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GREMIO |
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m. Corporación formada por los maestros,
oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por
ordenanzas o estatuto especiales. Conjunto de personas que tienen un
mismo ejercicio, profesión o estado social.
Las cifras de población artesana "entre un 40% y un
50% de la población productiva total se concentra en las ciudades más
populosas" hacen pensar que la organización gremial tiene, desde la
conquista cristiana, una incidencia grande en la actividad económica
global de Andalucía. Los grupos más importantes en esa organización son
el textil y el de subsistencias (molineros, tahoneros, bodegueros,
panaderos, etc.). Le seguirían los grupos de la piel, del cuero, de la
construcción, madera y metal (tejedores talabarteros, alfayates,
curtidores, chapineros, repujadores, carpinteros, orfebres, armeros,
alfareros, ceramistas, etc.). Estos colectivos gremiales suelen ubicarse
en barrios ciudadanos y en parroquias concretas, lo que presta a la
morfología urbana unas características peculiares. En los pueblos priman
los oficios agrarios, incluso en los mayores (Écija, Antequera, Jerez e
la Frontera), suponiendo más de un 60% de la población activa, lo que
reducía los porcentajes de población artesanal a pequeñas cantidades del
10% al 20%. En los núcleos costeros (Puerto de Santa María o Huelva) se
incrementan estas cifras con el sector de servicios (marineros,
pescadores, calafateadores, etc.) hasta unos márgenes del 40% al 45% del
contingente total activo. Tierra adentro los artesanos de la sedería
abundaban en Córdoba y Granada, y los de la piel y metal en Jaén, Sevilla
y Cádiz .
Muchas de las corporaciones de menestrales andaluzas
surgen tras la conquista cristiana, siguiendo las ordenanzas de los
gremios castellanos. La legislación de estas corporaciones sufre muchos
avatares en los dos primeros siglos. En el siglo XVII hay un intento
unificador de las ordenanzas que no se consigue hasta el siglo XVIII,
perdurando hasta 1836, en que son abolidos definitivamente los
gremios.
Requisitos para la agremiación.
En las ordenanzas quedan exhaustivamente
previstos los requisitos que necesita superar cualquier aspirante para
agremiarse. Requisitos que se materializaban en tres fases: el
aprendizaje, la formación de los tribunales de examen y las pruebas
específicas que había de realizar el aspirante. Los derechos de examen
son gravosos para los más débiles económicamente, y las pruebas son
además barreras infranqueables para los que no tienen buenos padrinos o
son ajenos a los monopolios y clanes familiares que dominan las
respectivas corporaciones gremiales. Las limitaciones de agremiación son
escasas hasta el siglo XVI (se excluye generalmente a los esclavos,
mulatos, negros y gitanos), aunque luego se exige expediente de limpieza
de sangre o bien demostrar que se es cristiano viejo. Los esparteros,
todavía en el siglo XIX, rechazan la entrada a los protestantes.
El aprendizaje se realiza con un maestro y oscila su
duración de dos a ocho años, según el oficio, siendo cuatro años la
duración más corriente del período de aprendizaje, y para alcanzar la
calificación de oficial. Los reglamentos de los tribunales de examen y
las pruebas y procedimientos de selección cambian poco en los 350 años de
la existencia de los gremios, lo que contribuye a anquilosarlos y a que,
por esta causa, desaparecieran sin pena ni gloria. Es obligatorio para
abrir tienda o taller el tener aprobada la carta de examen, sancionándose
a los contraventores con graves multas pecuniarias de hasta 6.000
maravedíes.
Funcionamiento.
La jornada laboral era de doce y trece horras
y nunca se trabajaba los sábados "después de la salve", indicando las
ordenanzas que los maestros tratasen bien a los obreros y que éstos no
trabajasen "en feria, ni en la fiesta de los apóstoles ni en las cuatro
fiestas principales del año". Los obreros tenían prohibido enseñar el
oficio, trabajar fuera del taller del maestro y tener aprendices y
criados.
Los gremios eran dirigidos por los veedores elegidos
por los oficiales o maestros, y confirmados por los Concejos locales, por
lo que el control oficial es constante y decisivo en la vida de los
gremios, siendo recíproca la colaboración y favores que se intercambiaban
los maestros y los poderes municipales.
Servicios asistenciales.
Aunque en la institución del gremio lo
asistencial no era prioritario, sí tuvieron en este aspecto "en lo que
tenían de conexión con lo laboral" un cometido concreto en la fundación y
mantenimiento de hospitales; no sólo como centros de acogimiento de
enfermos cofrades y de su familia, sino también como sitios para hacer
cabildos los diferentes gremios. En Andalucía es muy significativo la
correlación que existe entre gremios y cofradías, unos y otras con
objetivos distintos pero ambos animados de una filosofía conservadora y
corporativista, y teñidos de una religiosidad muy especial.
Lenta desaparición.
El paso del régimen gremial al moderno sistema
fabril transforma los sistemas de producción artesanos, por lo que poco a
poco los gremios se ven relegados. Asimismo, la nueva política del
liberalismo económico propicia la libertad de trabajo y es, en resumen,
el factor más decisivo en la desaparición de los gremios. Parece ser que
allí donde es más potente la actividad artesanal es donde primero prende
la revolución industrial, toda vez que se cuenta con una abundante mano
de obra cualificada. Sin embargo, el caso andaluz, con un pasado
floreciente en este campo desde el desde el siglo XV, no responde a las
expectativas industriales que de aquel pasado artesanal cabría
esperar.
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