(MA). Municipio a 82 km. de Málaga, 21 m. de altitud, 137 km 2 de superficie y 47.697 h. (2003), de rápido crecimiento en la zona de expansión de la Costa del Sol.
Situación. Localización litoral, cercana a la capital de Marbella y también al Campo de Gibraltar, con buenas playas y un clima mediterráneo-subtropical (media anual de 18.5 Cº y media del mes más "frío", enero, de 12.5 Cº), protegida de los vientos del norte por la Sierra Bermeja (casi 1.500 m. de altitud), que le proporciona, además, un ámbito medioambiental cercano de gran valor.
Historia. Como en tantos lugares, en estos terrenos se encuentran restos arqueológicos pertenecientes a distintas épocas desde el Paleolítico, constituyendo el paraje de los Castillejos, significativo topónimo, uno de los lugares más ricos en yacimientos. Del comercio con fenicios quedan ánforas y de la Bética romana (cuando esta zona pertenecía al convento jurídico gaditano) hay también restos de cerámicas (sobre todo en la antigua Salduba, en el río Guadalmansa) y pruebas del comercio de salazones o garum .
Pero el origen de la ciudad actual data de la época andalusí, existiendo restos en el Nido desde el mismo siglo VIII. A mediados del X el rey de al-Ándalus, Abderramán III de Córdoba, manda construir un castillo, del que todavía quedan restos en el mismo Ayuntamiento. Estepuna se sitúa en un punto crucial entre las coras o provincias califales de Algeciras, Málaga y Ronda y, tras el fraccionamiento en taifas, unas veces dependía de Málaga y otras de Sevilla. Forma parte del reino almohade con capital en esta última e, integrada Estepuna en el reino de Granada, participa en la política geoestratégica nazarí del Estrecho, a la vez que constituye una zona valiosa en agricultura y minería.
En 1456 es conquistada, y prácticamente destruida, por el rey castellano Enrique IV. Los Reyes Católicos reconstruyen el castillo musulmán, añadiendo una fortaleza, de San Luis, y se reedifican una serie de torres en el litoral para su defensa. Al parecer llegan de otros lugares, generalmente de Andalucía, 30 familias, algunos de ellos población autóctona camuflada a los ques se suman otros que regresan después.
Hay escasas noticias de la historia moderna, aunque algún viajero escribe algo sobre ella. Así, el alemán Erich Lassota, en 1580: "Es mercado con un castillo"; o el francés Bertaut, 1659: "Estepona no tiene murallas, pero sí un pequeño castillo". En 1729 adquiere la independencia respecto a Marbella, y en el Censo de Floridablanca de 1785 se incluye en el partido de Ronda con categoría de Corregimiento y en 1834 accede a cabecera de partido judicial. Situación ésta que consta en el Diccionario de Madoz, 1845, con Genalguacil, Jubrique, Manilva y Pujerra.
Esta fuente de mediados del XIX dibuja una Estepona bastante próspera, con 8.088 h., en 1.500 casas, y calles por lo general "espaciosas, cómodas, limpias y empedradas". Se mencionan la plaza Nueva, o de la Constitución, la Vieja, cinco plazuelas (Ejido, Gitanos, Palos, Bejines y Convento), tres escuelas, la parroquia de los Remedios, un convento destinado a colegio de Humanidades, dos ermitas y el castillo de San Luis, "en estado ruinoso", al igual que la Alameda. En la costa de su término se citan torres almenaras o vigías: de Padrón, Belerín, Guadalmasa, Saladillo, Baños y Bóvedas al este; Saladavieja, Arroyo baquero y Salto de la Mora, al oeste.
Un tercio del terreno se dedicaba a cereales, forrajes, hortalizas, frutas y tubérculos, con bastantes huertas regadas por ríos y arroyos procedentes de la Sierra; y del resto, una parte eran viñas, "roturándose continuamente nuevas tierras que destinan a este plantío" de que se forman buenos vinos y pasas". Estos eran las principales cosechas (8.000 arrobas y 1.500 quintales respectivamente), seguidos de naranja, limón y batatas. La ganadería era escasa, no así la minería (hierro, amianto), la pesca (boquerón, sardina, caballa, atún") y la industria (fundiciones, cerámicas, pieles), además de otros oficios. La Sierra estaba poblada de pinos, carrascos, arbustos y pastos, citándose la cúspide, los Reales, como lugar pintoresco desde donde podían verse las costas africanas.
Destacaba el comercio, tanto por la arriería, a la que se dedican una parte de los vecinos, como por la navegación, "en el que es mucho el arrojo y práctica que tienen sus naturales", mediante 80 barcos costaneros y 500 marineros, que visitan los puertos del Mediterráneo y el Atlántico hasta Huelva. Batatas, naranjas, limones y frutas iban principalmente a Málaga, Gibraltar y Ceuta, y a estas dos también vino, pasas y hortalizas. A Málaga se conduce madera, corcho y curtidos procedentes de Casares, trayendo de retorno arroz, bacalao, lienzos y otros productos, que también se importan de Sevilla para consumo interno y de las poblaciones inmediatas.
"En el transporte del pescado salado, que llaman anchoba y arenque, se ocupan mucho barcos y arriería de la población; aquellos van a Alicante, Cataluña y otros puntos, a donde llevan también abundancia de bonitos que pescan en la costa de Larache". El comercio interior se compone nada menos que de cien tiendas de abacería (lo que refuerza la situación de mercado, por lo menos comarcal) y el puerto registra en 1843-44 una media anual de 177 entradas de barcos (tejidos, cuero, arroz, azúcar) y 157 salidas (pescado salado, cítricos, corcho, higos, pasas, loza, madera"). Y una conclusión para esta mitad del XIX: "De modo que todo le hace ser un pueblo laborioso e industrial, con muy corto número que dependan del solo recurso de sus brazos, y así es que en la agricultura se ejercitan muchos jornaleros forasteros, de que procede en gran manera el aumento de su población y riqueza, pudiéndose formar idea de su progreso, por la observación de que hace muy poco más de un siglo, no pasaba de 600 vecinos" (2.400 h., si aplicamos el índice de 1840).
Posteriormente, hay una crisis de la industria y el comercio, poco explicada, y la vida transcurre en Estepona apoyada en la agricultura y la pesca hasta la transformación turística de mediados del XX. Así, de los 8.000 habitantes de 1850, sólo se llegan a los 10.000 en 1920; en 1960 pasaban poco de los 13.000, cruzándose la frontera de los veinte mil a finales de los setenta, para rozar hoy los cincuenta mil.
Plano urbano y monumentos. La villa originaria posee un aspecto típicamente andaluz (calles estrechas, casas blancas, rejas, flores"), que se añade como atractivo al sol y la playa; elementos básicos para la construcción de edificios, apartamentos, hoteles, centros de diversión" con las características de cualquier núcleo turístico de esta categoría, donde la población estival supera a la habitual. En el casco antiguo, con centro de actividad en la Plaza de las Flores, se encuentran restos del castillo de origen musulmán, con una torre vigía del XVI, la torre del Reloj del XV, la iglesia de los Remedios, barroca y de influencia colonial, y la casa del marqués de Mondéjar.
Cuenta con paseo marítimo y buenas playas a lo largo de 20 kilómetros (Rada, Cristo, Galera, Bahía Dorada") y se conservan antiguas torres en el litoral, de origen fenicio, quizás, y reconstrucciones andalusíes y posteriores. Sierra Bermeja constituye un paisaje sin igual con los pinsapares más meridionales de Europa, espacio protegido por el Parlamento Andaluz en 1989, y una variada fauna. Completan la lista de atractivos en las Guías turísticas la gastronomía marinera andaluza, la artesanía de cerámica, cuero y cestería y las distintas fiestas (Carnaval, Semana Santa, San Juan, Feria, el Carmen").
Economía y población. Estepona, en la comarca de la Costa del Sol, se acerca a los 50.000 h. (2003) y es una ciudad muy bien comunicada a través de la carretera N-340, hoy convertida en autovía. Se trata de un núcleo que tiene un crecimiento exponencial a partir de 1960, el cual obedece exclusivamente al desarrollo del sector turístico, basado en un modelo de sol y playa que aprovecha los recursos climáticos y geomorfológicos litorales endógenos. Sin embargo, desde 1900 hasta que se inicia el crecimiento turístico español, la economía local se apoya en el desarrollo agrario y en la pesca, generando una evolución de la población muy poco dinámica.
Hoy, Estepona es un municipio casi totalmente urbanizado cuyas causas hay que buscarlas en las características del modelo territorial implantado, ya que éste se basa en la priorización de la promoción urbanística localizada y privada sin que apenas haya tenido incidencia el desarrollo de una política municipal de tipo espacial, interrelacionada con otra de ámbito supramunicipal.
De esta forma, el continuo urbanístico se construye a partir de la carretera N-340, en dirección hacia la playa y hacia el interior, solapándose así los usos turísticos con los urbano-residenciales. Ahora bien, la cuestión más importante a destacar es que el crecimiento urbano-turístico resultante está dando lugar a un tejido desorganizado debido a la no existencia de un esquema previo que marcara las pautas. Aunque, si tenemos en cuenta el modelo territorial turístico establecido en el conjunto de la Costa del Sol, Estepona cabe situarla en el ámbito territorial caracterizado por una urbanización de tipo extensivo semejante al de Marbella, mientras que el de Torremolinos, Fuengirola y Benalmádena es de aglomeración vertical y horizontal.
La evolución demográfica es un claro exponente del rápido crecimiento urbanístico experimentado por este municipio. Así, si en 1960 contaba con 13.446 habitantes, en 1981 tenía ya 23.542 y, diez años después, 34.965. Este rápido proceso demográfico explica el que su estructura de población sea relativamente joven, con un porcentaje de menores de 20 años del 23,68% (2003) mientras que la población mayor de 65 años alcanza el 12,47%. De la misma manera que el crecimiento vegetativo y el saldo migratorio, de acuerdo con los datos de que disponemos, son positivos.
Igualmente, en un contexto como este, la estructura económica estará totalmente basculada hacia las actividades terciarias y la construcción. Así, dentro del abanico de servicios existentes en el municipio, el motor de la economía es conducido por el subsector de la construcción (537 establecimientos en el 2003), por el hotelero (595), por las actividades comerciales (1.188) y por las empresas inmobiliarias y servicios empresariales (jurídicos, contables, informáticos, publicidad, etc. con 542 establecimientos en el 2003).
A este tipo de terciarización conviene añadir la relevancia que alcanzan los servicios sanitarios, educativos y administrativos. En suma, el desarrollo de tal conjunto de actividades genera una renta familiar disponible por habitante superior a la media andaluza, que oscila entre 9.700 y 10.800 euros (2003), habiéndose incrementado respecto al 2001 en un 45,5%. Por otro lado, el mercado laboral cuenta con una oferta de mano de obra de 19.822 personas (2001), de las que 17.157 constituyen la población ocupada, alcanzándose en teoría una tasa de paro del 13,4%, debido en parte a la estacionalidad del turismo, impulsor, en definitiva, del desarrollo económico local y de la transformación paisajística y socioeconómica de Estepona. [ Gabriel Cano / Rosa Jordá Borrell ].
|