f. El artículo 6º-1 del Estatuto de Autonomía de Andalucía define como bandera de la Comunidad "la tradicional formada por tres franjas horizontales "verde, blanca y verde" de igual anchura, tal como fue aprobada en la Asamblea de Ronda de 1918".
En bello testimonio literario, no histórico, permite pensar que en la alcazaba almeriense ondeaba a finales del siglo XI una bandera con esos colores: "Una verde bandera / que ha hecho de la aurora blanca / un cinturón"". Los versos son de Asbag ibn al-Arqam, un visir del rey taifa almeriense al-Mutasim, que reina de 1051 a 1091 y que es también poeta.
La primera bandera de tales colores en Andalucía de la que se tiene referencia "aunque indirecta" es la que el sultán almohade Abu Yusuf Yaqub manda izar en la mezquita de Sevilla, capital entonces de al-Ándalus, para celebrar la victoria en Alarcos el 18 y 19 de julio de 1195 frente a las tropas cristianas de Alfonso VIII, y que será la última gran victoria musulmana antes de que la derrota en las Navas de Tolosa abra las puertas de Andalucía a los ejércitos castellanos. Esa bandera tiene dos colores, verde y blanco: el blanco lo aportan los almohades, es su color y simboliza "como hoy" paz y parlamento; el verde es el color de las enseñas de la dinastía omeya durante el califato de Córdoba, de ahí que el tono de verde de la bandera andaluza se defina oficialmente hoy como "verde omeya", un verde oscuro, botella. El verde se mantiene como color de reivindicación en Andalucía en los siglos siguientes. En 1521, una revuelta en el barrio de la Feria de Sevilla, motivada por el hambre, pasa a la historia como "el motín del pendón verde", pues los sublevados exhiben un estandarte arrebatado a los musulmanes por las tropas de Alfonso X el Sabio y depositado en la iglesia Omniun Sanctorum.
La definitiva expulsión de los moriscos, la entrada de Andalucía en lo que Blas Infante llama el periodo de ocultación, llevan al olvido de ese símbolo, que no está en la sublevación del Duque de Medina Sidonia y el Marqués de Ayamonte contra Felipe IV en 1642. No se habla de bandera andaluza "ni otros símbolos" en el proyecto de constitución de Antequera en 1883 y será el movimiento andalucista de los años diez del siglo XX quien tome como tarea la de definir bandera, escudo e himno de Andalucía. Lo hace en la Asamblea de Ronda, en enero de 1918, promovida por los Centros Andaluces que comienzan a surgir en los años precedentes. Asamblea que, dentro de su objetivo básico de conseguir el reconocimiento de Andalucía "como país, nacionalidad y democracia autónoma", determina la bandera nacional, y que, además de por razones históricas, BlasInfante defiende así en carta, literaria y emotiva, al presi-
dente del joven Centro Andaluz de Barcelona: "verde es la vestidura de nuestras sierras y campiñas prendida por los broches de las campesinas habitaciones blancas; almendros en flor son los árboles preferidos por los andaluces y blancas son nuestras villas y antiguas ciudades de blancos caseríos con verdes rejerías orladas de jazmines. Pura y blanca, como un niño, es la Andalucía renaciente que en nuestro regazo se calienta y es aquella esperanza por siempre reverdecida, y ya conscientemente sentida y definida por los nacionalistas andaluces, la que aspira a realizarla".
Clausurados los Centros Andaluces, con sus banderas, durante la dictadura de Primo de Rivera, cuando el andalucismo renazca con la II República y se pongan en marcha las Juntas Liberalistas para promover un Estatuto de Autonomía andaluz, la bandera andaluza reaparecerá, aunque no inmediatamente, y en el otoño de 1932 comienzan a ser numerosos los ayuntamientos andaluces que deciden "nosin polémica en muchos casos" que la verdiblanca ondeejunto a la bandera española, entonces tricolor. Sin embargo, el anteproyecto de bases para un Estatuto de Autonomía andaluz, aprobado en la Asamblea de Córdoba, en 1933, no alude a la bandera andaluza ni a otros símbolos.
El franquismo es otra losa sobre la memoria andaluza, y de nuevo la bandera es prohibida y casi olvidada. Sin embargo, el resurgimiento del andalucismo en la clandestinidad en las postrimerías del franquismo y el resurgir del debate mismo sobre Andalucía en los medios, lleva a una reaparición de la bandera andaluza, que lo hace en la Feria de Muestras Iberoamericana de Sevilla en 1975. Tras la muerte de Franco, casi todos los Estatutos de Autonomía de Andalucía que presenta los partidos políticos, aún en la clandestinidad, incluyen la bandera andaluza y la describen como verde, blanca y verde en tres franjas horizontales.
Desde principios de 1977 se multiplica la presencia y el reconocimiento de la bandera andaluza. La Comisión Promotora del Ente Regional de Andalucía "una iniciativa de mancomunidad que impulsan las diputaciones" reconoce en febrero de ese año la bandera verde, blanca y verde como bandera de Andalucía, y muchos ayuntamientos aún regidos por autoridades franquistas "a veces tras agrios debates, como ocurre en Jaén" aprueban que la bandera andaluza ondee junto a la nacional y la local.
La bandera andaluza está ya en todos los mítines de la izquierda y del centro en la primera campaña electoral democrática, la de junio de 1977, en las ferias del siguiente verano y un mar de verdiblancas inunda las calles andaluzas el 4 de diciembre de ese año, cuando un joven malagueño, J. M. García Caparrós, pierde la vida precisamente por intentar que la bandera andaluza ondee en los edificios públicos de Málaga. No será sangre estéril, pues en ese 1977 la bandera andaluza vence las últimas resistencias "hay intentos de crear una bandera de Andalucía oriental" y ondea poco a poco en todos los lugares de Andalucía, la llevan los jornaleros andaluces en sus jornadas y marchas de protesta, la colocan en los lugares mas inverosímiles del mundo, de la Antártida al Everest, andaluces inquietos. Sigue siendo, como siempre, como reza el himno andaluz, símbolo de paz y esperanza. [ Antonio Checa Godoy ].
Para más información, visite Wikanda: http://www.wikanda.es/wiki/Bandera_de_Andaluc%C3%ADa
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