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RICARDO, NIÑO |
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(sevilla, 1904-1974).
Guitarrista, de nombre Manuel Serrapí Sánchez. Es su
padre, Ricardo Serrapí Torres, a su vez guitarrista, así como Antonio
Moreno, un amigo de la familia, quienes le enseñan a tocar y le
introducen en el mundo del flamenco. De joven vende carbón, lo que le
vale el apodo inicial de Manolo El Carbonero. El célebre guitarrista
jerezano Javier Molina es quien le da la primera oportunidad al Niño
Ricardo, a sus 14 años, actuando en un tablao flamenco, donde conoce a
cantaores que más tarde acompañaría, tanto fuera como dentro de España.
Durante buena parte de su vida artística, figura en la compañía de
Juanito Valderrama. Graba con los mejores cantaores de la época, como la
Niña de los Peines, Pastora, Tomás, Pepe Pinto, Gloria, Vallejo, El
Carbonerillo, Mazaco, Antonio Chacón, Manuel Mairena (uno de los más
logrados), Fernanda y Bernarda, Caracol y Talega, aunque él sentía
predilección por Manuel Torre. A los 20 años comienza a grabar sus
propios discos de pizarra. Elabora un estilo totalmente nuevo que
revoluciona la guitarra, dejando tal huella que a su escuela se le llega
a denominar ?El Ricardismo?. Entre sus seguidores, figuran Enrique
de Melchor, Serranito, Ramón de Algeciras y el hermano de este último,
Paco de Lucía, quien llega a asegurar: ?Ricardo fue el maestro de nuestra
generación, de Sanlúcar, de Serranito, de todos nosotros. Era el
guitarrista que en esa época representaba el no va más, el Papa (...)
Todos los jóvenes nos mirábamos en él y tratábamos de aprender y de
copiarlo?. Moderno a su manera, sus dedos ya no estarán supeditados a la
lógica mecánica de las digitaciones, sino a la idea musical de la
falseta. Quizás porque este planteamiento introducía un nuevo desafío a
la técnica de guitarra flamenca de la época.
En 1945 sufre una intervención quirúrgica en la
garganta que le deja con una voz profunda y bronca, aunque esto no le
impide seguir con su carrera y se reconoce fácilmente en las grabaciones
en las que se le oye tararear con su toque. Crea mucho para grandes
cantaores de copla como Juanito Valderrama, con quien compone su mayor
éxito, ?El Emigrante? o ?El rey de la carretera? entre otros. O para
Antonio Molina, que compone y escribe ?La madrugá?. A decir de la
crítica, los brillantes arreglos de acordes con la mano izquierda y su
genio creativo hace de sus falsetas un sonido único y propio. Su mano
derecha era única en su constante manipulación de las cuerdas e
insistente contrapunto rítmico. El toque de Manuel Serrapí tenía tal
carga de motivación musical que no pocos cantaores han reconocido que
nunca cantaron mejor que con su acompañamiento, sus variaciones siguen
siendo fuente inagotable del mejor toque flamenco: ?Ni el cante debe
acallar la guitarra ni ésta salirse al paso del cante?, esa era su
máxima. Su hijo, Manuel Benito Benítez (Sevilla, 1939-Madrid, 1983) es su
discípulo y hereda su nombre artístico, formando parte de la compañía de
bailaores como Antonio, José Greco, Rafael de Córdova y María Rosa.
También acompaña hasta su muerte a Rocío Jurado.
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