(camas, sevilla, 1933). Matador de toros, de nombre Francisco Romero López. Con apenas doce años entra a trabajar de zagal del ganado en el cortijo Gambogaz, propiedad del general Queipo de Llano. Dos años más tarde, mientras trabaja de recadero en farmacias de La Pañoleta y Camas, empieza a aprender el oficio toreando de salón en el campo de fútbol de su pueblo y acudiendo a algunos tentaderos. A una edad avanzada, 21 años cumplidos, debuta de luces en la plaza de La Pañoleta el 25 de julio de 1954 ante ejemplares de Joaquín Buendía. Sin solución de continuidad hace su debut con picadores en Utrera el 8 de septiembre. Se lidian novillos de Esteban González y Romero comparte paseíllo con Juan Gálvez, Paco Corpas y Ruperto de los Reyes. Esa temporada del 54, con José Brageli como apoderado, la concluye con cuatro novilladas sin caballos y la referida del debut con los del castoreño.
La temporada de 1955 comienza para Romero con nuevo apoderado, Miguel Moreno, que le formaliza la presentación en Barcelona el primer día del año. Aquella tarde comparte cartel con Antonio Gallardo y Miguel Montenegro. Ese mismo año comienza el servicio militar y con él un parón en su carrera. De hecho, retoma los trastos después de licenciarse para preparar su esperado debut en la Maestranza de Sevilla, por la vía de la sustitución, el 26 de mayo de 1957 de la mano de un nuevo apoderado, Antonio Chaves. Romero sustituye al anunciado Juan García ?Mondeño? en la lidia de novillos de Benítez Cubero, con Antonio Romero y José Trincheira en el cartel. En esa tarde lluviosa, Sevilla descubre a un novillero diferente, dueño de un toreo muy personal, que se entretiene en cortar las dos orejas a su segundo oponente, Radiador, negro zaíno, número 101, de 470 kg. de peso. Anteriormente, la música acompaña a unos excelentes lances a la verónica. A partir de aquella tarde sevillana, se convierte en uno de los novilleros más esperados por la afición. En 1958 se establece en Madrid y hace su presentación en Las Ventas el 18 de julio; esa temporada torea dos tardes más en la capital, sin rematar triunfos, pero deja perfilada su alternativa con el máximo ambiente para el año siguiente.
Confirmación. El 18 de marzo de 1959, en fin, Curro Romero se hace matador de toros en la plaza de Valencia. Con un encierro del Conde de la Corte, Gregorio Sánchez hace las veces de padrino y Jaime Ostos actúa como testigo; el balance artístico no invita al optimismo. Un mes y un día después, en una cita trascendental para el devenir de su carrera, se anuncia en Sevilla con una corrida de Peralta, compartiendo cartel con su padrino de alternativa, Gregorio Sánchez, y El Trianero. Aquella tarde entra en vigor el nuevo reglamento taurino, que trae como principales novedades las dos rayas del tercio y las nuevas puyas de cruceta. Aquella tarde, también, se confirman todas las esperanzas depositadas en el nuevo torero de Camas, que corta dos orejas, se erige en la gran novedad de la temporada y protagoniza elogiosas crónicas de los más exigentes críticos nacionales. Acude un mes después a Las Ventas de Madrid a confirmar su doctorado valenciano de manos de los hermanos Vázquez, Pepe Luis y Manolo, y con un encierro de Eusebia Galache; la lluvia obliga a suspender el festejo tras la lidia del tercer toro. Curro repite en Madrid el 20 de septiembre y corta su primera oreja en esa plaza, a un sobrero de Aleas. Concluye la campaña en España con 33 paseíllos y se marcha a América para cosechar grandes triunfos en Lima, donde gana el Escapulario del Señor de los Milagros, y Manizales.
La década de los sesenta la inicia con una regularidad estimable, toreando entre 25 y 30 corridas por temporada, lo habitual en la mejor época de Romero. Curiosamente, en 1960 su nombre no aparece por primera y única vez en los carteles de la Feria de Sevilla. La afición manifiesta su disgusto y el empresario, Diodoro Canorea, reconsidera su postura y anuncia al de Camas dos tardes. La primera Puerta del Príncipe llega el 19 de junio, Corrida del Corpus, después de la genial faena a Tomatero, sobrero del hierro de Tassara: vuelta al ruedo después de lancear a la verónica hasta 18 veces y dos orejas. La temporada siguiente, la del 61, la concluye con 29 paseíllos; una de sus actuaciones más recordadas tiene lugar en Madrid el 4 de julio, en la Corrida de la Prensa, en la que logra la Oreja de Oro. En 1962 sufre hasta tres percances de importancia, en Algeciras, La Línea y Zafra. Con todo, firma 33 corridas, 23 en la siguiente y de nuevo 33 en la de 1964.
Madurez. Los triunfos se van sucediendo año tras año: en 1965, el 29 de abril, protagoniza una histórica tarde en la Maestranza, con la lidia de toros de Benítez Cubero, con Paco Camino y Diego Puerta en el cartel. Suma una nueva puerta grande en Las Ventas, el 25 de mayo, y cierra campaña con un percance en Almería y 35 corridas, uno de los mayores registros de su carrera. 1966 es un año memorable, por cuanto sale a hombros dos veces en Madrid, el 28 de mayo, en mano a mano con Antonio Bienvenida, y el 7 de julio, en la Corrida de la Prensa que torea de nuevo con Bienvenida y con Antonio Chenel Antoñete. A ello hay que sumar otra Puerta del Príncipe sevillana después de la encerrona del 19 de mayo con seis toros de Urquijo, a los que corta un total de ocho orejas.
A finales de los sesenta y principios de los setenta se observa un descenso de las actuaciones de Curro Romero. Además, el 25 de mayo de 1967 se niega a matar en Madrid un toro de Cortijoliva, por lo que es detenido y puesto en libertad al día siguiente para torear un encierro de Benítez Cubero. Tras el escándalo, la apoteosis, con salida a hombros con sus compañeros Puerta y Camino. El 13 de junio de 1968 vuelve a encerrarse con seis toros en la Maestranza; aquella cita, día del Corpus, la salda con cuatro orejas y nueva Puerta del Príncipe. Entre 1969, con anuncio incluido de retirada de los ruedos que no se consuma, y 1970 sólo suma doce festejos. En los setenta vuelve a su ritmo habitual; de hecho, la temporada de 1973 es la más fructífera de su carrera en cuanto a número de paseíllos, con 40. Con todo, los éxitos, aun siendo de relumbrón la mayoría, se hacen esperar cada vez más. Sus paseíllos se centran, fundamentalmente, en las plazas de máxima categoría, en especial en la Maestranza en la que suele actuar hasta cinco tardes por temporada. Su quinta Puerta del Príncipe llega el 19 de abril de 1980, después de cortar tres orejas a astados de Carlos Núñez. A pesar de ese esperanzador y meritorio arranque, la década siguiente, la de los ochenta, va a ser de largo la más dura para Curro Romero, tanto en lo profesional como en lo personal.
En efecto, en 1981 sufre dos percances de importancia, en El Puerto y Almería. Además padece un bache anímico provocado por su separación en 1978 de Concha Márquez Piquer. Para colmo de desgracias, su hija mayor, Coral, fallece en accidente de circulación en Teenessee, Estados Unidos, el 2 de noviembre de 1986. Un año más tarde en Madrid, después de escuchar los tres avisos la tarde del 12 de julio, un espectador accede al ruedo y agrede a Romero, en una imagen que da la vuelta al mundo. Por fortuna, los años noventa, el último ciclo de una carrera que parecía no tener fin, guardaban muchas y gratas sorpresas para los aficionados. En 1991 alterna triunfos en Sevilla, el Domingo de Resurrección, y en Nimes (Francia), ésta a un toro del Marqués de Domecq. El 2 de octubre de 1992, en la Feria de Otoño de Madrid, corta una oreja del toro Soneto, de Moura, que lo voltea de muy mala manera al entrar a matar.
En estas fechas llegan los reconocimientos públicos a una carrera brillante y extensa: en 1993 se le concede la Medalla de Oro de Andalucía y en 1997, la Medalla al Mérito de las Bellas Artes y el título de Hijo Adoptivo de Sevilla. Sus últimas actuaciones históricas tienen lugar en Antequera, el 20 de agosto de 1998, donde corta los máximos trofeos del toro Deseado, del hierro de Jandilla; y, una vez más, en Sevilla, la tarde del 17 de abril de 1999, con las dos orejas de Parlanchín, de Juan Pedro Domecq. Curro Romero, después de conceder la friolera de 31 alternativas, encara en la mejor forma el último tramo de su carrera taurina.
En la última temporada de su carrera, la del año 2000, después de 42 temporadas consecutivas en activo, Curro Romero anuncia su retirada de los ruedos. Lo hace después de torear la mañana del domingo 22 de octubre de 2000, junto a Morante de la Puebla, en un festival a beneficio de la asociación Andex en la plaza de La Algaba (Sevilla). Su último novillo se llama Espoleta, de la divisa de Zalduendo. Eso sucede por la mañana; por la noche, durante la intervención en el programa ?Clarín? de Radio Nacional de España, Curro Romero anuncia concisamente: ?Me acabo de retirar?. Había prometido hacía muchos años que se iría en silencio. [ Ángel Cervantes Velarde ].
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