Clase social formada por los campesinos. Aunque puede considerarse que el campesinado nacecuando se consolida la actividad agraria y es la base de la sociedad en prácticamente todas las culturas de la Antigüedad, su protagonismo como clase social con conciencia de sí misma y exigencias nace, sobre todo, cuando factores como la concentración de la propiedad agraria en manos de la nobleza, o el aumento de impuestos llevan a empeorar su situación y amplía el número de campesinos sin tierras o en régimen de pura subsistencia, lo que origina numerosas revueltas campesinas ya en la Edad Media, y mucho más en épocas posteriores. Ese protagonismo se acentúa en la Edad Contemporánea y está en la base de muchas de las revoluciones del siglo XX, como las de México o China.
En Andalucía, donde se dan culturas con propiedad colectiva de la tierra con anterioridad a los romanos, son éstos los que introducen la concentración de la propiedad, pero como los esclavos no son suficientes para el cultivo de la tierra surgen paralelamente las figuras de los colonos y los aparceros. El latifundismo se acentúa incluso con los visigodos. En la Andalucía musulmana se redistribuye la tierra y se forma una nueva aristocracia latifundista, aunque la población autóctona que acepta a las nuevas autoridades puede conservar tierras a cambio de fuertes tributos.
La Reconquista no mejora esa situación, al contrario, pues las órdenes militares, la Mesta, la Iglesia y la nueva nobleza controlan la tierra y su cultivo deja de ser atractivo, además la expulsión de los moriscos deja buena parte del este andaluz sin una población especializada, ello y el atractivo de América explica que se despueblen comarcas enteras y que durante la Ilustración se decida repoblar con campesinos centroeuropeos varias zonas de Andalucía como Sierra Morena (La Carolina), pero también las campiñas de Córdoba y Sevilla (La Carlota, La Luisiana).
Hacia finales del siglo XVIII más del 90% de los campesinos andaluces eran ya jornaleros o arrendatarios en régimen precario y la Desamortización "venta de bienes de la Iglesia" no supone el acceso a la propiedad de esos campesinos sin tierras, reforzándose la estructura latifundista de gran parte de la comunidad. El visible retroceso económico del campesinado andaluz en el XIX, unido a su crecimiento demográfico, explica el rápido arraigo en él de movimientos como el republicanismo y anarquismo y también las frecuentes revueltas protagonizadas por campesinos sin tierras ( -> véase Agitaciones campesinas ).
Tras un siglo XIX de escasa atención hacia ese campesinado "para Cánovas, por ejemplo, la entonces llamada cuestión social era un problema de caridad cristiana", desde principios del XX se generan políticas para mejorar su situación, muy tímidas en los primeros lustros "Instituto de Reformas Sociales", y sólo durante la II República "y en la Andalucía republicana durante la Guerra Civil" se intenta una reforma agraria que facilite el acceso a la propiedad de ese campesinado andaluz. Incluso durante el franquismo, ante la gravedad del problema del campesinado del Sur, se busca, sin éxito, afrontar el problema vía fórmulas como el Instituto Nacional de Colonización, que favorece la creación de pequeñas localidades de economía agraria basada en el regadío. E incluso en 1953 se aprueba una ley, la de Fincas Manifiestamente Mejorables, que apenas se aplica y que sin incidencia real en el campesinado andaluz, no puede impedir que éste tome el camino de la emigración en los años cincuenta y ésta se intensifique en los sesenta. La transición política y los primeros gobiernos democráticos han de afrontar el problema de ese campesinado sin tierras y sin empleo, agravado por el final de la emigración a Cataluña o Centroeuropa, con la institución de subsidios "como el PER", en tanto uno de los primeros frutos de la Autonomía será una Ley de Reforma Agraria pensada sobre todo para ese campesinado.
En las dos últimas décadas del siglo XX y el primer lustro del XXI el campesinado experimenta una evolución notable en Andalucía, su presencia como campesinado sin tierras no se centra en el Valle del Guadalquivir como antaño "Andalucía del latifundio, frente a una Andalucía del minifundio en las vegas y comarcas montañosas de Granada, Málaga y Almería, campesinado igualmente emigrante", sino que la nueva agricultura en todo el litoral andaluz y, en especial, de Almería y Huelva ofrece en buena parte un campesinado inmigrante obviamente sin tierras. Por otro lado, el desarrollo del interior andaluz favorece el trasvase desde la agricultura a otros sectores económicos "turismo, construcción, comercio" del campesinado más joven, que lentamente pierde relieve en esas comarcas. Todo ello configura un panorama muy diferente, llamado además a seguir evolucionando rápidamente. [ Antonio Checa Godoy ].
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