m. (Del latín ferrum , hierro, y carril). Camino formado con dos raíles paralelos sobre los cuales rueda el tren * || ~ de cremallera . El usado en pendientes muy acusadas, reforzando con dispositivos especiales la adherencia de las ruedas.
La aplicación de la fuerza del vapor al transporte, que está en el origen del ferrocarril, se experimenta a finales del siglo XVIII y comienza a utilizarse con éxito hacia 1825 en Gran Bretaña. Las primeras líneas españolas datan de 1848 "ferrocarril Barcelona-Mataró" y 1851 "ferrocarril Madrid-Aranjuez", pero los proyectos iniciales son andaluces "el primero de 1829, de Jerez al litoral gaditano", que no llegan a realizarse. En la segunda mitad del siglo XIX el ferrocarril es la principal inversión económica en España. La primera línea ferroviaria andaluza es la de Córdoba a Sevilla, que comienza a levantarse en 1856, con aportación de capital esencialmente francesa. Pronto se multiplican los proyectos ferroviarios en Andalucía, aunque dentro de un sistema claramente radial, con Madrid como núcleo ineludible y en muchos casos buscando salida para productos minerales. En 1859 comienzan a circular los primeros trenes entre Córdoba y Sevilla "línea que pertenecerá desde 1875 a la poderosa MZA, principal empresa ferroviaria española hasta la creación de Renfe" y al año siguiente lo hacen entre Sevilla y Jerez "pero son dos empresas diferentes y cada una construye su estación, lo que obliga luego a crear un ramal para conectarlas" y en 1861 el ferrocarril llega a Cádiz. En 1866, salvado Despeñaperros, ya circula el ferrocarril entre Madrid y Sevilla. Antes, ha comenzado la línea Córdoba-Málaga, por el espectacular desfiladero del Chorro, germen de lo que será pronto el principal núcleo empresarial en torno al ferrocarril en la Comunidad, la Compañía de Andaluces. Poco después se inicia el ferrocarril transversal andaluz, de construcción más lenta, en varias fases que permiten enlazar primero Sevilla y Utrera, luego Osuna, a donde el ferrocarril llega en 1875, luego hasta La Roda, con capital en este caso inglés. En 1877 nace la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces * , de inmediato principal empresa ferroviaria en la comunidad, que dispone inicialmente de dos grandes líneas "Sevilla-Cádiz y Córdoba-Málaga" y las irá ampliando. En 1878 comienzan los trenes expreso, en principio entre Madrid y Sevilla, y unos años después los coches-cama, en la misma línea, aunque su aceptación es lenta. A Jaén llega el ferrocarril en 1881, cuando se termina el ramal desde Espeluy en la línea Madrid-Cádiz. A Granada lo hace vía Bobadilla, una línea de 123 km. que se adelanta a la muy posterior de Moreda-Granada, pero ya en 1895 se elevan quejas por el abandono en que se encuentra. La línea Sevilla-Huelva se inaugura en 1880, y en los años siguientes en la provincia de Huelva, al calor de las minas de cobre, se crean varias líneas de ferrocarril, a iniciativa sobre todo de capital británico, la principal de las cuales es la Huelva-Zafra, que abre muchas posibilidades al puerto de Huelva. También la línea Córdoba-Belmez se orienta al transporte de minerales, carbón sobre todo. Pero se crean asimismo varias pequeñas líneas, luego difícilmente rentabilizables, como la Écija-Marchena. Y hasta algún ferrocarril particular, como el del Conde de Benalúa de Íllora a Lachar, en Granada. En 1885 se abre la línea a Extremadura. Y justo cuando el siglo XIX concluye, en 1899, llega el tren desde Madrid a Almería vía Linares-Baeza, merced a una compleja línea llena de hermosos puentes de hierro (el de Guadahortuna tiene 614 m. de longitud), y que tarda muchos años en terminarse pese al interés por dar salida al hierro de Alquife.
El siglo XX. No obstante, ya desde finales del siglo XIX son patentes las deficiencias y carencias de la red, que ha crecido sin una verdadera planificación, y en algunos casos "sobre todo el de Almería" con manifiesto retraso. Hay numerosos núcleos ferroviarios cercanos no fácilmente comprensibles (Linares-Baeza y Espeluy, Sevilla y Los Rosales, La Roda y Bobadilla...), la comunicación entre ciudades andaluzas vecinas es con frecuencia muy difícil, como entre Jaén y Granada o entre Málaga y Cádiz, y no está comunicado el poblado litoral andaluz. Además, Despeñaperros es pronto un cuello de botella. Si al inicio del siglo hay muchos proyectos y se extiende la red de tranvías en numerosas ciudades andaluzas, desde los años diez cesa prácticamente la construcción de nuevas líneas en la comunidad, aunque se revitalizan algunos proyectos durante la dictadura primorriverista y en 1925 se inaugura el tranvía-ferrocarril de Granada a Sierra Nevada, que se mantendrá hasta 1974. Tras la Guerra Civil, durante la cual resulta destruida parte de la red ferroviaria andaluza, pues líneas como la Linares-Baeza-Córdoba son intensamente bombardeadas, el régimen de Franco crea una empresa estatal, Renfe, que desde 1941 controlará todas las líneas, salvo las de vía estrecha. Toda la red ferroviaria ha quedado anquilosada en la larga posguerra, y desde luego la andaluza, y no hay recursos para renovarla ni para afrontar nuevos proyectos, se abandonan incluso algunos iniciados durante la dictadura de Primo de Rivera "como el ferrocarril Jaén-Albacete, la línea Baeza-Utiel". Y otros se archivan, como la línea Granada-litoral (cuya concesión data de 1890, ferrocarril Granada-Calahonda). Además, la antigüedad y lentitud del tren y las deficiencias del servicio favorecen que el ferrocarril comience a quedar atrás en el transporte de mercancías frente a la carretera, siendo además especialmente precarias las comunicaciones intrandaluzas, mientras van mejorando lentamente las relaciones ferroviarias con Madrid, con la introducción de trenes como los Taf y luego los Talgo. A finales del franquismo, cuando por excepción se pone en marcha la línea Málaga-Fuengirola, en la Costa del Sol, el ferrocarril en Andalucía está visiblemente retrasado, no ya respecto a los niveles europeos, sino incluso en comparación con los de otras comunidades españolas, con un paulatino abandono por los usuarios, que hace aún más deficitaria la red. Un buen ejemplo es la lentitud del proceso de electrificación, que verdaderamente en Andalucía no se inicia hasta 1963, cuando se culmina la electrificación de la línea entre Madrid y Córdoba. Paradójicamente, el primer tramo electrificado en España se crea en Andalucía, 21 km. entre Gérgal y Almería, que realiza en 1911 la Spanish Southern Railway.
La democracia y el AVE. Con la democracia, que mantiene la estatalización del tren, se replantea la situación del ferrocarril en Andalucía. En una primera etapa "los años ochenta" de pesimismo sobre el futuro del ferrocarril, se aborda sobre todo el paulatino cierre de líneas muy deficitarias, en muchos casos sin visión de futuro. Así se cierra la línea Jaén-Puente Genil, en 1985, pero también la Huelva-Ayamonte, lo que imposibilita la conexión ferroviaria con Portugal y deja sin tren el próspero litoral onubense, y se pierde la comunicación ferroviaria Andalucía-Murcia, con el cierre de la línea Guadix-Almendricos. Andalucía, por otro lado, es una de las comunidades autónomas sin líneas de ferrocarril propias, quedando todas en manos del Estado.
Sin embargo, en un panorama casi desolador, la Exposición Universal de 1992 en Sevilla va a ser la ocasión de introducir en Andalucía, y con ello en España, el ferrocarril de alta velocidad, AVE * , línea Madrid-Sevilla vía Córdoba, que no utiliza ya el paso de Despeñaperros sino que comunica Andalucía y la meseta por la comarca cordobesa de Los Pedroches. De inmediato se configura como un gran éxito de público y una línea altamente rentable que, mediada la década de los noventa del pasado siglo, lleva a un decidido impulso de la alta velocidad en toda España. Para Andalucía supone, en una primera etapa, la construcción de la línea Córdoba-Málaga y posteriormente el diseño de un plan, todavía con fuertes resabios centralistas, pues prevé comunicar Jaén y Almería con Madrid pero no con el resto de la comunidad andaluza, posteriormente modificado y que augura una próxima comunicación ferroviaria rápida de Andalucía con Madrid y el resto de España y, por primera vez, de las ciudades andaluzas entre sí. Se inicia una relanzamiento del ferrocarril como medio de transporte, que pasa por su renovación a fondo. A comienzos del siglo XXI la red ferroviaria andaluza totaliza 2.006,7 km. en servicio, de ellos 218 de alta velocidad, longitud inferior a la existente durante la II República por los cierres sufridos desde entonces, no compensados por las nuevas líneas. De esa cifra, poco más de la mitad están electrificados, pero son escasos los kilómetros, unos 320, incluida la alta velocidad, con doble línea. Sin embargo, el número de viajeros viene experimentando un aumento notable en los últimos años, pues se pasa de 9,6 millones en 1994 a 28,9 en 2003, muy concentrados en Málaga (diez millones) y Sevilla (8,5), pero con tres provincias en las que no se llega a los 250.000 (Jaén, Almería y Huelva). Este aumento que se debe sobre todo a la alta velocidad y al aumento del transporte de cercanías en las áreas metropolitanas de Sevilla, Málaga y Bahía de Cádiz. El tráfico de mercancías, por contra, sigue muy bajo, con apenas 2,4 millones de toneladas, destacando en este caso la provincia de Huelva. [ Antonio Checa Godoy ].
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