Capital de la provincia más oriental de Andalucía y de la comarca o área de su mismo nombre. Dista 422 km. de Sevilla, cuenta con 173.000 h. y un término municipal de 296 km 2 .
Situación. Se asienta en el centro de la bahía de su nombre, evitando en principio el Andarax * y su desembocadura, cuyos depósitos forman la Punta del Río. Aprovecha el abrigo para surgir como puerto en la época del Califato cordobés y prospera en esa función, a la que se unen luego otras, como la de componer un nudo de comunicaciones. A la vez es cabecera de un rico regadío en un clima mediterráneo subdesértico, con temperaturas medias del mes más frío (enero) por encima de los 12ºC, unos 230 milímetros de lluvias anuales y más de 3.000 horas de sol al año. En fechas recientes, capitaliza su situación de principal centro de una agricultura intensiva de gran producción.
Historia. Como suele ocurrir en otras ciudades y en el afán de retrotraer los orígenes lo más posible, se quiere hacer coincidir a Almería con un portus magnus latino o con Murgis o Barea, e incluso situarla en la Bética finis , cuando el límite de la provincia romana iba más al norte; quizás por el Valle del Almanzora * , donde se conserva el significativo topónimo de Fines. En cualquier caso, habría desde luego asentamientos antiguos probablemente en el mismo cerro de la alcazaba, pero el origen de la ciudad está en el puerto de Pechina * (capital de la kora califal, hoy un pueblo de la Vega de unos 3.000 h.) en una amplia bahía de fondos adecuados, al pie de las estribaciones montañosas de Gádor * . al Mería , al María o al Mariya es el primitivo nombre árabe, "que tan puro ha conservado", al decir de Madoz en el siglo XIX, y que significa espejo del mar, según unos, o atalaya, torre o puerto, al decir de otros.
En el siglo IX Abderramán II envía a un grupo de yemeníes para impedir el desembarco de normandos y al parecer se forma después una especie de república de marinos que se dedicaba a la elaboración y comercio de minerales, textiles y esclavos. El cronista al Razí cuenta a mediados del X que Almería era "la llave de ganancias de todo bien y morada de sutiles maestros y de naves; hacían muchos paños de seda con oro y muy nobles". En 995 el califa cordobés Abderramán III convierte en Medina el antiguo núcleo militar y manda edificar una colosal fortaleza, conociendo la ciudad una época de esplendor, sobre todo en los siglos X y XI.
Constituye el principal puerto del califato andalusí con el norte de África y Oriente y después es capital de un reino de Taifa, con límites parecidos a la actual provincia, convirtiéndose en un gran centro industrial, comercial y cultural. Numerosos telares fabrican damascos, terciopelos, algodón, seda y brocados, el puerto era un hervidero de mercancías exportadas a todo el mundo y de donde retornaban gran cantidad de tesoros; y la urbe albergaba a músicos y literatos. Al nordeste de la actual calle Reina, estaba el arrabal de Musalla, más o menos entre las calles Real y Tiendas de ahora. Y se sabe que al oeste de la Medina existía otro barrio, el de la Chanca * .
Sitios. Este emporio comercial atrae la atención vigilante del reino cristiano de Aragón, que pretende controlar el Mediterráneo y ya posee Baleares, Córcega y Sicilia. Así en 1147 Alfonso VII se coaliga con el conde de Barcelona, el duque de Montpellier y las repúblicas de Pisa y Génova para sitiar Almería, su gran rival, a la que conquista y destruye, pero es retomada y reconstruida por Abú Said diez años después en la época almohade, cuando la ciudad es el centro de un reino.
En las fechas de la destrucción aragonesa escribe recordando su anterior esplendor el geógrafo ceutí El Edrisí: "Almería fue la principal ciudad de los musulmanes en tiempos de los almorávides. Era entonces una ciudad muy industrial y se contaban en ella, entre otras, 800 telares para tejer seda" Antes de la época actual alcanzó también Almería gran renombre por la fabricación de utensilios y de hierro y de otros objetos. El valle que depende de ella producía una gran cantidad de frutos que se vendían a bajo precio. Este valle que lleva el nombre de Pechina, se halla a cuatro millas de Almería" El puerto de esta ciudad recibía embarcaciones de Alejandría y de toda Siria".
Aún en 1309 otro rey aragonés, Jaime I, intenta en vano apoderarse de la ciudad, cosa que harían ya en 1489 los Reyes Católicos y en el 1500, al decir de Madoz, "los moros de Almería fueron bautizados". De entonces (1494 concretamente) tenemos una descripción del alemán Jerónimo Münzer, que desde Tabernas entra en un valle regado (el Andarax) de "frondosas huertas y verdes campos, donde crecen la palmera, el olivo, el almendro, la higuera, haciéndonos la ilusión de que caminábamos por el Paraíso" A medida que nos acercábamos a Almería íbamos contemplando sus bellas huertas, sus murallas, sus baños, sus torres, sus acequias, todo ello hecho al estilo de los moros". Habla de la antigua mezquita convertida en iglesia, pero por los detalles parece que se mantenía el edificio y que el culto incluso era musulmán, pues menciona 800 columnas, un jardín central de mármol, limoneros y fuentes ("en donde los fieles, según lo mandan sus preceptos, se lavan antes de entrar en el templo"; es decir, el patio de abluciones). Cita otras mezquitas pequeñas y que "todas las viviendas de esta tierra tienen o pozos, o acequias de agua dulce, o piscinas de piedra, de yeso o de otras materias, porque los moros son, ciertamente, primorosos en tales construcciones".
Los siglos siguientes son de decadencia y hay pocas noticias más que algunas menciones durante las guerras de Sucesión a principios del XVIII y de la Independencia en 1808. La ciudad crece poco; en el XVI alrededor de la Catedral y en el XVIII, al nordeste entre las puertas de Purchena y Sol en torno a la iglesia de San Pedro. Pertenece al extenso reino de Granada, heredero territorial del estado nazarí y en los proyectos anteriores a la provincialización (intendencias de 1720) no se contempla como espacio aparte, si bien, en el Censo de Floridablanca de 1785, es cabeza de un partido que llega a la sierra de los Filabres.
Capital de provincia. En 1833 la actual provincia se desgaja del reino de Granada y, si bien en principio Almería no es capital indiscutible, debido a la competencia de Baza, cuya área de influencia penetraba históricamente por el Almanzora, su situación portuaria y una incipiente actividad minera de carbón y plomo decanta la decisión. Aún a mediados del XIX la población, según el Diccionario de Madoz, era de 17.800 h. en 3.390 casas. La ciudad estaba amurallada, con puertas y baluartes, destacando en la fachada costera las torres de la Trinidad al este y la de Tiro al oeste y, entre las puertas, la de Purchena, que era la salida hacia el norte. Se señalan cinco plazas: la de la Constitución, San Francisco, Catedral, Santo Domingo y San Sebastián y sólo cuatro parroquias (la del Sagrario, en la Catedral, Santiago, San Pedro y San Sebastián).
La economía, según el conocido Diccionario de Madoz, no era muy próspera. Abundaba el maíz, "en los años en que el río riega diversas veces la vega", cebada y trigo, "siendo insignificante la de los demás granos y semillas", teniéndose que importar gran parte del abastecimiento del mercado. La industria consistía en nueve molinos harineros, algunas fábricas de ladrillos y de albayalde, "que se benefician por el plomo de Sierra de Gádor", y fabricación de textiles y cerámicas. La exportación mayor consistía en plomo (a Marsella y otras ciudades francesas), esparto (a Lisboa y otros puerto lusos) y barrilla (a Málaga y Galicia). Las comunicaciones eran malas y "no hay diligencia, ni sillas de posta para ningún punto".
Esta situación de decadencia le hace escribir a Richard Ford, viajero inglés, hacia 1830: "Ya no es [Almería] como cantaba el panegirista árabe, tierra donde al andar las piedras son perlas, oro el polvo y el paraíso los jardines. Las casas son pequeñas; las mujeres y el clima africanos". Sin embargo, la belleza de la ciudad sí que es percibida, por ejemplo, por Pedro Antonio de Alarcón en 1854, que habla de su blancura, las palmeras, el aire limpio, el radiante sol, la alcazaba, los palacios moriscos" También Gerald Brenan en 1920 : "De repente la llanura terminó, las montañas caían desnudas y a pico sobre el mar y la carretera se recortaba entre ellas. Pronto rodeé un escarpado y vi ante mí la ciudad blanca de tejados planos" Almería es como un cubo de cal arrojado al pie de una montaña gris".
Al efímero resurgir de la minería del XIX sigue una primera mitad del XX con escasa actividad y aislamiento, vegetando con la función administrativa y de servicios. En 1900 había casi 50.000 habitantes, que apenas pasan los 75.000 en 1950. Pero a raíz de la colonización del Campo de Dalías y los cultivos forzados, más la apertura en las comunicaciones y el turismo, el cambio es espectacular. Sin embargo, la ciudad cantada incluso en época de crisis crece de forma un tanto anárquica y pierde personalidad.
Plano urbano y monumentos. Tal crecimiento apenas sobrepasa los límites occidentales de la época andalusí, dados los obstáculos montañosos; y la fachada litoral tampoco permitía la expansión, aunque, eso sí, las mejoras y remozamientos. El norte se expande a través de la carretera de Granada, estableciéndose un continuo urbano hasta los pueblos de la vega del Andarax (Viator y Huércal). Pero el crecimiento es espectacular en el este, donde el amplio delta del río no ofrece más dificultades que la tierras cultivadas, generalmente regadas, mucho menos rentables que la urbanización y, no digamos, cuando existe especulación.
Las fases pueden seguirse por la incorporación de ciertos límites urbanos, a veces fronteras, integrados en el avance. Así desde la calle Real, antigua linde andalusí, hasta las murallas de principios del XIX (desde la Puerta de Purchena a la playa, pasando por la Basílica del Mar) hay más transformación de antiguos arrabales que de crecimiento. La constitución de capital provincial en 1833 y la minería no se nota mucho en la urbe, que crece casi exclusivamente por el norte hasta finales del XIX. Y bien entrado el XX se alcanza la rambla de Belén, tradicional obstáculo desbordado en los años setenta para llegar a la carretera de Ronda, que pasa por la estación del ferrocarril. A finales de los ochenta se llega a otra vía oriental, Carrero Blanco-Alhambra, que cruza la vía férrea y deja a su margen el pabellón de deportes. Actualmente, eso está superado y se vislumbra como nueva frontera urbana nada menos que al mismo río Andarax, a cuya vera se localiza en el norte el barrio de El Puche. Veámoslo con más detalle reparando en los monumentos dejados por ese devenir, que se localizan, lógicamente, en el casco histórico.
La Alcazaba es la parte más antigua y el principal monumento de Almería. Como dijimos, es erigida por el Califa de Córdoba Abderramán III en el siglo VIII, reformada y ampliada por Almanzor y después por el rey de la Taifa almeriense Jairán en el XI, ocupando ahora más de 40.000 m 2 , con un perímetro de 430 m., dimensiones que la convierten en la fortaleza más grande de al-Ándalus." Se accede por la calle de la Reina y cuenta con tres recintos. En el primero, con jardines, surtidores y fuentes, donde se reunía la tropa y servía de refugio a la población en caso de peligro, tiene la torre de los Espejos (para hacer señales a otras fortalezas) y la de la Vela, cuya campana servía para controlar los turnos de riegos de la vega y avisar de ataques. En el segundo está el palacio de al Mutasín, rey almeriense del XI, una ermita mudéjar sobre la mezquita de la alcazaba, una casa andalusí reconstruida, y unos baños. Y el tercero mantiene algunas reformas ya cristianas de principios del XVI. Desde allí se domina la ciudad, el puerto, la muralla que prolonga la Alcazaba hasta el cerro de San Cristóbal y un paisaje africano de aridez, palmeras, azoteas y casas cúbicas. Y, por si faltara algo, el Centro de aclimatación de fauna sahariana. Está en el barrio de la Chanca, que se escalona bajo la fortaleza con cuevas y casitas multicolores llenas de flores, aunque el nivel socioeconómico, muy mejorado ya desde luego, tiene rasgos de marginalidad.
Debajo del arrabal de La Chanca y hacia el este se extendía la Medina (precisamente hay una calle, Almedina, que la atraviesa) hasta la costa y la vía denominada ahora de la Reina. En el centro estaba la mezquita mayor, sobre la que se construye la iglesia de San Juan, donde se conserva la quibla o pared en que se abre el mihrab del siglo X. Al este de la Medina estaba el arrabal Musalla, del XI, contorneado aproximadamente por la calle Real. Con el tiempo la antigua Medina queda desbordada por el crecimiento urbano, sobre todo en la época nazarí (desde mediados del XIII), de tal forma que la mezquita mayor se hallaba donde se levanta la Catedral, especie de templo fortaleza construido entre 1524 y 1562, bajo la dirección de Diego de Siloé. Es de estilo gótico y renacentista, exteriores acordes con su carácter defensivo e interiores más artísticos, guardando en su museo pinturas de Alonso Cano y Murillo.
En el momento de la conquista castellana, las murallas de Almería seguían por el norte los sectores conservados en San Cristóbal hasta la Puerta de Purchena y continuaban después hacia el sur dejando la Puerta del Sol para llegar a la costa en la Puerta del Mar y continuar al oeste para cerrarse en la Rambla de la Chanca con el Alcázar. Dentro de ese recinto, la actual calle de las Tiendas era el eje comercial, cuya inercia funcional se mantiene hasta hoy y, próximo a la citada salida de Purchena, había unos aljibes, conservados en la actualidad, para abastecer a la población en caso de necesidad. Un poco más abajo, la iglesia de Santiago, de portada plateresca del XVI, y en la plaza de su nombre, la iglesia de San Pedro erigida por los Reyes Católicos aprovechando una mezquita, derribada por un terremoto en 1790 y reconstruida con su actual estilo neoclásico. Al final de la calle Tiendas en la Plaza Vieja porticada, hoy de la Constitución, cerca de la antigua Medina, se encuentra el Ayuntamiento; y aún en el casco histórico pueden contemplarse la iglesia de San Sebastián, la basílica de la Virgen del Mar, patrona de la ciudad, la torre mudéjar del convento de las Puras y el Museo, donde se hallan numerosas piezas, especialmente de la época califal.
La evolución urbana de Almería "véase texto adjunto" continúa desde principios del siglo XIX en una notable expansión hacia el este, casi llegando al otrora lejano río Andarax. Acabamos este apartado recomendando algunos lugares próximos a la ciudad (Cabo de Gata * , Desierto de Tabernas * , Mini Hollywood") y recordando que las guías turísticas citan una amplia artesanía (madera, cerámica, mármol, joyas"), a veces de origen andalusí, y una gastronomía basada lógicamente en el pescado y los mariscos, así como una pasta o fideos gruesos modelados a mano llamados gurullos, al parecer de origen árabe. También hay referencias a las fiestas patronales de la Virgen del Mar y a la cada vez más popular feria de finales de agosto. El taranto, por otra parte, es el palo del conjunto andaluz del flamenco más arraigado en Almería, muy ligado a la mina, como la taranta de Linares, que pasa por emigración de almerienses, granadinos y jiennenses a la vecina tierra murciana de La Unión, ciudad que sabe aprovechar este recurso natural importado con un célebre certamen anual.
Economía, población y área de influencia. Almería puede encuadrarse en el grupo de ciudades de tercer nivel, puesto que se trata de un área urbana de formación reciente que a principios del siglo XX tenía la consideración de ciudad media, si bien su desarrollo es anterior a 1950. Esto tiene que ver con el papel que desempeña ésta como receptora de un importantísimo éxodo rural proveniente de toda la provincia a lo largo de bastantes décadas. Este proceso de macrocefalia es sintomático de un modelo territorial desequilibrado e inmaduro que continúa hasta fechas recientes. Pues, la organización territorial de la provincia y su distribución poblacional se ven sometidas históricamente a profundas modificaciones, consecuencia de la precariedad de su estructura económica, lo que provoca fuertes tensiones sobre las pautas de los asentamientos relacionadas con los ciclos de la minería y agricultura extensiva y, más recientemente, con las de la nueva agricultura y el turismo.
Por otra parte, es importante resaltar en este contexto que la ciudad de Almería no impulsa directamente ni es líder del dinamismo de ninguno de los sectores económicos aludidos, los cuales actúan de motor de la economía provincial en unos espacios determinados. Por tanto, este hecho debe entenderse como una debilidad del proceso embrionario de metropolización de Almería (lo que no significa ausencia de expansión urbana, como vimos antes) y explica a la vez su retraso. De ahí que convenga diferenciar entre los factores que rigen la evolución económica de la ciudad de Almería y su capacidad de transformación del entorno inmediato.
Hasta la década de los cincuenta del siglo pasado gran parte de la importancia de la ciudad se debía a la actividad portuaria cuyos beneficios sirvieron para generar la infraestructura básica de interrelación entre los distintos espacios urbanos y el hinterlad interior del puerto. En los años sesenta, al desarrollo portuario se incorpora la transformación que se produce en la vega (formación deltaica del Andarax) a través de la introducción de la nueva agricultura, como veremos después. Sin embargo, la acumulación de capital proveniente de estos dos factores no es suficiente para generar un proceso de industrialización significativo y/o bien liderar el ciclo de la nueva agricultura. De hecho, las actividades industriales de la ciudad se centraban hasta hace muy poco tiempo en la demanda local, lo que explica la escasa capacidad de transformación territorial en su entorno inmediato.
El siguiente desarrollo de Almería se basa en cubrir las necesidades relativas a vivienda, servicios (comercio, administración, enseñanza, almacenaje, distribución...) y consumo de una creciente población, al tiempo que actúa como prestadora de actividades terciarias a un gran ámbito territorial despoblado y sin dinamismo, tal y como corresponde a una capital de provincia subdesarrollada. Así, Almería ciudad pasa de tener 86.808 h. en 1960 (el 73% de la población total de toda su área de influencia) a 157.274 en 1986 (el 76% del total de esa misma zona) como consecuencia de este fuerte crecimiento demográfico y en la actualidad (2002) cuenta ya con 170.994 h. Se trata, pues, de un núcleo que en los últimos 40 años ve duplicada su población, tanto por el crecimiento de sus altas tasas vegetativas como por la inmigración (de carácter nacional y extranjera, por ejemplo magrebíes). Por lo tanto, nos encontramos ante una estructura poblacional joven, donde la población de hasta 20 años representa el 26,5% y los mayores de más de 65 años se sitúan en el 12,9%.
La creación de un área de influencia dinámica acontece cuando se genera simultáneamente una doble transformación en los años sesenta. De una parte, se ponen en cultivo los Llanos de la Cañada y El Alquián * a través de técnicas de enarenado e invernadero, lo que da lugar a la colonización de zonas que anteriormente la debilidad edáfica del suelo impedía su puesta en cultivo con técnicas tradicionales. Y, por otra, se produce un cambio del tipo de explotación en la vega de Almería. Así pues, a partir de estas fechas el área de influencia se expande a lo largo de dos ejes: el bajo Andarax (Viator, Pechina, Rioja...), con núcleos que por la dinámica poblacional se diferencian claramente de los del resto de la comarca y el litoral; y, como segunda zona, la parte oriental de la Comarca de Poniente * donde la expansión turística y la agricultura bajo plástico producen una nueva red de asentamientos al margen del sistema urbano tradicional: Costacabana (en la bahía de Almería), Castell del Rey (Aguadulce), en los terrenos entre la rambla del Charco y la zona varada de El Alquián.
Así pues, en sentido estricto cabría delimitar dicha área de influencia urbanística de la siguiente manera: por el oeste Aguadulce * , hacia el norte Huércal que ya se une a Almería sin solución de continuidad, y en el este, además de la Cañada, El Alquián, el aeropuerto y Retama. Núcleos que constituyen una alternativa a Aguadulce y Roquetas como zonas de vivienda de calidad y desarrollo turístico. En la actualidad, Rioja Gádor, Viator y Pechina reciben menos influencia que los municipios anteriores. Y la comarca de Poniente aun siendo autónoma presenta una intensa relación con la capital de provincia.
Aglomeración. No obstante, hoy en lugar de calificar al entorno almeriense de área de influencia cabría denominarla de aglomeración, pues en muchos de los núcleos de su entorno se produce una interrelación funcional y física (por ejemplo, a lo largo de la carretera N-340) y, como consecuencia de esto, se genera habitualmente una gran movilidad diaria. Así, la integración de Aguadulce (en el término municipal de Roquetas de Mar) en la aglomeración de Almería se traduce en una rápida transición pasando de ser una zona vacacional-turística, surgida al amparo de la ley de centros y zonas de interés turístico nacional, a transformarse en parte de la corona residencial de la ciudad de Almería, lo que implica el desarrollo de un elevado número de desplazamientos.
Si bien este proceso se extiende lentamente porque la capacidad de la aglomeración de Almería es moderada, el resto de la comarca de Poniente (Roquetas, Vícar, La Mojonera y El Ejido) y la zona industrial, situada al norte de la ciudad de Almería (Huércal, Benahadux), generan igualmente una fuerte movilidad diaria por motivos de trabajo y de adquisición de bienes y servicios.
Otro efecto producido en los núcleos del Poniente y que explica la integración funcional de algunas actividades de servicios consiste en que únicamente cabe distinguir un área comercial en estos casos, ya que el terciario de la ciudad de Almería se relaciona directamente con el auge económico de la agricultura intensiva. Esta integración tenderá a acentuarse con la mejora de las infraestructuras, que ya permiten unos tiempos de desplazamiento propios de ámbitos funcionales de tipo metropolitano, tal y como se está generando en el mercado de suelo residencial, terciario, industria y transportes. Aun así, se requiere que se produzcan mayores ajustes y que se complete con la integración de otros sectores a fin de que se alcance el umbral metropolitano plenamente. En cualquier caso, conviene llamar la atención de que resulta paradójico definir tales procesos como próximos a la metropolización debido a que el motor de desarrollo es la agricultura, y a que la ciudad central mantiene una posición de subordinación respecto de la comarca de Poniente.
En suma, la oferta de servicios y comercios de todo tipo hace de Almería un centro importante al que se desplaza población de casi toda la provincia, pero con mayor intensidad desde la Sierra de Filabres * , de manera que la comarca o área capitalina está incluida en esa zona de influencia con la máxima intensidad. Pero también penetra por las comarcas de Campo de Tabernas y Río Nacimiento, donde compite en la parte alta con Guadix. Cubre la parte oriental de la Alpujarra, lindando con la atracción de Berja y hasta de Canjáyar, a pesar de ser éste un pequeño pueblo, y choca asimismo con la potencia emergente de El Ejido en el Poniente.[ Gabriel Cano / Rosa Jordá Borrell ]
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