| Montañas que alcanzan los 3.482 m. de altitud en el pico Mulhacén de Sierra Nevada y que abarcan buena parte de Andalucía (de Cádiz a Almería, pasando por Málaga, Granada, Sevilla, Córdoba y Jaén, si bien se prolongan por Murcia, Alicante), cuyo precedente territorial es la provincia Bética romana, de donde estas sierras toman el nombre.
Se forman entre las placas tectónicas europea (Sierra Morena) y africana (cuyo borde, el Bético-Rifeño, aparece hoy en algunas zonas) donde estaba el antiguo mar Mediterráneo o Thetys, cuyos fondos fueron acumulando materiales procedentes de la erosión de ambos bordes emergidos. Eso ocurre a lo largo de la era Secundaria (periodos triásico, jurásico y cretáceo), es decir, unos 160 millones de años, formándose lo que se llama un geosinclinal (o zona hundida de la corteza terrestre donde se almacenan gran cantidad de sedimentos) con diferentes partes, según profundidad y distancia a los continentes.
El movimiento de las placas y las compensaciones isostáticas elevan tales depósitos (que se endurecen, pliegan, deslizan y rompen, pero también se erosionan) en los paroxismos sucedidos en el planeta; y que en este caso corresponden a los plegamientos alpinos (llamados así por los Alpes), en que se forman grandes cordilleras en el mundo, entre ellas las Béticas. Tales movimientos tienen lugar en la era Terciaria y principalmente en el periodo Mioceno, comenzado hace 25 millones de años. Avanzada esa era, ya en el Plioceno (trece millones de años atrás), se hunde un trozo de corteza entre las Béticas y el Rif, antes unidas, produciendo vulcanismo (Cabo de Gata) y abriendo el mar de Alborán y el Estrecho de Gibraltar; esto es el actual Mediterráneo occidental. Mientras el antiguo Thetys se va rellenando para convertirse en el Valle del Guadalquivir, cuyo proceso de colmatación aun está vivo en las marismas. Tampoco acaban los movimientos con los plegamientos alpinos, sino que existen reajustes posteriores o geotectónica: como la elevación de la cuenca del Guadiana Menor y el encajamiento fluvial.
El resultado de esta ingente construcción es un enorme triángulo (casi 200 km. entre las sierras de Alcaraz y Gádor), que va adelgazándose y perdiendo vigor en general hacia el oeste, con estructuras transversales, o mejor de nordeste a suroeste, pero con importantes pasillos longitudinales. Desde la Geología se distinguen distintas partes (unidades externa, internas, mantos, etc.) y el enfoque geográfico considera (además de las zonas del mencionado geosinclinal, estructuras, materiales, erosión posterior, etc.) las repercusiones de las alineaciones en la historia, economía, poblamiento, infraestructuras" Según ese esquema las divisiones serían:
El Prebético. De acumulación somera, se sitúa al nordeste de Jaén (Cazorla, Segura, 2.133 m. sobre el nivel del mar) con enérgicos pliegues, a veces bastante erosionados y hasta invertidos: anticlinales (o antiguas partes elevadas), desventrados por la erosión y sinclinales (o zonas bajas al principio) colgados o sobresaliendo de los anteriores. Es predominantemente calizo, produciendo abundantes surgencias y acuíferos y constituyendo, pues, una importante masa forestal y nudo hídrico (Guadalquivir, cabecera del Guadiana Menor, Segura")
La Subbética. Se extiende al sur del Valle del Guadalquivir (a cuyo borde meridional exportó algunos materiales por deslizamiento, denominados olitostromas) entre las sierras Mágina de Jaén (1.167 m) y Grazalema en Cádiz (1.655), pasando por el Subbético cordobés (Cabra, Priego) y sevillano (Estepa). Es también calizo, pero con zonas margosas más erosionables, y abundan las formas cársticas (lapiaces, poljés, simas, cuevas") y los pliegues poco desgastados (tipo jurásico). Su extensión da lugar, a diferencia del Prebético, a medias y bajas montañas, entre valles y llanuras, de fácil acceso, donde existen importantes poblaciones y laderas cultivadas, sobre todo de olivar.
Se pueden señalar por lo menos tres ejes longitudinales de gran repercusión geográfica, porque establecen comunicación entre dos grandes vías naturales andaluzas, Valle del Guadalquivir y Depresión Intrabética. Son de este a oeste, el pasillo de Pozo Alcón por donde el Guadiana Menor rompe, aprovechando un diapiro (rotura de materiales por irrupción desde abajo de rocas salinas y yesíferas), entre las comarcas de Baza y Úbeda. El Guadajoz favorece la comunicación con la Vega granadina y la Campiña cordobesa, entre los Montes de Granada y Jaén y las sierras de Priego y Cabra. Más al oeste el Genil comunica las tierra de Loja y Écija.
La Depresión Intrabética. Corresponde a un surco o gran fosa entre el Subbético y la Penibética, que, con alguna interrupción, se extiende desde la comarca de los Vélez en Almería a Antequera, por donde se enlaza con el Valle del Guadalquivir. Forma, en consecuencia, un paso natural transversal en Andalucía, que une (desde muy antiguo; y a partir de 1992 por autovía) ciudades como Baza, Guadix, Granada y Loja. Esa fosa se rellenó de materiales detríticos (arcillas, limos, margas, molasas, yesos, conglomerados" según las zonas ), presentando estructuras tabulares (Ronda, cuencas intramontanas, aunque no propiamente Depresión Intrabética), glacis o llanuras, colinas o intensos abarrancamientos ( badlands , especialmente en las Hoyas de Baza y Guadix).
La Penibética. Es la parte meridional de las cordilleras desde Almería (María, Estancias, Filabres) a Sierra Bermeja, casi en la provincia de Cádiz, luego del murallón de Sierra Nevada, Baza, Gádor, Alpujarras, Alhama, Tejada, Montes de Málaga y Serranía de Ronda. Involucra una parte del viejo macizo bético rifeño con rocas metamórficas y mineralizadas (cuarcitas, pizarras, mármoles...), a las que se unen materiales mesozoicos, calizas, dolomías y margas. Sus estructuras complejas han atraído la atención de geólogos y geógrafos, sobre todo por los mantos de corrimiento (grandes deslizamientos), de los que se distinguen tres: nevado-filábride, alpujárride y maláguide. Las formas son variadas: vasta cúpula de 80 km. nevadense, pliegues anticlinales y sinclinales, más o menos desgastados, fracturas, fallas, modelado cárstico, fluvial, periglaciar y algunos restos de circos y lagunas glaciares en los picos de Sierra Nevada.
Como en el caso de la Subbética, la alineación transversal penibética (más maciza que aquel) está cortada por valles de erosión fluvial y tectónica pliegues o fallas) de gran repercusión geográfica porque establecen comunicación entre dos vías naturales andaluzas, Depresión Intrabética y Costa. Citemos tres: uno el valle del Guadalhorce entre los llanos de Antequera y la Hoya de Málaga con poblaciones como Álora, Coín o Cártama. El valle de Lecrín, gran surco entre Sierra Nevada y Alhama, drenado por el Guadalfeo, entre la Vega de Granada y la costa subtropical de Motril y Almuñécar. Más al este, el valle del Andarax separa las sierras Nevada y de Baza-Filabres, comunicando, ya por autovía, Guadix con Almería.
El complejo del Campo de Gibraltar. En el extremo suroccidental (donde se estrechan las Béticas y sería la unión de la parte externa o Subbético y la interna o Penibética) existen unas estructuras complejas al este de Cádiz, que suelen denominarse el Flysch del Campo de Gibraltar. Son alternancias de materiales resistentes, calizas, areniscas, y otros más blandos, dando lugar a erosión diferencial con estructuras de barras de areniscas sobresalientes, aprovechadas para algunos asentamientos estratégicos (Alcalá de los Gazules, Jimena...) [ Gabriel Cano ].
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