Nombre con que se designa a la familia de los Habsburgo y en especial a su rama española, que reina durante los siglos XVI y XVII, abarcando el ciclo completo de ascenso, apogeo y decadencia del imperio español. Pertenecen a esta dinastía Carlos I (1516-1556), Felipe II (1556-1598), Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). La muerte de este último monarca supone la subida al trono de la casa de Borbón. Carlos I de España (V de Alemania), hijo de Felipe I el Hermoso y Juana I de Castilla, se hace cargo del trono de España a la muerte de Fernando el Católico, acaecida en 1516, por incapacidad de su madre. Según el cronista Alonso de Santa Cruz, la primera visita del nuevo soberano a Andalucía se produce con motivo de su enlace matrimonial con Isabel de Portugal, celebrado el 10 de marzo de 1526 en los Reales Alcázares de Sevilla. No obstante, Carlos I ya había vuelto con anterioridad sus ojos hacia esta región para hacer frente a los focos de luteranismo que surgen en la capital hispalense y, cuando estalla la guerra de las comunidades, asegurarse la fidelidad de las ciudades y villas del sur de España, como es el caso de Cádiz y Granada, cuyo compromiso de lealtad queda sellado en un acuerdo suscrito el 17 de febrero de 1521. Una vez aniquilada la amenaza que se cierne sobre el proyecto imperial del primer Austria, los esfuerzos se concentrarán en organizar y regular la Carrera de Indias a través de instituciones como el Juzgado de Indias, ante el que los marineros dan cuenta de las dificultades y peligros de la Barra de Sanlúcar, paso obligado para todos aquellos que pretenden remontar el Guadalquivir hasta Sevilla, y el Consulado o "Universidad de Cargadores de Indias", un organismo de carácter gremial creado en 1543 para integrar a los mercaderes que negocian con América.
Carlos I abdica del trono en 1556 y cede un vasto imperio, conformado por las posesiones castellanas, aragonesas y borgoñonas, a su hijo Felipe II. Si en sus dominios nunca se pondrá el sol, tampoco cesarán los alzamientos, los conflictos y las contiendas. El levantamiento de los moriscos en la Alpujarra granadina (1568-1570) le obligará a trasladarse a Córdoba en 1570 para supervisar sobre el terreno la represión de los insurrectos, quienes a partir de octubre de ese mismo año serán trasladados a las regiones del interior, dando lugar a una considerable despoblación de Andalucía oriental. Finalmente, el 12 de enero de 1610, durante el reinado de Felipe III, se decreta su expulsión de los reinos hispánicos. Vencidos ya los moriscos, fija su residencia en Granada, hasta donde incesantemente llegan noticias sobre el avance turco por el Mediterráneo y su inminente ataque a Chipre. Por otra parte, el 19 de abril de 1587 Francis Drake ataca el puerto de Cádiz causando importantes estragos a la flota que se prepara para partir contra la Inglaterra de Isabel I. A esta primera intervención sucederán otras encaminadas a cortar las bases de aprovisionamiento de los navíos españoles, como la protagonizada por el conde de Essex, quien consigue al mando de una escuadra anglo-holandesa apoderarse de la ciudad, saqueada e incendiada cuando emprende la retirada.
Ya en la época de los Austrias menores, Andalucía y su comercio con América entra en franco declive. Una decadencia a la que tendrá que enfrentarse Felipe III con poca fortuna y de la que se resentirán las arcas castellanas. No cesan los alzamientos, los motines se suceden entre 1647 y 1652, expresión del malestar por las crisis financieras, a las que se unen el hambre y las epidemias. Un panorama desolador se dibuja en las tierras andaluzas, contemplado por los indolentes monarcas Felipe IV "golpeado incluso por la sublevación de un grande de España, el duque de Medina Sidonia, y del marqués de Ayamonte" y Carlos II, incapaces de devolver a esta tierra su esplendor de los siglos pasados.[ Javier Vidal Vega ].
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