(CO). El municipio de Hornachuelos, situado a 185 m. sobre el nivel de mar y con cerca de 911 km2, es el más extenso de los términos municipales de la provincia de Córdoba, después del de la propia capital. La mayoría de su superficie municipal (el 54%) pertenece al Parque Natural del mismo nombre, aunque el núcleo urbano queda fuera de los límites del espacio protegido. De ahí que, desde el punto de vista del medio físico, Hornachuelos se caracteriza por tener un relieve formado generalmente por montañas suaves pero con paisajes abruptos en los que existen grandes extensiones de bosques mediterráneo de encinas, alcornoques y quejigos. Por su parte, la zona más septentrional del municipio, en el que se asienta su núcleo de población, pertenece al territorio de la vega del Guadalquivir.
El origen de Hornachuelos se remonta a los asentimientos prerromanos del Valle del Guadalquivir. En concreto, algunos historiadores quieren identificar el poblado Celti oppi-dum (en la ruta que unía Écija con Mérida) con la actual Hornachuelos. Mucho más evidente es su pasado musulmán con la presencia de tribus yemenís en Hornachuelos (Furnayulus en árabe) como la de los Murad, de los cuales procede el castillo de Murad, actual Moratalla. Estas tierras forman parte de la cora o provincia califal de Fash al Ballut y después a los reinos de taifa y almohade de Córdoba hasta que en 1240 Fernando III conquista Hornachuelos, que pasará a estar bajo la jurisdicción del concejo de Córdoba, para ser cedida luego (a pesar de la oposición capitalina) a la casa de Portocarrero y la de Aguilar durante los siglos XIV y XV, respectivamente, pasando de ser villa a señorío en la primera mitad del siglo XVII (1637).
En el siglo XVIII, Hornachuelos cuenta con 180 vecinos y dos comunidades de religiosos. Sin embargo, la gran transformación de ese municipio acontece en el XIX: por un lado, la ciudad se reestructura gracias a la desamortización eclesiástica (que afecta sobre todo al convento de Santa María de los Ángeles); por otro, aunque se realizan algunas repoblaciones dentro de su término, se consolida el predominio de la gran propiedad que va a caracterizar la economía municipal durante el siglo XX, basada fundamentalmente en la agricultura extensiva de regadío (maíz y frutales como la naranja) y, en menor medida, de secano (trigo y olivar). En los últimos años las iniciativas económicas ligadas a los recursos naturales, como el turismo rural, la extracción de corcho y las actividades cinegéticas, dinamizan la economía local gracias a la presencia del Parque Natural de Hornachuelos, complementando la renta de sus habitantes, muy dependiente de la agricultura y sustituyendo en importancia al pastoreo y la repoblación forestal tradicionalmente favorecidas por la abundancia de bosques y dehesas.
Además de los recursos naturales y paisajísticos, Hornachuelos cuenta con un rico patrimonio histórico-artístico. Destacan su castillo y la muralla de la época del Califato árabe; la iglesia de Santa María de las Flores, que data de principios del siglo XVI, en la que se pueden identificar rasgos góticos y renacentistas; la ermita del Salvador, del siglo XVIII, una pequeña iglesia de una sola nave coronada por una cúpula semiesférica sobre pechinas, o el puente árabe con cinco ojos y arco de herradura cercano a la presa del Bembézar. Y si se va a visitar Hornachuelos, puede escoger una de las siguientes fechas para disfrutar de alguna de sus fiestas más representativas: la feria (el 11 de julio), la romería de San Abundio (último domingo de abril), las fiestas de Nuestra Señora Reina de los Ángeles (del 2 de agosto), o su Semana Santa. En el término municipal de Hornachuelos se encuentran las instalaciones del único cementerio nuclear español: El Cabril * . Esta instalación levanta una gran polémica por el riesgo de contaminación radioactiva que supone, no sólo para el entorno natural en el que se encuentra. [ Ángel Luis Lucendo Monedero ].
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