(GR). Al norte de la comarca del Poniente Granadino, en la zona conocida como los Montes Occidentales, a 759 m. de altitud se localiza el municipio de Íllora. Tiene una extensión superficial del 198 km 2 y una población total de 10.072 h., repartidos en seis núcleos de población. Después de Íllora, Alomartes es el mayor de los anejos, con más de 2.000 h., a los pies de la Sierra de Parapanda, donde abundan los nacimientos de aguas, algunas de ellas con propiedades curativas. Tocón cuenta con más de 1.000 dedicados sobre todo a la agricultura; en este lugar se conservan numerosos vestigios de la época musulmana. Escóznar, a las faldas de los Montes Occidentales y muy cercana a la Vega de Granada, es de trazado y origen musulmán y cuenta con casi 1.000 h. Obeilar, en el enclave de mirador de la Vega Genil, es en época árabe una alquería defendida por un castillo y actualmente tiene una población de unos 600 habitantes. Brácana, de 500 h., en los pies de la Sierra de Parapanda, tiene un especial atractivo natural.
Según algunos autores y la tradición popular, el nombre de Íllora proviene de la palabra Illurco, según parece ser de origen vasco o de algún pueblo pirenaico "anterior alos iberos" emparentado con ellos. Ya los cartaginenses, hacia el 600 a.C., nombran también a este pueblo; pero realmente no existen dudas de su existencia durante la época romana, ya que se encuentran restos de un complejo termal de la época del Alto Imperio que, aunque en principio no puede dar una idea de la fortaleza del asentamiento, sí que es un resto claro de su existencia. Además, este hecho se corrobora con algunos escritos de Plinio donde señala la importancia de algunos núcleos de población del interior, entre ellos Illurco. Posteriormente, aunque son escasas las noticias de Íllora durante la época musulmana, no existen dudas de que es un importante centro con fortaleza y arrabales, forma parte de la cora califal de Elvira, después pertenece a la taifa de Granada, para formar parte del reino almohade en el XIII y posteriormente al estado nazarita de Granada hasta finales del XV. En 1483 comienzan las continuas campañas cristianas contra esta zona, conocida como "la última frontera de al-Ándalus". Son varios años de intentos de conquista que dejan grandes saqueos en el arrabal de Íllora y, finalmente en 1486, la rendición de la cercana Loja es la llave que abre la conquista de su fortaleza.
De la época de esplendor árabe del municipio quedan importantes vestigios como el Castillo, del periodo califal (siglos IX-X), que por su situación estratégica en el punto más elevado del peñón, dominando el pueblo, se convierte en el símbolo del municipio. En su origen formaba parte de una red de torres desde donde se transmitía información militar y es testigo de importantes sucesos de la vida política e intrigas de la corte. Desde que el Castillo cayera en manos de los Reyes Católicos va deteriorándose e, incluso, sufre numerosas expoliaciones. Hoy en día se están llevando a cabo una serie de restauraciones para recobrar el esplendor del símbolo de Íllora.
Vestigios árabes se encuentran también en numerosos lugares del municipio. Sirva de ejemplo la Iglesia de la Encarnación (es el otro símbolo de la ciudad), que muy probablemente se levantara sobre lo que antiguamente fuera una mezquita y posteriormente una iglesia mudéjar, para terminar siendo un gran templo de estilo renacentista (con rasgos góticos), donde trabajan autores como Diego de Siloé. Testigos de aquella época son también las torres atalayas (Torre de la Mesa o de la Cuesta, de la Encantada, Torre del Tocón) que datan de la última etapa del reino nazarí de Granada, cuando Íllora constituía parte de la frontera entre árabes y cristianos. Las calles de trazado irregular, empinadas, curvadas y estrechas son también herencia de este esplendoroso periodo. Del patrimonio histórico-artístico de época posterior, destacan el edificio que hoy alberga el Ayuntamiento, antiguo convento de San Pedro de Alcántara (siglo XVII), de estilo manierista, la Iglesia de los Dolores, neoclásica del siglo XVIII, y la Casa de López Font, neomudéjar del siglo XIX, una de las viviendas más destacables de Íllora.
De entre las fiestas hay que mencionar las que se celebran en honor de San Rogelio, el tercer fin de semana de agosto; las fiestas de la Candelaria, en febrero, donde se está perdiendo la tradición de velar durante toda la noche las hogueras para hacer la suya la más grande. Hoy, sin duda, la fiesta que más interés despierta entre los jóvenes es el conocido como Festival Internacional Parapanda Folk, que es declarado de interés turístico nacional, en el que durante la última semana de julio se reúnen grupos de distintos países.
En lo referente a la evolución demográfica del municipio, éste no es más que un reflejo de una realidad económica. La elevadísima tasa de desempleo, según el Instituto de Estadística de Andalucía del 51,3%, hace reflexionar sobre la difícil situación de Íllora. Su economía se basa casi en exclusividad en el sector agrario tradicional con el olivo como principal cultivo, con una la excesiva fragmentación de la propiedad de la tierra. Este cultivo tan solo requiere mano de obra durante los meses de recolección entre octubre y febrero, requiriendo muy poca atención el resto del año, lo que supone que una parte muy importante de la población carezca de empleo en esta época. Lo cierto es que habría que reflexionar sobre si los datos se corresponden con la realidad o si bien son consecuencia de una cultura denominada "del subsidio", donde las familias se ven obligadas a afiliar a todos sus componentes al régimen especial de la seguridad social con la finalidad de poder, con unas jornadas trabajadas, acceder a las ayudas por desempleo. De hecho, existen más de 750 mujeres perceptoras del subsidio agrario, mientras que el número de hombres es casi la mitad, en torno a los 460; esto es, la mitad de losparados de Íllora perciben estas ayudas por desempleo en el medio agrícola. Es por tanto, reflejo de una situación de estancamiento económico donde las estrategias de diversificación para evitar la excesiva dependencia del olivar son más que necesarias.
Ante esta estructura económica, la dinámica de la población viene siendo recesiva en los últimos años. Atendiendo a los datos entre 1996 y 2004, se produce una pérdida importante de habitantes, del 6,71%. No obstante, sí que habría que resaltar un dato interesante y es que el envejecimiento de la población aún no está en su situación más extrema, ya que la proporción de población menor de 20 años es casi similar a la de 65 (del 20,58% y 20,50%, respectivamente). Esto supone una esperanza para el municipio, ya que de conseguir retener a esta joven población, más dinámica y cualificada, sería la encargada de revitalizar y dinamizar la economía de Íllora. Dinamismo que se busca a través de unas líneas que se enmarcan en los Planes de Desarrollo que se vienen implementando desde hace años en el marco de los grupos Leader.
Íllora forma parte del grupo conocido como Poniente Granadino, "la última frontera de al-Ándalus", donde recientemente se está elaborando el Plan Estratégico de Desarrollo que se diseña bajo la estrategia del desarrollo territorial integrado y sostenible. El objetivo es la búsqueda de una Marca de Calidad Territorial como instrumento colectivo de desarrollo. En este sentido, se dan ya algunos pasos como la Denominación de Origen del Aceite de Oliva del Poniente Granadino, acciones para obtener un estándar de calidad en el turismo, etc. Aprovechar estas oportunidades de desarrollo y el trabajo conjunto con los municipios vecinos es el objetivo y estrategia de crecimiento económico que se debe seguir en Íllora. [ Reyes Manuela González Relaño ].
Para más información, visite Wikanda: http://www.wikanda.es/wiki/%C3%8Dllora
|