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MONTILLA

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 (CO). Capital, con Puente Genil, de la Comarca Campiña Sur, a 40 km. de Córdoba y 371 metros sobre el nivel del mar y con 170 km. de municipio y 23.391 h. en 2005.

Situación y emplazamiento.  Es frecuente situar a Montilla en el corazón de Andalucía, pero no se dice que está prácticamente en el centro topográfico. Efectivamente, la ciudad dista en línea recta unos 250 km. de la frontera con El Algarbe, al noroeste de la Sierra del Granado en Huelva, y 240 km. hasta el límite con Murcia, aproximadamente por la autovía A-92 entre Vélez-Rubio (Almería) y Puerto Lumbreras. En el eje de los meridianos se miden  unos 105 km. hasta Málaga y otros tantos hasta el río Guadalmez, lindero con Ciudad Real al este de Santa Eufemia. Si se sigue calculando, la distancia directa a Sevilla es de 120 km., a Granada 100 y a Jaén 90.

De ahí su buena posición viaria tradicional y actual  con la autovía A-45, Córdoba-Málaga, desde donde se accede al este y oeste andaluz, enlazando por Antequera-Granada o Sevilla-Huelva. También cuenta con otras carreteras hacia Baena o Écija, así como línea de ferrocarril. Relacionado con esa situación, se encuentra el emplazamiento o localización concreta en un cerro donde pronto surge una fortaleza, sobre todo en las luchas con los reyes de Castilla.

Su ubicación en la campiña de suelos fértiles  y la cercanía de Subbético cárstico (Sierra de Montilla), con surgencias y fuentes, proporcionan otra oferta territorial importante, la agraria, recientemente centrada en el viñedo, bajo un clima mediterráneo, de casi 18 ºC de temperatura media anual, inviernos suaves y veranos calurosos y secos,

Montilla en la Bética y al-Ándalus. La ocupación de estas tierras es antigua, existiendo vestigios prehistóricos, como los restos del poblado tartesio encontrados en el monte del castillo. En la Gran Enciclopedia de Andalucía (1979) se recogen hallazgos en 1917 de una sepultura de la edad del Bronce y diversos objetos (diadema, brazalete, puñal, flecha) ubicados nada menos que en el Museo Arqueológico de Barcelona. Se discute mucho acerca de la coincidencia o cercanía de esa fortaleza con la batalla de Munda, librada en el 45 a.C. entre los partidarios del vencedor Julio César y Pompeyo. También, sobre el origen del topónimo, Munda, Montiella (del árabe Mondelia) y, como más seguro, el nombre de Motiliana que aparece en los Anales de al-Hakam II, califa de Córdoba, en el itinerario entre Ategua y Cabra.

Esta fortaleza pertenece a la cora o provincia califal de Cabra y después a la taifa de los Banu Zirí granadinos, para pasar a finales del XI al extenso reino abbasí de Sevilla, casi en la frontera con los Ziríes. En el XIII se integra en el reino almohade de Córdoba, del que quedan huellas de aquella época.

El régimen señorial y la Edad Moderna. Montilla es conquistada en 1240 por el rey de Castilla Fernando III y es pronto entregada, como otros lugares de Andalucía, al señorío de Aguilar. Vienen algunos colonos, sobre todo de León, pero parte de la población autóctona permanece en estas tierras y otros, pese a las persecuciones y expulsiones, regresan. Así, según el historiador francés Lapeyre, aún a principios del XVII existe una morería en la ciudad.

En 1375, los Aguilar son sustituidos por los Fernández de Córdoba, después marqueses de Priego, siendo el más conocido don Gonzalo, que nace en la fortaleza  destruida por Fernando el Católico en el 1508 por represalia hacia el Gran Capitán. Es frecuente atribuir una importancia histórica, económica y cultural de la ciudad (denominada así desde 1630) en el siglo XVI, cuando se construyen algunos monumentos y se reciben las visitas de San Juan de Ávila (denominado apóstol de Andalucía) o el Inca Garcilaso. Asimismo, Cervantes recuerda su estancia aquí, en 1591, en El coloquio de los perros , con las andanzas de la Camacha, la Cañizares y la Montiela; y al pícaro Estebanillo González lo sitúa un autor anónimo de 1646 en la Plaza Mayor. De Montilla eran también fray Francisco Solano, patrón de la ciudad; Cristóbal Guadix, retablista de la escuela sevillana; y Antonio Pablo Fernández Solano, conocido en Francia como ?el sabio andaluz?.

Los siglos XVII y XVIII son de crisis económica y decadencia, aunque tenemos noticias por el barón de Bourgoing (1795) de que Montilla producía  ?un excelente vino generoso, muy seco, poco conocido fuera de España, pero muy apreciado por los entendidos?. A principios del XIX tiene incidencia la guerra napoleónica y las luchas de liberales contra el absolutismo. Para mediados del novecientos hay una fuente importante que es el Diccionario de Madoz.

Montilla a mediados del XIX. Entonces viven 13.224 h. (lo que suponía una ciudad media, importante para la época; Lucena tenía 16.652) en 1.840 casas, ?de buen aspecto y comodidad interior [?], observándose en todas mucha limpieza y una extremada blancura, tanto por dentro como por fuera?. Había 84 calles, ?por lo general anchas, limpias y muy bien empedradas?, destacando Corredera, Sotollón, Ancha, Enfermería, Torrecilla, San Fernando, Santa Brígida y Puerta de Aguilar; tres plazas, Constitución, Palacio y Sileras, más el arbolado llano de San Agustín. Se señalan el Ayuntamiento, palacio de Medinaceli, escuelas, hospital, la iglesia de Santiago, en la parte más elevada, ?mezquita mayor en tiempo de los árabes?, la iglesia de San Francisco Solano, así como siete ermitas en la ciudad y cuatro en las afueras  y tres conventos de frailes y dos de monjas. Se hace referencia al castillo, ?el más hermoso de Andalucía?, demolido por el rey católico, y a una serie de baños por el término atribuidos a los romanos.

En la Sierra de Montilla se producían 40.000 arrobas de vino ?de exquisita calidad?, más canteras de piedra y yeso. Abundaba el agua (12 fuentes y el río Cabra) y el regadío (70 huertos de buena calidad, sobresaliendo el de San Francisco ?el mejor de la provincia?). Había 28 cortijos, 107 lagares y 67 casas de olivar. Las producciones más importantes eran aceite (80.000 arrobas con ventas en Málaga, Sevilla y Madrid), vino (exportado en gran cantidad a Córdoba, la provincia y Écija, habiendo comenzado algunos pedidos para Inglaterra), trigo (50.000 fanegas) y otros cereales, leguminosas, hortalizas y frutas (sobre todo ciruelas ?de olor y claudias? e higos blancos). Había ganado y caza, celebrándose una feria a principios de septiembre con venta de animales y diversos artículos. En cuanto a industria, además de la derivada de la agricultura, se mencionan 46 telares de lino y seis de lana con fabricación  de distintos tejidos, así como algunas alfarerías  y tejares.

Evolución reciente.  En la I República (1873), los campesinos se levantan contra el caciquismo y después las ideas progresistas avanzan a principios del XX. Tras la Guerra Civil y la difícil postguerra, Montilla, como gran parte de Andalucía, sufre la sangría de la emigración, sobre todo a Cataluña. Efectivamente, entre 1877 y 1910 la población se mantiene, más o menos con la cifra de 1842, en torno a los 13.000 h., comenzando a crecer desde aquella fecha para alcanzar el máximo censal conocido (24.387 en 1950), con un índice medio anual de incremento en torno al 15 por mil, indicando alguna inmigración. Sin embargo, desde mediados del siglo XX la emigración hace descender los efectivos hasta 1981 (21.779 h.), para recuperarse a partir de ahí, sin que la cifra del 2005 (23.391) haya alcanzado la de 1950.

Plano, monumentos y turismo.  El casco urbano de la ciudad de Montilla se extiende en forma de estrella a lo largo de unos cuatro kilómetros, en sentido suroeste-noreste, sobre una serie de colinas que ofrecen una altitud media de 372 m. sobre el nivel del mar. La suave orografía y la orientación de las pendientes permiten la expansión de la ciudad como una mancha de aceite sobre el territorio, principalmente por su parte norte, este y suroriental.

El núcleo originario de Montilla conserva parte de su trazado histórico andalusí (calles estrechas, quebradas, sin salida?) y se encuentra en la parte central de la ciudad delimitado al sur por las avenidas de Boucau y de Italia; al este por el eje Marqués Vega de Armijo, que actúa como ronda de circunvalación y permite el acceso exterior a la ciudad; al norte por la unión de las calles Silencio, Gran Capitán y Granada y en el que sobresale el espacio formado por la Plaza Llano, el Palacio de Medinaceli y la iglesia de Santa Clara; y al oeste por continuación de las calles Altillo, Cañada del Madroño y Ronda de Curtidores, que se articulan en la plaza de la Ermita de San José y el Centro de Salud. Esta parte histórica de la ciudad presenta una distribución interna formada por tres grandes ejes estructurantes, a saber, las calles Puerta de Aguilar, Fuente Álamo y de la Corredera, que confluyen en el centro urbano en el que se encuentran el Ayuntamiento y algunas iglesias.

Otra pieza urbana es el denominado sector suroeste, por el que la ciudad continúa su crecimiento. Éste se estructura en torno a varios ejes: por una parte y de norte a sur, la actual avenida de Andalucía (prolongación hacia el sur de la calle Puerta de Aguilar y de la carretera de Montalbán), las avenidas de María Auxiliadora y de Antonio y Miguel Navarro y la Ronda Urbana Este. Por otra, dos ejes perpendiculares al anterior, las avenidas de Boucau y de Italia, al norte, y la de Málaga, al sur. En esta zona se alternan los usos residenciales, actividades económicas (el polígono industrial Llanos de Jarata) y grandes equipamientos públicos y privados, deportivos y de ocio: estación de Autobuses, hospital de Pascual, pabellón de Deportes, club de tenis, paseo de las Mercedes, etc.

Por último, se pueden apreciar dos zonas de expansión actual de la ciudad, ambas caracterizadas por una aparente anarquía o falta de planificación que se plasma en una estructura urbana abierta, con grandes espacios libres y, por tanto, aún sin consolidar. Nos referimos al sector noroccidental y a la parte sur de Montilla. La primera se prolonga a través del viario de carácter radial compuesto por la Avenida del Trabajo y los caminos de la Magdalena y del Cementerio, y presenta una tipología de bloques de viviendas. La segunda zona se alarga por la autovía o circunvalación de Montilla (N-331) y la ronda urbana sur, que rodea el polígono industrial y al ferrocarril y que, a diferencia de la anterior, está formada por viviendas unifamiliares dispersas entre los usos y actividades económicas.

Lo más antiguo, como ya se ha señalado, son los restos de la fortaleza, donde aparecen yacimientos arqueológicos tartesios, romanos y árabes, siendo destruido el castillo en 1508. El siglo XVI es pródigo en construcción de iglesias: Santiago, levantada en estilo mudéjar sobre la mezquita mayor y restaurada en el XVIII, que contiene esculturas de Mesa y Mena; del mismo estilo es San Sebastián, al igual que el artesonado de Santa Clara, de portada gótico plateresca (junto  al Arco de su nombre, formando parte del convento construido por el primer marqués de Priego), que conserva pinturas de Alonso Cano; la iglesia del convento de Santa Ana, de estilo toscano; el oratorio de San Juan de Ávila y la ermita de San José, la casa-museo del Inca Garcilaso y el Palacio de los duques de Medinaceli.  

La crisis de los siglos siguientes se refleja en un  menor número de monumentos, aunque en el XVII destaca la iglesia neoclásica de San Francisco Solano, sobre el solar de la propia casa en que vive; el Ayuntamiento, la iglesia del antiguo Hospital de San Juan de Dios, la ermita de Belén y San Agustín, hoy hospital municipal. Del XVIII son la ermita de la Rosa y la iglesia de la Encarnación; y del XIX, el palacete modernista la Casa de las Aguas y la ermita del Santico. Además del museo Garcilaso, Montilla cuenta con el del pintor Garnelo y el Histórico local o Casa de la Cultura, además de la Biblioteca Ruiz Luque y, sobre todo, el Archivo Municipal, con bastantes fondos documentales. El flamenco está muy arraigado en la ciudad, organizándose talleres de iniciación.

Desde luego, los caldos de Montilla (finos, amontillados, olorosos y Pedro Ximénez) y las bodegas, de botas o conos, forman parte de la ciudad y su cultura, organizándose rutas del vino (también del aceite) y existe un proyecto de instalar la sede del Museo Temático de Vinos de Andalucía en el castillo, una vez acondicionado. Lógicamente, la gastronomía incorpora ambos productos, siendo especial el salmorejo, especie de gazpacho concentrado,  y diversos dulces de origen morisco, como los alfajores.

Montilla es sede de un activo asociacionismo (musical, teatral, peñas flamencas, feminismo?) y está hermanada con Sant Joan Despí, donde residen numerosos montillanos y descendientes, y otras ciudades americanas (Miraflores y Vichayal, en relación al Inca Garcilaso). También algunas fiestas tienen que ver con la historia (del Patrón, en julio, con feria andaluza) y el vino (Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles, a finales de agosto o principios de septiembre), además de la patrona en octubre, la Cruz de Mayo, con concursos de balcones y patios, el Carnaval y la Semana Santa, con doce procesiones y una representación dramática con actores aficionados.  

Población, economía y área de influencia.  El municipio de Montilla, cabecera comarcal de la Campiña Sur, experimenta en los últimos años una positiva dinámica económica y demográfica. El sector económico más importante corresponde a los servicios, centralizando las actividades comerciales y funciones administrativas para los municipios del entorno, con un elevado número de restaurantes, comercios y establecimientos de ocio y diversión. La ciudad cuenta con un Hospital Comarcal Público, teatro, salas de exposiciones, polideportivo, pabellón de deportes, piscina climatizada, recinto para ferias y exposiciones, y además es sede comarcal de los principales organismos e instituciones. Tras el sector terciario le sigue en importancia el secundario, construcción e industria agroalimentaria, y por último el sector primario.

La actividad agraria, gracias a las fértiles tierras del sur de la Campiña cordobesa, es la base del desarrollo económico, caracterizándose por la tendencia a la concentración de la propiedad y predominio del cultivo de secano,  principalmente olivar de aceituna de aceite (8.834 ha) y  trigo (1.362 ha). Pero es la industria agroalimentaria la que adquiere mayor importancia, en relación directa con el alto grado de desarrollo agrícola de la Comarca. En ella, sobresale la actividad aceitera con implantación de un elevado número de almazaras particulares y grandes cooperativas y el aceite montillano cuenta con el sello de calidad ?virgen extra?. Existe una red de lagares donde se puede conocer de cerca el proceso de elaboración y destaca, por su interés turístico, el Museo del Aceite, en el que se pueden ver los antiguos molinos usados antes y después de la revolución industrial.

Por otra parte, la dedicación al viñedo tiene mayor repercusión económica en dicha industria agroalimentaria que en la propia producción en sí. La ciudad está representada por una importante industria vitivinícola, con denominación de origen propia Montilla-Moriles, que empieza a considerarse en 1891, aunque hasta el Estatuto de la Viña y el Vino de 1932 no se posibilita legalmente que los nombres de las dos ciudades puedan ser usados en exclusiva por los productores locales. La Guerra Civil y ciertos problemas burocráticos demoran la fundación del Consejo Regulador hasta 1944.

Los tipos de vino característicos de la zona son: fino, amontillado, oloroso, cream y Pedro Ximénez (dulce). Hoy se elabora también el blanco joven de mesa. En Montilla se celebra la Feria Vitivinícola de Andalucía, mientras que las bodegas (?los santuarios del vino?), constyituyen uno de los atractivos más importantes de la ciudad, ya que suponen elementos de identidad de la historia, la cultura y la economía montillana. En ellas, los visitantes conocen tanto la crianza y elaboración de los vinos como sus características, además de degustar los variados tipos.

Montilla, al igual que el resto de la comarca, está comercializando, como principal oferta turística, la tradición vitivinícola a través de la ?ruta turística del vino?. A esto se une la promoción de un rico patrimonio monumental religioso, huella de su noble pasado histórico, pues Montilla es sede de los señores de Aguilar y marqueses de Priego, que patrocinan muchas construcciones.

Todo ello permite a lo montillanos (23.391 h. en el 2005) alcanzar un buen grado de bienestar, tal y como refleja el propio nivel de renta familiar disponible por habitante, entre 8.300 y 9.300,  pero con una tasa de paro alta (20,7% en el 2001). Igualmente, este hecho se denota en el comportamiento demográfico del municipio, con una dinámica natural y migratoria positiva que está permitiendo un rejuvenecimiento de la población, ya que el porcentaje de menores de 20 años es del 23,3% (similar a la media andaluza ) frente al 17,9% de población mayor de 65 años en el 2004. [ Gabriel Cano / Francisca Ruiz Rodríguez / Ángel Luis Lucendo Monedero ].

 

 
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