(SE). Ciudad de 25.502 h., en un municipio de 12 km 2 de extensión, a 13 m. de altitud y distante tan solo 4 km. de Sevilla, en cuya área metropolitana se integra
Situación. Al pie de la ladera del Aljarafe y cerca del cauce del Guadalquivir, parte de su estrecho término municipal es lecho inundable del río, prácticamente constreñido el núcleo entre la carretera de Extremadura y la circunvalación SE-30, además del nudo de la Pañoleta extremo de la autovía hacia Huelva. Es decir, encrucijada próxima a la capital, de la que, aunque sea otro municipio, constituye en realidad un barrio o ciudad dormitorio, si bien la instalación reciente de una zona de hipermercado, comercios, restauración y ocio la va convirtiendo también en un centro para la parte norte del Aljarafe.
Historia. Las poblaciones de estas características suelen tener pocas historias escritas, aunque el borde occidental de su término, ya en la parte de la cornisa, al estar sobre el río, protegido y en posición estratégica, es poblado desde antiguo. De ahí la existencia de los dólmenes prehistóricos de Cueva de la Pastora y Matarrubilla; y, sobre todo, la presencia del famoso tesoro del Carambolo * , uno de los más importantes descubrimientos tartéssicos, que la ciudad recuerda en su escudo, aprobado en 1969, con el collar de siete piezas y una leyenda alusiva. Con todo, el origen de la actual ciudad es la alquería musulmana de Abu-Alkama, analista y rico hacendado andalusí, de donde le viene el nombre, que, castellanizado, parece referirse a un mueble con el que nada tiene que ver.
Pertenece a la jurisdicción de Sevilla hasta 1631 en que es comprada por un canónigo de la catedral, Diego Arias de Mendoza, tras un pleito con el poderoso duque de Olivares. En el siglo XVIII se funda en el cerro de Santa Brígida un retiro para ermitaños y a mediados del XIX sólo censa 661 h. en 115 casas, con cinco calles y dos plazas, siendo el pastoreo y la ganadería (vacas, yeguas y cerdos) su principal recurso, más algunos olivares. En 1900 apenas supera los 1.500 h. y 40 años después no llega a 7.000. Es en los años sesenta y setenta del siglo XX cuando crece, alcanzando los 25.574 h. en 1981, cifra que después se ha estancado.
Plano urbano y monumentos. Las características naturales del término dan lugar, como se comenta en los párrafos precedentes, a un plano alargado entre el Guadalquivir y el Aljarafe, entre la SE-30 y la A-66, antigua Ruta de la Plata, por donde se une a Santiponce sin solución de continuidad. También por el sur la expansión conurba desde la Pañoleta al polígono del Manchón en Tomares, constituyendo el eje de la ciudad la antigua carretera desviada al oeste. La relativa juventud de su expansión no da lugar a grandes monumentos, pero se pueden citar el edificio del Ayuntamiento, la plaza de la Cruz, la parroquia de Gracia (del siglo XVIII y retablo mayor neoclásico) o el torreón mudéjar en el cortijo de Gambogaz. En otro orden de cosas, Camas guarda algunas semejanzas con Triana, la parte más próxima de Sevilla y, entre otras cosas, peñas taurinas y algunas estatuas recuerdan que es cuna de famosos toreros, como Curro Romero y Paco Camino.
Economía, población y área de influencia. Dada su situación viaria, la proximidad a Sevilla y su reducida dimensión (12 km 2 ), el origen del dinamismo de Camas radica en un proceso de suburbanización de tipo residencial que se desarrolla muy tempranamente; de forma pausada y poco impactante debido a que durante las décadas sesenta, setenta e incluso mitad de los ochenta la evolución del proceso metropolitano es lenta y de escasa envergadura. De ahí que este proceso genere en el municipio:
1. Un cierto desarrollo industrial durante los años sesenta y setenta del siglo XX, de forma que las distintas fuentes consultadas prueban que Camas llega a tener, en 1976, 134 instalaciones industriales de reducida dimensión, con un total de 1.884 empleos, relacionados con la alimentación, química, construcción, metalmecánica y madera.
2. Este crecimiento industrial viene acompañado de promociones de viviendas pública y privada (ésta mucho más importante ), que anuncian un cambio moderado en la urbanización tradicional y en el dinamismo demográfico. Por otra parte, durante estos años carece de una ordenación detallada sobre las zonas lindantes con las infraestructuras de comunicación existentes. En cualquier caso, las tasas de crecimiento acumulado de población alcanzan el 3,09 entre 1970-1960 y el 1,25 durante los diez años siguientes (1981-1970), pasando la población total de 16.329 h. en 1960 a 25.574 en 1981; mientras el número total de viviendas se multiplica por tres entre 1960 y 1981.
3. Desde esta última fecha Camas pierde ligeramente población o se mantiene, alcanzando en 2003 los 25.502 h. Las causas no hay que buscarlas en un envejecimiento de la población, puesto que el porcentaje de mayores de 65 años alcanza el 14,5 y el de la población menor de 20 años se sitúa en el 21,12% (2003), dando lugar a un crecimiento vegetativo positivo. Los motivos radican en la emigración y en la saturación urbanística, como también ocurre en San Juan de Aznalfarache o en Castilleja de la Cuesta; pueblos dormitorio, de reducido perímetro que se incorporan muy pronto, al igual que Camas, al área metropolitana de Sevilla.
De todas maneras Camas aún no llega a conurbarse del todo con el sector del Aljarafe central (Tomares, San Juan de Aznalfarache, Castilleja de Guzmán), aunque muestra tendencia a que se consolide el proceso. Los planeamientos de los núcleos vecinos están favoreciendo el contacto entre los pueblos limítrofes, tal como ocurre en la vega de Camas, donde prácticamente se ha colmatado el espacio entre la Pañoleta y el polígono El Manchón, con previsiones de uso residencial y terciario.
Este hecho, junto con la tendencia mostrada por la Junta de Andalucía en las directrices metropolitanas de Sevilla (de potenciar nuevas centralidades de servicios en la corona metropolitana, con una finalidad reequilibradora de las funciones), favorece igualmente la conurbación. De hecho, estos nuevos centros de servicios, especialmente de tipo comercial y de ocio, se ubican en las zonas de mayor densidad de población y con un nivel de infraestructuras importante al objeto de contrarrestar el peso de Sevilla. Un ejemplo del desarrollo de este fenómeno es la zona de Camas-Tomares-San Juan de Aznalfarache-Bormujos, que en el caso de Camas se ha aprovechado su localización junto a la autovía SE-30 y la carretera de Extremadura para instalar una gran zona de oferta terciaria (comercial y de ocio) de rango metropolitano.
Como consecuencia de ello, la actividad que aporta mayor número de empleos (1.791 en 2001) es la comercial, con 519 establecimientos (2003), seguida a mucha distancia de los servicios de hostelería (175 en total). La industria se localiza en el eje Camas-Santiponce, vinculado a la carretera N-630; se trata de un sector que viene perdiendo peso desde los años ochenta, debido a la crisis energética y a los procesos de reconversión, existiendo en la actualidad 105 establecimientos.
La agricultura es fundamentalmente de regadío (85% del total), dedicado al naranjo y al algodón. La vega de Camas conforma un espacio de topografía plana constituida por la llanura de inundación del río, lo que proporciona una extrema fertilidad de los suelos limosos aluviales, que contribuyen al desarrollo de un paisaje agrario de regadío bastante potente en un entorno fundamentalmente urbanizado. Sin embargo, el área dedicada a los cultivos de secano (trigo y olivar principalmente) es muy reducida (116 ha en 2002).
Por último, el mercado laboral cuenta con una oferta de mano de obra de 11.201 personas (2001), de las que 8.411 constituyen la población ocupada; la tasa de actividad es bastante elevada (53,68), destacando la evolución acelerada que experimenta la tasa femenina al pasar de 23,33 en 1986 a 39,27 en 2001. La renta per cápita familiar se sitúa en el intervalo 8.100 y 9.000, siendo ligeramente inferior a la media andaluza (9.500 euros en 2003). [ Gabriel Cano / Rosa Jordá Borrell ].
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