(JA). La comarca, situada en el centro de la provincia de Jaén, con 1.544 km 2 , ocupa la meseta interfluvial que forman los cursos altos de los ríos Guadalquivir y Guadalimar. Está rodeada al norte por la Sierra Morena, al sur por Sierra Mágina y al este por las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, cuyo espacio protegido se adentra ocupando parte del término municipal de Iznatoraf, Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo.
La ciudad de Úbeda * tiene un área de influencia que se extiende abarcando casi la mitad oriental de la provincia, y es el resultado de la conjugación de una serie de factores físicos (al tratarse de una unidad homogénea) y funcionales, que incluyen parte de otras comarcas, sobre todo El Condado y Sierra de Segura. Los límites que aquí se consideran coinciden con los establecidos por el grupo Proder-A denominado "La Loma y las Villas", con la salvedad que el grupo incluye a Villatorres y que en esta comarcalización se vincula a Jaén. (Cano, 2002). Queda, por tanto, este espacio conformado por 13 municipios, a saber: Baeza, Begíjar, Canena, Ibros, Iznatoraf, Lupión, Rus, Sabiote, Torreblascopedro, Torreperogil, Villacarrillo, Villanueva del Arzobispo y Úbeda desempeñando el papel de capital.
El territorio presenta una topografía ondulada, de cumbres planas y suaves pendientes, con una litología (areniscas, margas y margascalizas) y suelos (pardo-calizos) de elevada aptitud para el cultivo. Estas características hacen de este espacio un ámbito eminentemente agrícola, donde el olivar se alza como una de las principales fuentes de riqueza. La situación estratégica, privilegiada, es uno de los factores fundamentales por la que estas tierras son ocupadas desde la Antigüedad. Existen vestigios de asentamientos de la época argárica y sobre todo de la época romana y árabe (Iznatoraf es el ejemplo más significativo de la arquitectura militar musulmana en la comarca, conserva más de 500 m. de su muralla y restos de once torres). Es además avanzado de la conquista de Castilla y lugar de tránsito, siendo la herencia de aquella época los numerosos castillos (como el de Canena, anterior al siglo XIII) y torreones diseminados por la comarca (Torreón del Castillo de Begijar, o los Torreones Oscuros, del siglo XIII a las que Torreperogil debe su nombre).
Pero sin duda la época de máximo esplendor fue durante el siglo XVI, cuando la bonanza económica atrajo a numerosos artistas, que introducen importantes transformaciones urbanísticas inspiradas en el Renacimiento temprano, convirtiendo a las ciudades de Úbeda y Baeza en un hervidero de producción arquitectónica que hoy son reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. No obstante, este movimiento artístico se extiende a otros municipios de la comarca como es el caso de Sabiote, al que se considera el vértice del "triángulo del Renacimiento andaluz". Hoy en día esta riqueza artística se convierte en uno de los principales recursos que fundamentan la práctica turística en la comarca. Junto a éstos, se está tratando de poner en valor el importante patrimonio natural (sobre todo de la Sierra de Las Villas) y rural para consolidar el sector como una de las principales fuentes de riqueza de la comarca.
Actualmente, los datos del mercado de trabajo, sin contabilizar Úbeda, presentan un claro predominio del sector agrícola, donde 31 de cada 100 trabajadores desempeñan tareas propias del campo -e incluso en algunas localidades de la zona oriental este porcentaje es especialmente elevado como el caso de Iznatoraf con 73.2%, Villacarrillo con 51.9% y Villanueva del Arzobispo con 45%-, mientras que en el principal núcleo ésta actividad tiene un carácter residual, ya que la gran mayoría de su población ocupada está empeñada en el sector industrial, construcción y, sobre todo, servicios.
La ya mencionada importancia del olivar se pone demanifiesto con el reciente nacimiento, en 2006, de la denominación de origen “Campiñas de Jaén”. Bajo este distintivo se comercializa la producción agrícola de esta comarca y de otras colindantes, integrando un total de 51 municipios con 373.577 ha cultivadas. De esta manera se pretende dinamizar la economía de la zona mediante la obtención de un valor añadido con la producción y posterior comercialización de aceites de extraordinaria calidad, contribuyendo a introducir además la producción en los principales canales de comercialización nacional e internacional. Por otro lado, desde que en 1991 los municipios que conforman la comarca se organizaran y se constituyera el grupo Leader, posteriormente Proder y hoy Proder-A, son numerosos los proyectos de dinamización económica desarrollados (superando con creces el centenar), y que consisten fundamentalmente en el fomento del turismo local, en la consolidación de servios a empresas (pymes esencialmente), en la revalorización del potencial productivo y en la mejora de la extensión agraria y forestal. Estos proyectos son, desde 1996, gestionados por la Asociación para el Desarrollo Socioeconómico de La Loma y Las Villas. En cuanto a la dinámica de la población se refiere, ésta presenta tendencias diferentes. Por un lado, están los municipios que tienen unas pérdidas importantes debido a su reducida tasa de natalidad frente a la de mortalidad. Éste es el caso de Canena y, sobre todo, de las localidades vinculadas a la Sierra de las Villas, es decir, Iznatoraf, Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo. Y por el otro lado, los municipios con tasas de crecimiento positivas, localizados en su mayoría en la zona occidental o colindantes con Úbeda capital; que, además de serlo desde el punto de vista económico, lo es también demográfico, ya que es la que mayor tasa de crecimiento presenta, superando el 3,3%. No obstante, es necesario señalar las consecuencias que pueden traer para un futuro no muy lejano las características de la pirámide de la población. Todos los municipios (salvo Baeza, a pesar de que su tasa de crecimiento vegetativo se sitúa ya en -0,79) presentan mayor proporción de población de más de 65 que de población joven, menor de 14 años. Este hecho, unida a las preocupantes tasas de natalidad podría, en cierta medida, poner en peligro el reemplazo generacional para continuar con el desarrollo socioeconómico de determinadas áreas. Esta tendencia es además consecuencia del conocido éxodo rural que afecta a casi todos los espacios agrarios del interior de Andalucía en la segunda mitad del siglo XX y que lleva a una parte importante de sus habitantes a buscar las oportunidades de empleo que sus lugares de origen no les ofrecían. Así, en Úbeda la población comarcal en 1960 ascendía a algo más de 117.000 h. y en 1991, como consecuencia de la dinámica descrita, se había reducido a 94.000. No obstante, en estas dos últimas décadas se aprecia una leve recuperación, hasta alcanzar recientemente los 97.000 h. Para concluir es necesario insistir en el importante papel que está desarrollando la capital comarcal como eje vertebrador y foco de dinamismo económico, que estimula a su vez el desarrollo de este espacio castigado por el éxodo rural pero que hoy resurge gracias a la reconversión de las actividades agrícolas, olivar sobre todo, y del auge del sector turístico vinculado a su riqueza artística y natural. [ Reyes Manuela González Relaño ]. |