(GR). Situada en el extremo occidental de la provincia de Granada, el Poniente Granadino se configura como una comarca heterogénea desde el punto de vista físico, pero con una seña de identidad común que hace de ella un territorio único, la herencia recibida de haber sido la última frontera de al-Ándalus y, actualmente, la voluntad de unos municipios y un territorio por su desarrollo. Desde el punto de vista físico se distinguen tres unidades perfectamente diferenciadas. El norte, donde se localizan los denominados Montes Occidentales; la zona central situada en las fértiles tierras de la vega del Genil; y, por último, el extremo sur que se extiende por el macizo de las Sierras de Tejeda y Almijara. Estas diferencias condicionan las características del sector agrícola (predominante en la estructura económica), así como los asentamientos de la comarca donde sus habitantes se concentran en torno a tres grandes núcleos: Montefrío que es el centro comarcal de la zona norte; Loja, que igualmente desempeña este papel para la zona central; y Alhama de Granada, cabecera del territorio más meridional.
Poniente Norte. Este espacio se extiende por los conocidos como Montes Occidentales. Es una unidad orográfica de altitudes medias en torno a los 800 m., con suelos pobres y poco profundos pero óptimos para el cultivo en secano. La elevación caliza de las Sierra de Parapanda y el paraje natural de la Peña de los Gitanos, de morfología acantilada y grandes paredes verticales con abundante vegetación de bosques de encinas, dotan a esta zona de gran belleza paisajística.
La estructura del poblamiento se caracteriza por su debilidad. Los asentamientos se disponen a lo largo de los ejes de comunicación que discurren por los pasillos transversales que sirven de comunicación entre el Valle del Guadalquivir y la vega de Granada. Por otro lado, el marcado carácter agrario hace que una parte importante de la población continúe viviendo en el campo, en pequeñas cortijadas.
Se considera un espacio desarticulado porque Montefrío (con 6.500 h.), a pesar de desempeñar el papel de capital de esta zona, no cuenta con una dotación de servicios públicos y privados suficientemente desarrollados para que pueda desempeñar adecuadamente el papel de centro articulador. La dinámica de la población se caracteriza por una fuerte disminución que afecta en mayor medida a los núcleos de menor entidad y más aislados. En los últimos años la tendencia continúa siendo regresiva, aunque en menor medida, y sólo en algunos años de manera puntual y en determinados municipios se produce un leve incremento (como en el caso de Íllora).
En cuanto a la estructura económica se refiere, puede afirmarse que es un territorio eminentemente agrícola cuyo único recurso es el cultivo del olivar en secano, aunque también pueden encontrarse pequeñas extensiones de cereales (cebada y trigo). Las explotaciones olivareras aún mantienen un marcado carácter tradicional condicionado por el enorme reparto de la propiedad de la tierra, que dificulta la intensificación de la producción. Por otro lado, el resto de actividades económicas mantienen un carácter de autosuficiencia y todavía son frecuentes los medios de producción tradicionales. En este sentido destacan las queserías que utilizan técnicas artesanales, o los establecimientos dedicados a los productos cárnicos procedentes de la explotación de una reducida ganadería caprina y ovina. Para contrarrestar la dependencia del sector agrícola, la promoción turística del entorno está siendo de gran relevancia, hasta tal punto que esta actividad se está convirtiendo en una de las principales fuentes de ingresos, gracias tanto a la riqueza monumental como natural de este espacio.
Poniente centro. Se extiende entre los Montes y la Vega del Genil, ocupando en su zona suroccidental parte de los macizos de las Béticas centro orientales. En este ámbito, la Sierra Gorda y la Sierra de Loja cuentan con gran importancia desde el punto de vista geológico por poseer uno de los karst más desarrollados de Andalucía. Es además un espacio de gran riqueza hídrica que viene dada por el río Genil y por numerosos manantiales, acuíferos, riachuelos y arroyos. Así, la Sierra Gorda es además una de las principales unidades de infiltración (con un coeficiente medio del 30%, de los más elevados de la cuenca hidrográfica del Guadalquivir). No obstante, tradicionalmente y aunque se está trabajando encarecidamente en solventar estos errores, se produce una gestión poco adecuada de este recurso, lo que provoca la sobreexplotación de los acuíferos que, unido a un excesivo uso de los fertilizantes y pesticidas (debido a la intensificación de la actividad agrícola), provoca la contaminación de estas tierras.
Como es sabido, la zona que se extiende por la vega del Genil es de gran fertilidad y su aprovechamiento tradicional consiste en el cultivo de choperas y de hortalizas. Los chopos, que se extienden por las riveras de los ríos, se explotan con la finalidad de obtener madera para la construcción, así como para suministrar materia prima para las industrias de pasta de papel. Las hortalizas se cultivan fundamentalmente en la zona central, y son sobre todo espárragos, alcachofas y cebollas. En torno a estos productos se ha creado un importante tejido de pequeñas y medianas empresas manufactureras y de comercialización que generan gran valor añadido. Así el espárrago de Huétor-Tájar, que procede de las variedades autóctonas que han sido seleccionadas desde principios de siglo, ya cuenta con la Denominación de Origen (a la que están inscritas más de 200 ha), que le respalda en su comercialización con el reconocimiento de su extraordinaria calidad. Tanto de la producción, de la elaboración como de la comercialización del espárrago se encargan las cooperativas agrícolas de la zona, en las que se integran la totalidad de los agricultores esparragueros, que son además numerosos por estar la propiedad de la tierra muy dividida.
Hay que resaltar la creación de piscifactorías como actividad novedosa y que está contribuyendo a dinamizar el espacio cercano a Riofrío. En ellas se trata de recuperar la trucha (antaño la pesca era una actividad importante pero la progresiva contaminación de las aguas la fueron reduciendo) y de realizar actividades de investigación y desarrollo en torno al esturión para la obtención de sus huevas como un producto que genera gran riqueza.
En cuanto a la estructura del mercado de trabajo, si bien la productiva agricultura mantiene ocupada a una parte importante de la población activa, el sector servicios supera esta proporción debido a la terciarización que experimenta Loja. Este municipio (con más de 20.000 h.) se constituye como el centro principal articulador de este entorno y, puede decirse, de todo el Poniente granadino. Cuenta con una excelente dotación de equipamientos privados, así como con casi todas las principales funciones públicas a excepción del hospital central, deficiencia que queda paliada gracias a la cercanía a la capital granadina cuya conexión viene dada por la autovía de Andalucía. En este sentido, se ha de destacar que la A-92 está permitiendo la articulación del territorio y, sobre todo, la conexión a los principales núcleos económicos regionales. La capital es por tanto el centro de referencia de un poblamiento disperso (que en ningún caso superan los 5.000 h.), al que en ocasiones les es difícil la accesibilidad a través de las deficientes vías de comunicación intracomarcales.
En cuanto a la dinámica de la población, la tendencia generalizada es un fuerte descenso a partir de las décadas de los años sesenta y setenta, provocado en parte por el abandono del territorio de la población en edad de trabajar. A partir de los ochenta, Loja se desmarca de esta dinámica y comienza a reducir sus pérdidas, para continuar los años sucesivos manteniendo unas óptimas tasas de crecimiento vegetativo. Esta tendencia también es la que siguen aquellos municipios que se benefician de la dinámica que aporta la autovía y que les permite además acceder a otros lugares de trabajo y mantener la vivienda en estos centros.
Poniente Sur. El denominado Poniente Sur ocupa parte del macizo de la Sierra de Alhama, Tejeda y Almijara que constituye la barrera natural con el Mediterráneo. El carácter marginal de este territorio favorece la conservación de los valores naturales, reconocidos con el otorgamiento en 1999 de la categoría de Parque Natural.
Los municipios que componen este ámbito (que raramente superan los 2000 h.) presentan una pauta de poblamiento débil donde Alhama (con 6.184 h.) no consigue constituirse como un claro lugar central debido, en gran medida, a la fuerte influencia de la vega de Granada y a la capital provincial. Este territorio había sufrido en mayor medida los movimientos que llevaban a muchos activos a buscar trabajo en otros lugares y que provocaron además del envejecimiento, una disminución de la capacidad de sus recursos humanos, ya que los más cualificados eran los que precisamente abandonan este territorio. Hoy en día, la tendencia sigue siendo regresiva, donde incluso las tasas de crecimiento vegetativo alcanzan valores negativos agudizando aún más los problemas de reemplazo generacional y de envejecimiento de la población.
En este contexto, la actividad agrícola es de gran importancia y en ella trabajan una considerable parte de la población. Olivares, almendros y cereales (trigo) son los principales cultivos, si bien en el llano de Zafarraya se encuentran grandes extensiones de hortalizas. Esta última zona es de especial fertilidad gracias a los terrenos arcillosos, en los que se introducen cultivos en regadío aprovechando la capa freática que se encuentra entre 8 y 10 m. de profundidad.
La actividad minera es importante en este espacio por la existencia en la sierra de una cantera de mármol de gran envergadura que satisface la creciente demanda de este material para la construcción y cuya explotación está contribuyendo a dar empleo a parte de la población. Por último, la declaración del Parque Natural contribuye al desarrollo de una actividad turística que se convierte en una importante fuente de ingresos. Pero, sin duda, el principal núcleo de atracción turística lo constituye Alhama de Granada y sus termas árabes, donde se instala un balneario cuyas aguas tienen un reconocido beneficio terapéutico. [ Reyes Manuela González Relaño ]
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