntura agraria, buenas o malas cosechas, y dedicado con frecuencia al trabajo temporero. Geográficamente está presente sobre todo en el Valle del Guadalquivir, provincias de Jaén, Córdoba, Sevilla, Cádiz y algunas comarcas onubenses, más zonas de las provincias de Granada "como Los Montes" y norte de Málaga. Ya a finales del Antiguo Régimen, en el siglo XVIII, un 70% de los andaluces dedicados a la agricultura son jornaleros. La importancia del jornalero crece en Andalucía durante el siglo XIX, por culpa en especial del proceso de Desamortización, al pasar bienes comunales y de la Iglesia a manos privadas, favoreciendo no la redistribución sino la concentración de la propiedad de la tierra y la expansión además de cultivos de fuerte temporalidad, como el olivar. Esa situación genera una aspiración generalizada al reparto de fincas ""la tierra para quienes la trabajan"". Por ello y durante más de un siglo, los jornaleros protagonizan muchos episodios de la historia reciente de Andalucía, revueltas como la de Loja en 1861, o la toma de Jerez en 1892, además de la frustrada reforma agraria de la II República. Las principales reivindicaciones a principios del siglo XX son, junto al aumento de los salarios y la disminución de la jornada laboral, la abolición de los destajos y la contratación colectiva vía centros obreros, no de los patronos con cada trabajador para reducir la explotación, en tiempos en que los salarios rurales son, en Andalucía, apenas un 40% de los que se pagan en otros sectores. Las frecuentes oleadas de hambre y carestía en la comunidad afectarán sobre todo a este sector, que sin embargo sólo se decidirá a emigrar en la posguerra, a mediados del siglo XX, cuando las posibilidades de cambio social, del suspirado reparto de tierras, se hacen nulas.
En la posguerra, las condiciones de vida de los jornaleros andaluces empeoran aún más; a un trabajo escaso y altamente precarizado, se suma un agudo descenso de los jornales, casi un 40% entre 1940 y 1950. Aunque la intensa emigración entre 1950 y 1973 reduce considerablemente el número de esos jornaleros o trabajadores agrarios sin tierra y sin cualificación profesional, siguen siendo un sector importante en el campo andaluz en los años de la transición a la democracia, cuando protagonizan numerosas protestas y tomas simbólicas de fincas mal explotadas. Nace entonces el Sindicato de Obreros del Campo, SOC * . Durante ese periodo se inicia una legislación para atender los problemas que plantean, pero sobre todo al comienzo de la andadura autonómica se plantea una reforma agraria que tiene como aspecto más controvertido la posibilidad de expropiaciones de tierras sin uso agrario para pasar a los jornaleros. Sin embargo, el ingreso en la Comunidad Económica Europea y los profundos cambios que comienzan a registrarse en la agricultura andaluza y el crecimiento de otros sectores, van reduciendo paulatinamente el número de jornaleros, se produce un trasvase hacia el turismo o la construcción sobre todo. Mientras con subsidios como el PER * se busca compensar periodos sin trabajo. Ya en los años finales del siglo XX el jornalero andaluz comienza a ser sustituido por inmigrantes, mientras se reduce drásticamente la presencia andaluza en actividades temporeras como la vendimia francesa o, dentro de Andalucía, la recogida de la fresa. Aun así se puede estimar que al inicio del siglo XX se mantienen en Andalucía por encima de los 300.000 jornaleros, es decir, trabajadores del sector primario sin tierras, cifra que era prácticamente el triple durante la dura posguerra. [ Antonio Checa Godoy ].
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