(JA). Situada en la zona centromeridional de la provincia de Jaén, los municipios de la comarca se extienden por el conjunto montañoso del Subbético Externo, al que se le conoce como Sierra Mágina. La escarpada orografía y las diferencias altitudinales "que oscilan entre los 600 m. de las zonas más bajas y los 2.167 m. de la cota más elevada, Mágina", han condicionado el asentamiento de la población, las infraestructuras de comunicación y las actividades económicas.
Está formada por 14 municipios, a saber: Albánchez de Mágina, Bélmez de la Moraleda, Cabra de Santo Cristo, Cambil, Campillo de Arenas, Huelma, Jimena, Jódar, Larva, Noalejo, Pegalajar, Torres, Cárcheles, y Bédmar Garciez, donde los elementos naturales, la autoadscripción y la existencia de un grupo Leader (hoy Proder) son los criterios que han llevado a la delimitación de este espacio. Es también un ámbito funcional nuclear donde Huelma ejerce el papel de cabecera, impulsando el desarrollo socioeconómico de la comarca.
La orografía condiciona la distribución territorial de la población que se asienta bordeando las zonas más escarpadas del corazón de la comarca. La comunicación viaria entre los municipios del norte y del sur no es fácil, ya que el macizo Mágina supone una barrera natural. No obstante, para facilitar la conectividad intracomarcal se mejora la red que circunda el Parque Natural del mismo nombre (A-320 Mancha Real-Jódar, A-301 La Carolina-Guadix y A-324 La Cerradura-Huelma), permitiendo la accesibilidad de los núcleos de población más aislados a las principales redes de comunicación regionales y nacionales. También se mejora la N-323 Bailén-Motril, que pasa a ser autovía, formando parte de la red primaria de Andalucía y mejorando las conexiones con la A-92 y con el eje Cádiz-Sevilla-Madrid.
A pesar de estos avances, no desaparece la desarticulación que históricamente caracteriza a este territorio y que provoca el aislamiento de algunos municipios. Esta situación, unida a la estructura económica de base agrícola con predominio del olivar, provoca la emigración de una parte importante de su población activa. Los efectos de estos movimientos son de tal consideración que en las últimas décadas se reduce de manera alarmante "hasta alcanzar valores negativos de -0.15" el crecimiento vegetativo de las localidades que sufren en mayor medida esta marginalidad. En 1975, el crecimiento de la población comarcal se situaba en 16,7, en 1995 estos valores se habían reducido a 7,5 y, en la actualidad, es del 0,57, manteniéndose positiva únicamente se si incluyen los datos de Huelma. Los elevados índices de paro (21,59%) obligan a sus habitantes a la búsqueda de empleo en otros municipios que ofrecen mayores posibilidades, bien sea fuera de los límites comarcales, bien en el centro de mayor dinamismo económico de la comarca (Huelma), donde el desempleo es menor (16,5%) gracias a la diversificación de su economía local.
Tal economía se asienta sobre la base de una consolidada industria oleícola y una emergente fabricación maderera. Esta última, dedicada casi en su totalidad a la fabricación de muebles de madera provenzal de gran calidad, va adquiriendo cada vez mayor relevancia y está generando una importante fuente de riqueza gracias a la expansión que está teniendo tanto a nivel nacional como internacional. No obstante, el desarrollo de esta actividad se ve en cierto modo condicionada por la deficiencia de recursos madereros (a pesar de que la superficie forestal ocupa el 13,6% del territorio), obligando a las empresas a abastecerse de materia prima procedente de otros lugares.
Pero sin duda, la actividad económica predominante en la comarca es la oleícola, pues el cultivo del olivar se dedica el 85% del territorio labrado en secano, cuya producción permite el desarrollo de una fuerte industria de transformación y comercialización; sobre todo desde que en 1997 se creara la Denominación de Origen Sierra Mágina para el aceite de oliva virgen extra. Desde entonces, para satisfacer la creciente demanda, se está incrementando la producción a través de la intensificación de la actividad y de la puesta en regadío de zonas de secano.
Por otro lado, los frutales, sobre todo la cereza de la que se cultivan diversas variedades, se están extendiendo por las zonas más bajas de la comarca, en Torres fundamentalmente. Su desarrollo "con cinco variedades que tienen un calendario de recolección escalonado" está contribuyendo a mantener a la población agrícola ocupada durante un mayor número de meses, contrarrestando así la estacionalidad que el olivar impone en el mercado de trabajo. Igualmente, la actividad hortofrutícola se está revitalizando tras unas décadas de decadencia. Se recuperan huertas y se dedica especial atención al cultivo del espárrago (tanto blanco como triguero) y del pimiento del piquillo con la finalidad última de potenciar las industrias de transformación y envasado que se vienen instalando en la comarca (Bedmar) desde hace poco. Parte de la producción se comercializa como marca blanca para grandes multinacionales del sector, aunque también una parte importante del volumen se realiza con marca propia.
En cuanto a la actividad industrial, además de la ya analizada producción maderera, la textil forma parte del entramado productivo de la comarca, localizándose importantes centros de producción en la capital, Bélmez de la Moraleda y Jódar. Hoy esta actividad se ve mermada por las escasas posibilidades de expansión debido a la competencia exterior y al elevado precio de la materia prima. Además, no genera gran valor añadido ya que las empresas habían desarrollado tan solo una parte del proceso productivo (corte o planchado), mientras que la producción final la realizan fabricantes nacionales ubicados fuera de este territorio.
Por último, se ha de poner de manifiesto el escaso aprovechamiento económico de la vinculación al Parque Natural, que abarca gran parte de los municipios que componen la comarca. El turismo rural aún no está del todo desarrollado como actividad que posibilite la generación de empleo y que contribuya a mermar las fuertes tasas de paro. Así, se debería potenciar la puesta en valor del patrimonio comarcal, fundamentalmente el natural y monumental, herencia de su rica historia que se remonta a tiempos de los íberos. En este sentido, Huelma es el principal foco de atracción, ya que es declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1971. De especial interés son la Iglesia de la Inmaculada (obra del siglo XVI que se ha convertido en una obra de referencia fundamental para el estudio del Renacimiento andaluz y que se reconoce como Monumento Histórico-Artístico desde 1981), el castillo de origen árabe, y la zona más antigua del municipio de calles estrechas y casas típicas. Además la artesanía y las tradiciones de los municipios pueden constituirse como un importante recurso turístico. Sirva de ejemplo el paisaje de los espartales de Jódar, heredado de una la industria que tiene gran importancia durante determinados periodos de la historia y que constituye la principal fuente de ingresos de sus habitantes; pero que hoy se reduce a una actividad meramente artesanal.En definitiva, conservar los valores culturales, naturales, arqueológicos, arquitectónicos y urbanísticos es uno de los objetivos fundamentales de la asociaciones de desarrollo rural que trabajan en este ámbito, siempre sin olvidar el apoyo al desarrollo económico a través de la modernización de la actividad productiva, fomentando la creación de productos y servicios de calidad. [ Reyes Manuela González Relaño ].
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