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CORDOBÉS, EL

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(palma del río, córdoba, 1936).  Matador de toros, de nombre Manuel Benítez Pérez. El Cordobés es uno de los diestros más importantes de la historia de la tauromaquia y uno de los personajes de mayor trascendencia social de la historia de la segunda mitad del siglo XX en España. Su irrupción como figura coincide con la apertura internacional del país y el comienzo del desarrollismo y la llegada masiva de turistas. En medio de estas circunstancias sociales y económicas, el torero, que exhibe unas formas iconoclastas, se convierte en uno de los emblemas más reconocibles de la España de la década de los sesenta. El Cordobés es uno de los últimos toreros llegados a la fiesta para escapar de las privaciones y el hambre de su niñez, que vive bajo el cuidado de su hermana Ángela, después de haber quedado huérfano desde muy pequeño. Los comienzos toreros de Manuel Benítez, que se había iniciado toreando furtivamente en las dehesas de su natal Palma del Río, no son afortunados. Después de vivir su adolescencia al borde de la delincuencia y tirarse de espontáneo repetidas veces "en Córdoba, Aranjuez o Madrid", llega a actuar en cosos menores con desigual fortuna. El 5 de agosto de 1959 viste el traje de luces por primera vez en la localidad toledana de Talavera de la Reina y el 15 de septiembre siguiente, actuando en Loeches (Madrid), El Cordobés y su compañero Manuel Gómez Aller resultan heridos gravemente por el mismo novillo. Gómez Aller moriría poco después en una cama del Hospital General de Madrid junto a la que también convalecía Manuel Benítez. Para entonces, sobrevive en Madrid, a donde había acudido para hacer el servicio militar, y trabaja como albañil.

Nacimiento del mito. A punto de marcharse a Francia como emigrante y con 24 años cumplidos, se cruza con el taurino cordobés Rafael Sánchez "El Pipo", que lo bautiza como El Cordobés y crea los cimientos del futuro mito. El Pipo idea una campaña en la que se presentaba al diestro de Palma del Río como un "robagallinas" y un desheredado, una personalidad hábilmente idealizada en la película Aprendiendo a morir y en la novela O llevarás luto por mí , de Dominique Lapierre y Larry Collins. El 15 de mayo de 1960, actuando en la plaza de Córdoba, se inicia esta etapa, ya bajo el nombre de El Cordobés, que sustituye definitivamente a los anteriores de Palmeño y El Renco, en una novillada sin caballos en la que actúa con Edmundo Juárez "El Argentino" y el venezolano Ramón Montero. La crónica del crítico cordobés José Luis de Córdoba, titulada «La tila por las nubes», es el mejor retrato de la irrupción de un novillero aún desconocido al que El Pipo convierte en un fenómeno sociológico que llega a actuar, incluso, en un festival celebrado en el Palacio del Pardo, en presencia del general Franco, que le concede todas las bendiciones del aparato franquista.

Antes de tomar la alternativa, El Cordobés rompe su relación profesional con El Pipo, cuando ya es una figura indiscutible y un verdadero ídolo de masas discutido por los sectores más puristas de la afición. Apoderado por la casa Chopera, el 12 de octubre de 1962, después de haber actuado en 109 novilladas, se prepara su doctorado en la desaparecida plaza de los Tejares de Córdoba con Antonio Bienvenida de padrino y el diestro cordobés José María Montilla de testigo, ante toros de Samuel Flores. La lluvia pospone el doctorado al siguiente 25 de mayo con idéntico cartel de toros y toreros, saldándose con un gran triunfo. El 20 de mayo de 1964, en medio de una expectación inusitada, que paraliza todo el país, El Cordobés confirma su alternativa en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. El toro de la ceremonia se llamaba Emotivo, pertenecía a la ganadería de Benítez Cubero y coge al Cordobés, corneándolo en los dos muslos, después de que Pedro Martínez Pedrés le cediera los trastos en presencia de Manuel García Palmeño. La fotografía de Manuel Benítez, empitonado en el suelo por el toro de su confirmación de alternativa, da la vuelta al mundo y consolida el aura de un mito al que de forma insólita se le concede la oreja del astado que le había herido sin haberle entrado a matar.

El Cordobés ya era un ídolo indiscutible fuera y dentro de los ruedos y las críticas de los aficionados más puristas nada tienen que hacer contra el fervor creciente del gran público, que vuelve a llenar las plazas de toros al reclamo iconoclasta del diestro de Palma del Río. Su flequillo, la enorme carcajada con la que acompaña sus actuaciones, el espectacular salto de la rana son el envoltorio de un concepto torero basado en la quietud, la ligazón de los muletazos y el toreo al natural, que tiene su más claro precedente técnico en la figura de Manuel Rodríguez "Manolete", del que también hereda el mando absoluto de la fiesta de los toros en los años de su primera época en activo. Después de haber actuado en 57 y 72 corridas en las temporadas de 1963 y 1964, llega a actuar hasta en 111 ocasiones en 1965. En 1967, consigue alcanzar los 109 contratos y en 1970 pulveriza el récord establecido por Juan Belmonte al actuar en 121 ocasiones en 1970, finalizando la temporada en Jaén matando seis toros en solitario y subiéndose a lomos del sexto. Antes, en 1967, había anunciado por sorpresa su retirada de los ruedos después de declarar públicamente que lo había "consultado con la almohada". Los principales empresarios taurinos del país acuden en peregrinación a su finca de Villalobillos para hacerle desistir de su propósito firmando el pacto en la ya famosa almohada de El Cordobés, que sigue toreando sin apearse de su condición de máxima figura hasta la temporada de 1971, en que decide retirarse.

La guerrilla. Antes de su retirada, El Cordobés protagoniza en 1969, junto al diestro Palomo Linares, una pugna con el empresariado taurino, que les lleva a organizar una temporada basada en plazas alejadas del gran circuito e incluso cosos portátiles, que pasa a la historia con el nombre de La guerrilla. El 22 de julio de 1979, después de casi ocho años sin vestir el traje de luces, Manuel Benítez reaparece en la plaza de la localidad alicantina de Benidorm para estoquear seis toros de los Herederos de Carlos Núñez. El 14 de septiembre de 1981, actuando en Albacete junto a Rafael de Paula y Palomo Linares, un espontáneo en estado ebrio llamado Fernando Villarroel se arroja en el segundo toro de El Cordobés. El animal, llamado Sospechoso y marcado con el hierro de Los Guateles, le asesta una cornada en la yugular, mortal de necesidad, que desata las críticas injustificadas de algunos sectores de la afición acusando a El Cordobés y su cuadrilla de cierta pasividad al hacer el quite al infortunado espontáneo. El Cordobés decide dejar la profesión y no vuelve a actuar en público hasta el 5 de abril de 1986, cuando seviste de corto en la plaza de Las Ventas, acompañado de una gran expectación, para torear a beneficio de las víctimas del volcán colombiano del Nevado del Ruiz. No le acompaña la suerte ese día al torero de Palma del Río, que se enfrenta a un deslucido novillo de Herederos de Carlos Núñez y comparte cartel con Antoñete, Andrés Hernando, Palomo Linares y los entonces novilleros Joselito y Macareno de Colombia. Dos años después, El Cordobés anuncia su intención de retirarse formalmente de la profesión actuando en una corrida extraordinaria que se debía celebrar en la plaza de Córdoba a beneficio de la Cruz Roja Española el 30 de abril de 1988. Un ataque de apendicitis frustra el intento a escasas fechas del evento, aunque los rumores se vuelven a desatar en 1991, cuando el diestro cordobés se descuelga pidiendo 1.000 millones de pesetas para actuar en la corrida de toros inaugural de la Exposición Universal de Sevilla. Lo desorbitado de la cifra vuelve a abortar el intento, aunque en 1994 la cadena de televisión Antena 3 y el empresario José Félix González anuncian junto al diestro una corta campaña de corridas televisadas en cosos de segunda categoría, a pesar de que El Cordobés, una vez más, desiste del empeño. Por fin, el 12 de abril de 1995, Miércoles Santo, Manuel Benítez se vuelve a enfundar el traje de luces en la plaza de Fuengirola, actuando mano a mano con Jesulín de Ubrique e iniciando una serie de actuaciones esporádicas y de idas y venidas intermitentes en cosos menores, con escaso tirón de público y atención mediática, que tiene su culminación el 1 de junio de 2002 en la plaza de Córdoba, cuando su hijo Manuel le corta la coleta después de que el diestro, con sesenta y cuatro años cumplidos, le cortara el rabo a un toro de María José Barral en una aclamada actuación, en la que da la alternativa al novillero cordobés Enrique Reyes Mendoza en presencia del matador de toros extremeño Juan Mora.

Califa del Toreo.  El corte de coleta no se ve materializado después en una retirada formal y absoluta. Animado por el triunfo, El Cordobés aún se viste de luces en alguna ocasión y recibe los honores de ser investido V Califa del Toreo por la alcaldesa Rosa Aguilar en una inaudita ceremonia celebrada en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, impulsada por ciertos sectores sociales y empresariales de la ciudad. Vuelto a la primera plana de la actualidad, El Cordobés se centra en el año 2005 en la carrera de su hijo menor, Julio Benítez Freysse, un prometedor novillero que hereda de su padre parte de su singular puesta en escena. Algunos años antes, su hijo Manuel Benítez, licenciado en Económicas, también había intentado ser torero sin que el ritmo y la consistencia de sus actuaciones le hicieran perseverar en el empeño. A principios de los 90, el novillero Manuel Díaz González, que dice ser hijo de El Cordobés, adopta el mismo sobrenombre, lo que origina un pleito entre ambos, en el que finalmente se permite el uso del apelativo al nuevo Cordobés.

Manuel Benítez "El Cordobés" pasa a la historia como uno de los grandes revolucionarios del toreo. Sus detractores le culparían de impulsar las lacras del afeitado y de imponer un toro abusivamente disminuido, aunque su presencia en los ruedos supone un revulsivo para la fiesta de los toros en una década, la de las sesenta, en la que encarna en lo taurino los profundos cambios sociológicos que afectan a toda España. [ Álvaro Rodríguez del Moral ].

 

 
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