(CO). Al suroeste de la provincia de Córdoba, en la comarca del Medio Guadalquivir, se localiza el municipio de La Carlota, con una extensión superficial de 79 Km2 y una población total de 10.944 h. Al núcleo principal se le unen los siguientes diez poblados diseminados: La Paz, Los Algarbes, Monte Alto, El Arrecife "significativo topónimo, camino, vía, calzada", El Garabato, Chica Carlota, Las Pinedas, El Rinconcillo, Fuencubierta y Aldea Quintana. Estas aldeas "conocidas también como "departamentos"" siguen una vida bastante independiente del núcleo principal, pero obviamente tienen una fuerte dependencia de los servicios tanto públicos como privados que allí se ofertan.
La Carlota forma parte de los 44 pueblos y 11 ciudades que se fundan bajo el proyecto de las Nuevas Poblaciones del monarca Carlos III. La finalidad de este plan, liderado por el intendente Pablo de Olavide, es limpiar estos territorios "en las estribaciones de Sierra Morena" de bandoleros para explotar mejor la tierra, generar riqueza y establecer 10.000 colonos extranjeros "alemanes, fundamentalmente, conservándose algún apellido, como Folk o Herzog", asegurando el camino de Madrid a Cádiz por donde discurren todas las mercancías procedentes del Nuevo Mundo. Así, La Carlota es fundada en 1767, en lo que entonces se conoce como el desierto de La Parrilla y en 1835 la ciudad había crecido lo suficiente desde el punto de vista económico y social por lo que en este año se deroga el Fuero de Población, pasando al régimen normal del resto del país.
Al final de siglo XIX la ciudad es ya un importante centro industrial y comercial, que cuenta con estación de ferrocarril, posadas, molinos de prensa y fábricas de chocolate, aceite, jabón, vino y destilerías. Una de las industrias más famosas de la historia carloteña es la fábrica de harina, propiedad del marqués de Santa Rosa y ubicada en El Arrecife. A pesar de que la historia de la ciudad es relativamente reciente, estas tierras están ocupadas desde épocas mucho más remotas. Se han encontrado vestigios de la existencia de pobladores del Paleolítico Inferior "como herramientas muy toscas fabricadas en piedra" y de la Edad de Bronce "yacimiento arqueológico de Los Algarbes". De la cultura romana hay hasta 50 asentamientos en el actual término municipal y de los visigodos y musulmanes los restos son menos numerosos, por lo que no se tiene constancia a ciencia cierta de su establecimiento en este territorio, si bien puede notarse una clara toponimia árabe. Y se conoce que entre 1250 y 1390 existe en las proximidades de La Carlota un poblado llamado Almazanque "aunque no se sabe su ubicación" que transmite el nombre al principal cauce fluvial, el arroyo Guadalmazán. De los siglos XVI y XVII aparecen constatados restos de ventas como la del Arrecife e igualmente se conoce la existencia de algunas casas de la época, como las localizadas en Las Pinedas, La Carlota y otros lugares.
Ya de la colonización, reconocido como el origen inmediato del actual pueblo, son los principales monumentos del municipio donde pervive la huella de Carlos III. Destaca el Palacio de la Subdelegación de la Intendencia de las Nuevas Poblaciones de Andalucía "que alberga el Ayuntamiento" por ser reflejo del espíritu de la época "muy influenciada por la Ilustración" y por su calidad constructiva. De igual valor es la Posada Real que se construye para servir de lugar de descanso a los viajeros del Camino Real. El actual mercado local es en su origen una bella plaza de estilo neoclásico con tres arcos y naves abiertas en forma de "u". Por último, hay que destacar las viviendas tradicionales de la época de la fundación, conocidas como Casas de los Colonos y que se distinguen perfectamente del resto, porque han sabido mantener su estructura externa original del siglo XVIII "aunque muchas son modificadas en su interior". Estas casas se encuentran también en las cinco aldeas creadas en el momento de la fundación de la ciudad "Fuencubierta, El Garabato, Las Pinedas, Chica Carlota y Aldea Quintana".
Resultado de todo esto es el actual trazado de la ciudad. El núcleo de La Carlota se encuentra atravesado por lo que en el siglo XVIII se conoce como Camino Real, construido aproximadamente sobre el trazado original de la Vía Augusta, el Rasif árabe y el Arrecife moderno, es decir, sobre el camino que desde época romana comunica el sur con el centro peninsular. Esta vía transformada en carretera nacional (N-IV) a principios del siglo XX, es hoy la autovía A-4 que le ha otorgado y otorga a la ciudad un lugar estratégico en el sistema de comunicaciones que articula todo el Estado, permitiéndole el acceso rápido a Córdoba (dista 30 km.), Sevilla y, por supuesto, a toda la Península.
El casco urbano se alinea longitudinalmente a ambos lados de la carretera siguiendo un trazado rectilíneo "exponente de la arquitectura racionalista de la época de la fundación de la ciudad" y recientemente se está ensanchando de forma muy discontinua en dirección norte por el freno que supone la autovía, y sobre todo, se está extendiendo en la parte sur, hacia la aldea de La Paz, dándole al plano urbano una configuración romboidal. Precisamente su ubicación como lugar de paso estratégico le permite no participar de la dinámica tradicional de los municipios rurales de Andalucía, donde el éxodo merma gran parte de la población. De hecho, la tendencia poblacional de La Carlota es de crecimiento como así demuestran los últimos datos del censo; entre las cifras de 1996 y 2003 la ciudad ve incrementar sus habitantes en un 9,2 %, unos de los índices más elevados en el ámbito regional.
En cuanto a las actividades económicas, habría que resaltar que La Carlota es eminentemente agrícola, cuyo paisaje se caracteriza por las grandes extensiones de secano donde predominan el trigo "al que se dedican más de 2.000 ha de las tierras labradas" y el olivar "con más de 1.800 ha". Esta actividad refleja su importancia en el elevado porcentaje de población dedicada al sector, que supone un 28,35% del total de ocupados, frente al 16,50% que son los empleados en la construcción y la industria. No hay que olvidar que la dimensión de la ciudad requiere de unos mínimos de servicios sociales y comerciales que dan trabajo a una parte también considerable de la población.
Por último, es interesante resaltar la multitud de fiestas de las que se puede disfrutar en La Carlota. El Día de la Candelaria se celebra tanto en la ciudad como en las aldeas y debe su nombre a la tradición de encender las candelas en la noche del uno al dos de febrero. La Romería de San Isidro (15 de mayo) es sin duda una manifestación del carácter agrícola de la ciudad. Además, como en el resto de las Nuevas Poblaciones, el Día de la Colonización (5 de julio) conmemora el origen de la ciudad. Por último, está muy arraigada entre la población la Festividad del Cristo de la Misericordia con multitud de actos y una gran participación ciudadana. [ Reyes Manuela González Relaño ].
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