Uno de los más famosos yacimientos arqueológicos de época tartésica. Situado en el Aljarafe sevillano, próximo a Sevilla pero en el término de Camas, el 30 de septiembre de 1958, a causa de la realización de unas obras para la ampliación de las instalaciones de la Real Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla, se descubre allí un conjunto de veintiuna piezas de oro que constituye uno de los hallazgos arqueológicos casuales más espectaculares de toda Andalucía. Inmediatamente, en octubre de 1958, Juan de Mata Carriazo y Arroquia * lleva cabo excavaciones en el lugar del hallazgo, que denomina "fondo de cabaña", documentando una potente estratigrafía arqueológica y materiales del Bronce Final fechados actualmente entre fines del siglo IX y comienzos del VIII a.C. Poco después, entre mayo de 1959 y julio de 1961, dirige la investigación de campo de un área de 375 metros cuadros en el denominado "poblado bajo", donde encuentra cuatro fases superpuestas de edificios de varias habitaciones de planta rectangular con muros de adobe sobre zócalos de piedra, datados entre comienzos del siglo VII y el V a.C.
Habitado desde mucho antes, en un momento avanzado de la Edad del Cobre, su resonancia va ligada a Tartessos * , y de hecho es postulado como una las posibles ubicaciones de la mítica ciudad, pero cabe preguntarse si este yacimiento recibe la atención que merecen las evidencias allí recuperadas para explicar los procesos sociales acaecidos en la baja Andalucía durante la Protohistoria ( -> véase Prehistoria de Andalucía ), tal vez oscurecido por la espectacularidad del tesoro. Recientemente los profesores de la Universidad de Sevilla M. Belén y J. L. Escacena proponen un interpretación que desafía algunas convenciones en el ámbito de la investigación especializada. Tras revisar la cronología de las dos entidades topográficas diferenciadas por Juan de Mata Carriazo, para las que aceptan una fecha de 750 a.C., afirmar que ambas constituyen un único yacimiento, reinterpretar las estructuras constructivas y algunos de los materiales arqueológicos obtenidos en la excavación de aquél, valorar su ubicación costera en la orilla del Lacus Ligustinus * y su relación con la vecina Spal * , plantean que los restos constructivos del "poblado bajo" corresponden a sucesivos complejos religiosos levantados por los fenicios en honor de la diosa Astarté, mientras que el "fondo de cabaña" sería una fosa ritual para recoger los restos de las ofrendas del santuario y donde se oculta el tesoro a fines del siglo VI o principios del V a.C. Esta interpretación confiere nueva significación a una figurilla de bronce que parece proceder de los alrededores del yacimiento y se encuentra depositada en el Museo Arqueológico de Sevilla. Representa a una divinidad sedente representada desnuda e identificada como Astarté, por la inscripción en fenicio que figura en la cara delantera del escabel sobre el que apoya los pies, y datada entre mediados del siglo VIII y principios del VII a.C. Es probable que tales propuestas se tengan que matizar a la luz de los resultados proporcionados por una intervención arqueológica de urgencia desarrollada durante 2002 y 2003 a causa del proyecto de edificación de una instalación hotelera en la parte alta del yacimiento, cerca del "fondo de cabaña". Se han investigado varias fases de edificaciones con habitaciones de planta cuadrada delimitadas por muros de adobe sobre zócalos de piedra. Los edificios de la más antigua presentan una entidad y un tratamiento que superan lo corriente en las construcciones domésticas de otros yacimientos contemporáneos. También han aparecido amplias áreas pavimentadas con conchas. En espera de una interpretación del conjunto, es posible afirmar que, a pesar de las destrucciones que las instalaciones del Tiro de Pichón provocan y de las producidas por los cultivos y la erosión, en El Carambolo existe un extenso asentamiento con la organización urbana propia de las ciudades primitivas, que incluye un tratamiento de los espacios públicos y construcciones religiosas o palaciegas acordes con la espectacularidad del tesoro y de la complejidad de la sociedad tartésica. [ Gabriel Martínez Fernández ].
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