El movimiento musical que, de forma genérica, se ha denominado ?rock andaluz? procede de mediados los años setenta del siglo XX, resultado de una serie de cambios políticos, marcados por el inicio de la Transición democrática, y culturales, que anticipan las corrientes hippies y underground . La expresión de los nuevos lenguajes artísticos proyectados por los jóvenes encuentra una acogida singular en Andalucía, donde los sonidos modernos del rock entroncan con las raíces tradicionales del flamenco y el eco lejano de la música andalusí.
Precursores. Los antecedentes de este movimiento pueden remontarse a los años sesenta, momento en el que intérpretes como Miguel Ríos * o el grupo granadino Los Ángeles relanzan sus respectivas trayectorias en Madrid, tomando como principales referentes el rock and roll y el blues más melódicos de Estados Unidos. A diferencia de Mike Ríos ?nombre de Miguel Ríos en sus inicios?, Los Ángeles cosechan un éxito efímero, debido al fallecimiento de varios componentes del conjunto en un accidente de tráfico y su inmediata disolución. Justo en las fechas que los Beatles y los Rolling Stones triunfan en todo el mundo, incluso en la pacata España franquista, otras vertientes del rock se introducen en Andalucía a través de Gibraltar y las bases norteamericanas de Rota y Morón de la Frontera. El contacto con la población extranjera alimentan la afición por otros estilos, como el country o el folk, que empieza a escucharse en pubs y locales alternativos al circuito comercial que proponen la televisión y la radio. De esa renovación musical surgen, sobre todo en Sevilla, grupos minoritarios como Nuevos Tiempos, Los Murciélagos, Gong, Foreign Daft, Tartessos, Galaxia, Taranto´s o Los Tormentos. En Jerez, el rock lo abanderan Los Solos, grupo formado, entre otros, por Kiko Guerrero ?más adelante batería de Imán Califato Independiente? y el danés Henrik Michael ?posterior guitarrista y violinista de Smash?.
El fenómeno Smash. Precisamente, Smash se convierte a finales de los años sesenta en el grupo más rupturista no sólo del rock hecho en Andalucía, sino en toda España. Formado en Sevilla por Gualberto García ?guitarra?, Julio Matito ?bajo?, Antonio Rodríguez ?batería? y Henrik, este conjunto sorprende en su avanzada apuesta por el rock progresivo y psicodélico, alentado por Jimi Hendrix o Cream. Smash se pesenta en Sevilla en febrero de 1969, paradójicamente en un escenario propicio para la copla o el flamenco, como es el teatro de San Fernando. Los recibe un auditorio joven, una generación remozada, universitaria, separada por tres décadas de la Guerra Civil y adaptada a las nuevas modas que llegan de Europa y Estados Unidos. Acorde con este público, la propuesta de Smash no es sólo musical, sino que allana también el terreno de la rebeldía, como ejemplifica su ?Manifiesto del borde?: ?No se trata de hacer flamenco-pop ni blues aflamencado, sino de corromperse por derecho?. A pesar de la buena acogida, Smash no se amolda a los cánones del rock comercial y su carrera discográfica se detiene con apenas dos discos publicados ? Glorieta de los lotos , de 1970, y We come to smash this time , de 1971?, en los que renuevan el panorama musical español y se acercan, junto a Lole y Manuel * , a la combinación de rock y flamenco, en temas como ?El garrotín? o ?Ni recuerdo ni olvido?.
Triana yel éxito comercial. La estela de Smash es continuada por numerosos grupos sevillanos y gaditanos, entre los que se encuentran Green Piano, The Storm o Simun, quienes graban discos de debut, pero siempre con escaso respaldo de ventas. El salto comercial del rock andaluz se alcanzaría con el apoyo de figuras como Ricardo Pachón o Gonzalo García Pelayo * , que surten de instrumentos y producen los trabajos de numerosos grupos, entre ellos Triana. Con la formación sevillana, liderada por Jesús de la Rosa ?voz y teclados?, se acuña y generaliza el término ?rock andaluz? en toda España, gracias a varios elepés de incontestable éxito y varias giras multitudinarias ?recibe discos de platino y se convierte en el grupo español más contratado en 1978, con unas 120 actuaciones?. Los elepés El patio (1975) y, sobre todo, Hijos del agobio (1977), consagran a Triana y abren un nuevo espectro musical, en el que tienen cabida igualmente los teclados electrónicos y el quejío flamenco. Le secundan en este estilo conjuntos como Alameda * , Goma, Guadalquivir, Cai, los jerezanos de Imán Califato Independiente, los almerienses de Almanzora o los cordobeses de Mezquita y Medina Azahara * , que refuerzan la corriente con un toque heavy. Un caso singular lo constituye Silvio * , que con sus diferentes bandas ?ya sean Luzbel o Sacramento? aporta un tono desenfadado del rock y el blues, a medio camino entre Elvis Presley y Paolo Conte, reivindicando lo andaluz en sus composiciones.
En los años posteriores, la gama de sonidos se abre aún más hacia el llamado ?flamenco-rock? con las aportaciones de Camarón de la Isla, que graba La leyenda del tiempo junto a varios componentes de Alameda y Veneno; Lole y Manuel, quienes, tras la experiencia con Smash, acompañan a Granada; los malagueños de Tabletom; los sevillanos de Pata Negra * , que tienden a una acertada fusión con su Blues de la frontera (1986); o el sempiterno Miguel Ríos, que muestra su vertiente más comprometida con la autonomía andaluza a partir de Al-Ándalus (1977). No obstante, el respaldo mayoritario del público y la crítica mengua tras la disolución de Triana, motivada por la muerte de Jesús de la Rosa, que fallece en accidente de tráfico en 1983.
Renovación y revival. Desde la década de los noventa se produce un doble movimiento de avance y retroceso en torno al rock andaluz. Por una parte, se asiste al nacimiento de grupos de rock alternativos, alejados de la grandes multinacionales discográficas, que desarrollan sus carreras de manera independiente, como les ocurre en sus inicios a los granadinos de Lagartija Nick * o Los Planetas * , auténticos referentes del cambio generacional en la transición al siglo XXI. Con diferente fortuna fraguan sus trayectorias los sevillanos de Reincidentes, abanderados del rock reivindicativo; O´funk´illo, mezcla de guitarras eléctricas y funk; los gibraltareños de Melón Diesel, que combinan temas en inglés y español; o el jerezano Julio de la Rosa.
Paralalelamente, el desarrollo incierto de la industria discográfica y la crisis de ventas provocada por las descargas de Internet obstaculizan a los jóvenes que intentan hacerse un hueco en este ámbito. Sin embargo, se revive el fenómeno del ?rock andaluz? de los setenta y ochenta gracias a diversas recopilaciones y antologías, entre las que se cuentan Sé de un lugar (2004), que recupera la obra de Triana; o Hijos del agobio y del dolor (2006), de carácter genérico. El revival discográfico y el regreso de grupos a los escenarios, como es el caso de Cai o Imán, demuestran, aún a principios del siglo XXI, que aquel movimiento musical se mantiene vigente. [ José Romero Portillo ].
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