(MA). Municipio de 3.230 h. que ocupa una extensión de 162 km 2 entre la Serranía de Ronda, la Costa del Sol "en cuya comarca se integra" y el Campo de Gibraltar, sobre un terreno de rocas, gargantas y bosques de pinos. En la mitad occidental del municipio el cauce del Guadiaro serpentea entre huertas, campos de cereal y dehesas, y en la ladera de una peña se extiende el casco urbano de Casares. Sus primeros asentamientos humanos se remontan al Neolítico como atestiguan los hallazgos encontrados en las cuevas de Crestellina, Pelliscoso, Ferrete y La Novia. El cercano Cortijo de Alepiche conserva restos de la que puede ser la ciudad romana de Lacipo y, al parecer, tienen fama las aguas sulfurosas de la Hedionda, en las que, se dice, cura César una enfermedad hepática. También se ha hablado del Pacto de Casares en 1361 entre Mohamed IV de Granada y Pedro el Cruel de Castilla, en beneficio del primero. Lo cierto es que el núcleo urbano actual es de origen árabe, pues, junto a la fortaleza rocosa proliferan numerosas alquerías que dan lugar a Casares, que es conquistado por Castilla a finales del XV y en la segunda mitad del siglo XVI se convierte en escenario de las capitulaciones que ponen fin a la sublevación morisca. En 1795 se segrega de la localidad de Manilva con el título de villa. Casares honra su historia con la figura de Blas Infante Pérez de Vargas, máxima figura histórica del andalucismo que nace en 1885 y es asesinado durante la Guerra Civil en 1936.
La belleza de este pueblo blanco, declarado conjunto Histórico-Artístico en 1978, se muestra en las ruinas de su fortaleza árabe, la iglesia parroquial de la Encarnación, la iglesia del convento de los capuchinos, construida en el siglo XVI con planta de cruz latina y una sola nave cubierta con bóveda y cúpula sobre el crucero, la iglesia de San Sebastián, del siglo XVI, el convento de Santa Catalina, también del siglo XVI y la fuente dieciochesca de la plaza. En sus alrededores se encuentran parajes de gran belleza natural: el abrigo de los Paredones, las cuevas de Hedionda "que conserva una necrópolis del neolítico", las cuevas de Ballesteros, Crestellina y del Gran Duque, las simas de los Huesos y de Pito Díaz, la Torre de la Sal, del siglo XVI, y, por su significado histórico, la casa natal de Blas Infante, de la época contemporánea. Sus habitantes, junto a las labores agrícolas, conservan tradicionales labores artesanales de esparto, pleita, cerámica, vidrio, labrado de madera, bordados y joyería. Celebra la feria popular en la primera quincena de agosto, el día de la patrona, la Virgen del Rosario, en septiembre y, a mediados del mismo mes, la fiesta del Cristo, con romería en la que se baila el peculiar fandango llamado casereño. La gastronomía local ofrece platos a base de guisados varios de conejo, sopa de maimones, guiso de patatas, morcilla de chivo, una modalidad propia del gazpacho y un delicioso vino blanco obtenido de sus vides.
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