(sevilla, 1310-talavera de la reina, toledo, 1351). Noble señora protegida del rey Alfonso XI y madre del rey Enrique II de Trastámara, conocida como "la Favorita". Hija segunda del matrimonio de Pedro Núñez de Guzmán y de Juana Ponce de León, doña Leonor está emparentada con dos de los linajes de ricos hombres más influyentes en Andalucía: los Guzmanes, señores de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), y los Ponce de Léon, señores de Marchena (Sevilla). En el verano de 1327, de regreso de la campaña militar de Olvera (Cádiz), Alfonso XI la conoce por primera vez en Sevilla, en las casas de Enrique Enríquez, su cuñado. A la sazón era ya viuda con tan sólo 17 años, casi los mismos que tiene el joven monarca castellano. Desde entonces el rey jamás la apartaría de su favor. La Crónica de Alfonso XI no duda en señalar que ninguna otra mujer de su tiempo adquiere en la vida privada del rey de Castilla relieve e influencia comparable a la de aquella dama sevillana. Pues a causa de su reconocida y pública concupiscencia con el monarca, durante casi veinte años (1327-1350), tiene la ocasión de ejercer no sólo gran influjo en la corte y en la sociedad política castellana y andaluza de su tiempo, sino también en las directrices internas y externas del reino de Castilla. Doña Leonor de Guzmán, a la sombra protectora del poder regio, corresponde siempre a la privanza del monarca con absoluta entrega, ejemplar fidelidad y entrañable compañía familiar en sus desplazamientos militares y cinegéticos, especialmente a Andalucía, en donde siempre cuenta con numerosos adeptos. El amor de Alfonso XI por su favorita se manifiesta muy pronto en la dotación vitalicia, con jurisdicción plena, de un vasto patrimonio señorial. Entre 1332 y 1345 llega a ser dueña y señora de Alcalá de Guadaira, Medina Sidonia, Huelva, Cabra, Lucena, Aguilar de la Frontera, Montilla y diversos bienes rústicos y urbanos en las ciudades de Sevilla, Córdoba y Algeciras. Pero no sólo ella, sus once hijos bastardos con Alfonso XI reciben del rey reconocimiento social y apoyo económico, equiparándolos en todo momento con el infante heredero don Pedro.
Pero la repentina muerte de Alfonso XI en marzo de 1350, a causa de la epidemia de peste negra en el cerco de la ciudad de Gibraltar, marca lógicamente el principio del fin para la favorita y la multiplicación de los problemas políticos y sociales para su vasta descendencia. Doña Leonor de Guzmán, la favorita del rey, la fiel amante de Alfonso XI, se va quedando literalmente sola. Sus parientes y amigos de Sevilla, de Andalucía, aquellos que años antes habían alagado su situación en la corte castellana, e incluso se habían servido de su privanza con el monarca para aspiraciones personales, la condenan ahora y corren solícitos a ofrecer su vasallaje al nuevo rey de Castilla, Pedro I.
En la primavera de 1351, el monarca y su madre abandonan Sevilla hacia Valladolid, donde habían convocado Cortes. Y junto a ellos, como un botín de guerra, va presa la favorita. La reina doña María de Portugal, madre de Pedro I, la acusa públicamente en la Cortes de los males del reino, de sostener una liga nobiliaria e incitar a la nobleza a la rebelión contra el rey legítimo en favor de su hermano don Enrique de Trastámara. Hace de todo ello una cuestión personal. Para mayor seguridad, doña Leonor es trasladada a la villa de Talavera, propiedad de la reina, donde su prisión se extrema. Hasta que por fin en el verano de 1351 el odio y la saña acumulados y contendidos durante tantos años de ultrajes y vejaciones estalla violentamente. Con el consentimiento de Pedro I, su madre ordena a su escribano y hombre de toda confianza, don Alfonso Fernández de Olmedo, el homicidio de doña Leonor de Guzmán. [ Manuel García Fernández ].
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