Linaje nobiliario español, Grande de España desde la creación de este título por Carlos V. Su origen se remonta a la primera mitad del siglo XV, cuando en 1432 el rey Juan II de Castilla, abuelo de Isabel la Católica y mecenas del poeta Juan de Mena, otorga a Hernando Álvarez de Toledo la villa de Alba de Tormes (Salamanca), en compensación por su servicio a la Corona. Ya en la familia de este primer señor de la villa de Alba hay miembros distinguidos por la monarquía de Castilla desde la campaña de Toledo (arrebatada a al-Ándalus en 1085 por Alfonso VI). Fernando, hijo heredero de Hernando Álvarez de Toledo, consigue en 1439 una Real Cédula de Enrique IV por la que el Señorío de Alba se eleva a condado. El mismo rey castellano, a través de otra Real Cédula rubricada en 1472, otorgará al sucesor del primer conde de Alba, Garci Álvarez de Toledo, el título de duque de Alba por los servicios prestados como Capitán General de los ejércitos de Castilla.
De Castilla a España. Surge de esta manera el ducado de Alba, en los albores del Renacimiento y de la España imperial, veinte años antes del Descubrimiento de América, debido a la fidelidad y servicio que los Álvarez de Toledo han prestado a la corona de Castilla en sucesivas generaciones. Los primeros duques de Alba, especialmente el segundo y el tercero, están llamados a ser pieza clave en el tránsito de Castilla a España, entre el reinado de los Reyes Católicos y el de Felipe II. No obstante, Garci Álvarez de Toledo, primer de duque de Alba, marcará una de las pautas de la actividad político-militar más características de la casa ducal: la defensa y lealtad al partido o linaje que a su juicio mejor encarne la legitimidad, como cuando el II duque de Alba defiende los derechos de la Corona de Juana la Loca frente a la regencia de su padre Fernando de Aragón tras la muerte de la esposa de éste, Isabel la Católica.
Del matrimonio entre Garci Álvarez de Toledo y María Enríquez "tía abuela de Fernando el Católico" nace Fadrique Álvarez de Toledo, que heredará el título en 1488. El II duque de Alba participa destacadamente en las guerras de Granada, y, a pesar de apostar decididamente por los derechos de Juana la Loca al morir la reina Isabel, sirve a Fernando el Católico en la incorporación de Navarra a la Corona castellana. Fadrique Álvarez de Toledo se apodera de Pamplona (1512) en una campaña contra las tropas francesas de Luis XII en apenas 15 días. También guerrea en Italia y Flandes, pero la fama de guerrero implacable se la gana en los campos de batalla europeos su heredero, Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba. Cuando éste recibe el ducado de su abuelo "su padre muere en combate sin llegar a heredar el título", Fernando el Católico ya ha muerto, y, como su abuelo, es partidario del futuro emperador Carlos V frente a la oposición inicial de los nobles castellanos hacia el monarca extranjero .
El Gran Duque. Es en tiempo de Fernando Álvarez de Toledo, llamado el Gran Duque, cuando la Casa de Alba obtiene el título de linaje Grande de España, al crear Carlos V esta dignidad. El III duque de Alba se convierte en figura militar clave en la política imperial tanto de Carlos V como de Felipe II, y llega a ser acusado de actuar con cierto fanatismo y crueldad al mando de los tercios de Flandes, en su enfrentamiento con los rebeldes flamencos siendo gobernador de los Países Bajos. Su ejercicio militar comienza en la defensa de Fuenterrabía, asediada por los franceses. Participa en la batalla de Pavía (1525), en la que un ejército de Carlos V derrota a los franceses en esta ciudad italiana, y hace prisionero al rey Francisco I de Francia, que es encerrado en Madrid. Siendo virrey de Nápoles invade los territorios pontificios para exigir al Papa la ruptura de su alianza con Enrique II de Francia. Al final de su vida, el III duque de Alba interviene en la anexión de Portugal por Felipe II (1581), y fallece en Lisboa un año después.
Entronque andaluz. A través del segundo matrimonio del sexto duque "con Catalina Enríquez de Ribera * , V marquesa de Villanueva del Río", la Casa de Alba arraiga en Andalucía, al incorporarse entonces al patrimonio de los Alba el palacio sevillano de las Dueñas. En 1660 además se incorpora a los dominios de los Alba el ducado de Montoro. A partir de entonces destacados miembros de la casa ducal están vinculados a Andalucía, como María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, XIII duquesa de Alba (1762-1802), inmortalizada por el pintor Francisco de Goya * en sus Cuadernos de Sanlúcar ; y cinco generaciones después, a comienzos de este siglo, el palacio sevillano es la residencia de la XVIII octava duquesa de Alba.
Al morir en 1802 sin descendencia la XIII duquesa de Alba, hereda el título Carlos Fitz-James Stuart y Silva, VII duque de Berwick, emparentado con una hermana del abuelo de María Teresa de Silva y a su vez con el rey Jacobo II de Inglaterra. De la Casa de Berwick es herencia el palacio de Liria que los Alba tienen en Madrid. El XV duque de Alba se emparenta con el condado de Montijo a través de su matrimonio con la hermana mayor de Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia. Cayetana de Alba * , la primera duquesa de esta casa en el siglo XXI, hereda el título de su padre, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba. Los seis hijos de Cayetana de Alba ostentan asimismo títulos ducales; el primogénito, Carlos, posee el ducado de Huéscar, dignidad y título de los herederos de la Casa de Alba desde 1563.
Los Alba y las artes. El linaje de Alba dispensa a lo largo de la historia una atención importante al mundo de las letras y las artes, no menos que a la vida política española. Prueba de ello es el mecenazgo que los diversos miembros de la Casa de Alba ejercen sobre artistas "especialmente pintores", escritores e intelectuales. Cervantes tiene dedicatorias "al duque de Alba", y el quinto duque, Antonio Álvarez de Toledo, no sólo apoya a Lope de Vega sino que lo considera hombre de su confianza cuando el duque es encarcelado por Felipe II, quien se había opuesto a su matrimonio con Mencía de Mendoza y Enríquez. Hay constancia de que María Teresa de Alba, XIII duquesa de Alba, es una mecenas generosa, que protege a Francisco de Goya y llega a tener amores "al filo de la leyenda" con el pintor en su residencia de Doñana * . Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque, gran aficionado a la historia, desarrolla un importante mecenazgo sobre destacados intelectuales y artistas coetáneos suyos, como el pintor Zuloaga, el músico Manuel de Falla * o el arabista Emilio García Gómez * . Su hija Cayetana sigue sus mismos pasos, y es además gran aficionada al flamenco y los toros.
Patrimonio. Los títulos, dominios y patrimonios de la Casa de Alba, heredados a través de más de cinco siglos de distinciones, se han ido adaptando a los tiempos, y la gestión de este patrimonio se ha transformado con la inversión en bienes inmuebles y la creación de empresas para la administración y explotación de sus fincas, algunas de las cuales están repartidas por Andalucía, de manera que la Casa de Alba es una de las principales propietarias en tierras andaluzas. Es el primer marido de Cayetana de Alba, Luis Martínez de Irujo, quien actualiza decisivamente el sistema de gestión del patrimonio de los Alba con la adquisición de propiedades inmobiliarias. Su labor en la administración del ducado la continúa Jesús Aguirre * "segundo marido de Cayetana" al Frente de la Fundación Casa de Alba.[ Jesús Chacón ]
|