(Co). Municipio en el sur de la provincia de Córdoba, de 13.508 h. (2002), posee una extensión superficial de 168 km2 y alcanza 280 m. de altitud sobre el nivel del mar. Aguilar se localiza en el interior de la Campiña Sur * , identificándose tradicionalmente como centro de la subcomarca conocida como Señorío de Aguilar, por ser el núcleo histórico originario del territorio señorial de los Fernández de Córdoba. Está comunicado con la capital provincial, de la que dista 50 km., a través de la CN-331, vía que también le sirve de enlace con Antequera, importante nudo de comunicación con Sevilla, Málaga y Granada.
Asentado sobre altos cerros y ceñido por el río Cabra, el relieve de Aguilar se presenta algo más vigoroso y accidentado que el de la comarca a la que pertenece, debido a su mayor proximidad temporal con los fenómenos consecuentes con el plegamiento alpino. Por ello, la loma y los cerros aparecen mejor delimitados, con pendientes acusadas y mayor contraste entre zonas altas y bajas. A ello contribuye además la variedad de materiales, entre los que abundan las calizas margosas y areniscosas, que conforman un sustrato resistente a la erosión.
La hidrografía de Aguilar de la Frontera se estructura en torno al río Genil, que discurre por el límite sur del término municipal, pudiéndose distinguir dos subconjuntos diferenciados: al norte el río Cabra, que recoge las aguas de los arroyos Capellanías, Barriga y Camarata, antes de su confluencia con el Genil, y al sur el río Genil, cuyos afluentes (arroyo Lucena, río Anzur y Navaluenga) acaban conformando el embalse de Cordobilla. Sin embargo, la mayor originalidad hidrográfica de Aguilar está en las lagunas de Zóñar y Ricón, por tratarse de zonas endorreicas, de origen discutido y excepcional interés por la diversidad de especies que en ellas habitan. La más extensa es la laguna de Zóñar * , tiene una superficie de 37 ha y profundidad máxima de 16 m.
En cuanto al clima, Aguilar presenta unas precipitaciones en torno a 500 mm. anuales, lluvias que llegan casi siempre con borrascas atlánticas a través del golfo de Cádiz y que presentan una muy irregular distribución interanual, con alternancia frecuente de años secos y de abundancia pluviométrica. Sus temperaturas conforman veranos muy calurosos e inviernos suaves, pese a que excepcionalmente se registren temperaturas bajo cero. Todo ello es fruto de la relativa continentalidad que afecta a la comarca y que matiza el clima mediterráneo que posee.
Su pasado histórico se remonta a los romanos, quienes fundan en estas tierras la ciudad de Ipagrum, que significa "campo alto", antecedente más remoto de la actual Aguilar. Los árabes la llaman Poley, por denominarse así la tribu asentada en ella, y durante su etapa musulmana se hace célebre por la rebelión muladí de Omar Ibn Hafsun en el siglo IX. Después de su conquista cristiana en el año 1240, Enrique II la entrega a Gonzalo Fernández de Córdoba, cuyo linaje desempeña un papel protagonista en la historia bajo medieval de Córdoba que culmina en la figura de Alfonso de Aguilar. La localidad es el núcleo originario del señorío de su nombre, más tarde Marquesado de Priego. La prolongada pertenencia de Aguilar a los marqueses de Priego se traduce en un importante patronazgo, visible en las construcciones religiosas existentes en la localidad. Su historia más reciente queda caracterizada por el marcado carácter agrario de este municipio, que se concreta en la importancia del cultivo de la vid, olivar y cereales. Ello propicia la creación y desarrollo de industrias agropecuarias, tanto de elaboración y crianza de vinos, como aceiteras y alguna harinera.
En el aspecto urbano Aguilar representa un ejemplo excepcional de pueblo-fortaleza, ubicado sobre un elevado cerro de fácil defensa en los momentos de actividad bélica, tan frecuentes a lo largo de la Edad Media. Siguiendo la norma de este urbanismo, la posición más elevada la ocupan los dos edificios fundamentales: el desaparecido castillo, centro del poder político-militar, y la parroquia mayor, centro religioso y espiritual. Estos dos núcleos, intercomunicados entre sí, ofrecen refugio seguro a la población en caso de ataque, y, dada su elevación, permiten una defensa eficaz. A su alrededor, se ubican las viviendas civiles, representadas por el barrio de La Villa, que desciende por la ladera sur del monte. Interesante es también la expansión de los siglos XVIII y XIX, estructurando un nuevo centro urbano en torno a la Plaza de San José, trazada por Juan Vicente Gutiérrez de Salamanca, y concluyendo dos arterias hoy fundamentales: las calles Moralejo y Carrera.
Por su interés desde el punto de vista artístico y monumental cabe resaltar el castillo medieval de los Fernández de Córdoba, ubicado en el Peñón del Moro, del que tan sólo se conservan escasos restos, y la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Soterraño, monumento más representativo de Aguilar, de estilo gótico-mudéjar que posee un gran interés artístico. Junto a ellos, entre los edificios religiosos mencionar también la Iglesia del hospital de Santa Brígida, con portadas barrocas y torre central de estilo neoclásico, el templo de San José y San Roque, del último tercio del siglo XVII, que pertenece al Convento de Descalzas y las ermitas de la Vera Cruz y la de la Candelaria. Entre las construcciones civiles citar, de igual modo, las casas señoriales de las calles Moralejo y Arrabal (Casa de las Cadenas) y la torre del Reloj, situada en el ensanche urbano de la Silera y construida en ladrillo, que presenta un barroquismo similar al de las torres sevillanas.
Actualmente, Aguilar de la Frontera se inscribe dentro de la Ruta del Califato, declarada Itinerario Cultural Europeo, que discurre por veinticuatro localidades de las provincias de Granada, Córdoba y Jaén. Esta ruta es señalizada y comercializada en fechas relativamente recientes dentro de la iniciativa del Legado Andalusí. Del pasado andalusí de Aguilar de la Frontera quedan unos paños de muralla y restos de las torres en el escarpe rocoso que domina la población.
En Aguilar se celebran a lo largo del año diversas fiestas populares entre las que cabe referir la Semana Santa Chiquita, el domingo siguiente al de Resurrección, cuando salen en procesión las reproducciones en pequeño tamaño de los pasos mayores; el Día de la Cruz, en el que los vecinos de Aguilar engalanan sus calles con arcos de flores por donde procesiona la Virgen de los Remedios y exponen cruces; el Corpus Christi; la romería de la Virgen de los Remedios, celebrada el segundo sábado y domingo de junio; la Feria Real (6-9 de agosto); así como las ferias de barriadas entre las que cabe resaltar: la verbena de San Juan (24 de junio) celebrada en el barrio de la Costezuela y Santa Brígida, el Día del Carmen (16 de julio) celebrado en el barrio del mismo nombre, la Feria de San Roque (16 de agosto) en la barriada de Cerro Crespo y la Feria de San Miguel o verbena del Cristo de la Salud (29 de septiembre) que se celebra en la calle San Cristóbal.
De su gastronomía tradicional destaca la joeca, comida característica de las cenas de los aceituneros y el guiso de arroz con gallo, plato típico del día de San Miguel, cuando se subastan los gallos a beneficio del Cristo de la Salud. Dignos de mención son también en su cocina el puré de tomates y huevos, la sopa de fideos, conejo en salsa, perdiz en salmorejo, los zorzales y el estofado con alcachofas. De la repostería aguilariense resaltan los arropes, gachas de mosto, castaña de vigilia, merengas de café y de fresa y, sobre todo, los risaos, dulce con reminiscencias árabes, elaborado con almendras, azúcar, yema de huevo y raspadura de limón, que se comercializa en todas las confiterías de la ciudad.[ Inmaculada España Ríos ]
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