(SE). El municipio de Brenes, uno de los más pequeños de la provincia de Sevilla (22 km 2 ), se sitúa en la Comarca de la Vega, zona de llanuras de materiales sedimentarios en la margen izquierda del río Guadalquivir. El núcleo urbano está a tan sólo 22 km. de la capital provincial, a una altitud de 18 m. sobre el nivel del mar. Es un asentamiento típico de los valles fluviales: ubicación inmediata al río aprovechando el escarpe natural de la terraza, pero en una topografía que le ponga a salvo de los frecuentes desbordamientos.
Los romanos denominan a este municipio Culumbira, que alude a la presencia masiva de palomas, aunque de esta época poco se sabe. Algunos nombres y topónimos quedan en las marcas y rótulos que cubren las ánforas, entre las que destaca la fligina Virginesia que contiene la raíz del actual topónimo de Brenes, y que dará nombre al conjunto urbano que a partir de la época medieval crecerá y se convertirá en cabeza de este territorio entre campiña y río. Cuenta la historia que en época visigoda había un monasterio benedictino llamado Aguas Duras, donde habitaba una monja que sería elevada a los altares con el nombre de Santa Verenne, o Berenia. Su sepultura se hace centro de peregrinación popular, incluso durante los tiempos islámicos. Por su parte, los árabes le ponen el nombre de alquería de los Bahries, derivando la denominación actual del mozárabe Berené, que aparece citado en diversos documentos "principalmente en el Repartimiento" , tras la conquista por los ejércitos de Fernando II. Ésta tiene lugar hacia 1246 ó 1247, pasando a pertenecer tanto al Infante don Fadrique como al Cabildo de la Catedral hasta la fecha en que se suprimen los señoríos. Todavía a principios del siglo XVII existía una morería en Brenes, según el historiador francés Lapeyre.
El río Guadalquivir es un elemento esencial no sólo para la comprensión de la historia, sino también para explicar las características socioeconómicas de Brenes. A fecha de 2001 se trata de una población rural de 10.795 h., que basa su dinámica económica, principalmente, en el regadío "y en las actividades inducidas por éste", integrado en el Valle Inferior, la más antigua operación estatal de transformación, en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera. La evolución del paisaje de Brenes está orientada desde mediados del siglo XX, y fundamentalmente a partir de la década de los sesenta, hacia la intensificación del regadío, la desaparición del olivar y la expansión masiva de los cítricos. De las 2.157 ha de extensión del municipio, 1.707 son cultivables, y todas de vega, en tierras llanas y explotaciones pequeñas de alta productividad por la calidad de sus suelos. Se produce mayormente naranjas (570 ha), melocotones (457 ha), algodón (170 ha), patata temprana (100 ha), maíz (95 ha) y espárrago (62 ha).
Sin embargo, la cercanía a la capital, en lo que se llama segunda corona metropolitana, junto con el agotamiento del sector agrario como generador de empleo y riqueza, explica los cambios que se están produciendo en su estructura económica. La situación de Brenes en la zona central de la Vega del Guadalquivir, en las proximidades del área metropolitana de Sevilla, condiciona de forma determinante sus relaciones de movilidad, que en el sistema interprovincial se caracterizan por que el destino de los flujos principales sea Sevilla; y en este sentido, el ferrocarril de cercanías juega un papel claro de conexión con la capital.
En 1999 más del 60% del empleo se registraba en actividades de servicios, en donde tiene gran importancia el comercio mayorista y los servicios a otras empresas. Y, paralelamente a la formación del área metropolitana, el sector de la construcción experimenta un fuerte crecimiento. Por otra parte, el sector industrial cuenta, ya sea por el empleo como por la facturación de ciertas empresas de relevancia en el ámbito provincial y regional ,en la rama agroalimentaria con cierta importancia. Hay una refinería de aceite con más de 100 empleados (Abribética, S.A.), dedicada a la producción de aceites de mesas, margarinas y otros productos grasos y comestibles; una envasadora de naranjas y melocotones (Cítricos Andaluces, S.A.); un matadero frigorífico (Nicolás Gil Blanco), especializado en la producción de carne empaquetada y embutidos; y la antigua industria Matilde, dedicada a las patatas fritas envasadas y frutos secos. En el papel y artes gráficas destaca una fábrica de productos sanitarios de papel (Sanitarios Industriales, S.A.). Además, entroncada con la actividad agraria, se halla la innovadora empresa Viveros Sevilla, S.A., especializada en la producción de plantas de cítrico, en la producción y comercialización de melocotones y a la venta de plantas ornamentales para jardinería.
El panorama laboral se completa con algunas cooperativas y también el campo artesanal cuenta con dos vertientes: por una parte, la del mueble artístico, que es rescatado y elegido por muchos organismos e instituciones en su mobiliario, y en donde destaca el taller Rosalino Danza. Y por otra, la artesanía del bordado entre la que sobresale el taller de Fernández y Enrique que realizan el bordado barroco, estando a la cabeza de la producción de ornamentos para la Semana Santa sevillana.
Por último, cabe reseñar que el sector turístico no despunta, ya que su patrimonio histórico monumental se reduce al Templo Parroquial, la Iglesia de la Inmaculada Concepción "de estilo mudéjar, de finales del siglo XV, en la que sobresale un retablo barroco, cuadros atribuidos a Herrera el Viejo y a Pacheco y pinturas de Juan del Castillo", la Ermita de San Sebastián y el Monumento a los Derechos Constitucionales. Ahora bien, podemos encontrar potencialidades para el desarrollo del sector en los elementos y manifestaciones a través de los cuales Brenes afirma su identidad y lucha en contra de la llamada "cultura urbana" y las corrientes modernizadoras. Entre ellas, las relacionadas con la Semana Santa, protagonizadas por tres hermandades, la del Cautivo, el Gran Poder y la Vera-Cruz, aunque son las dos últimas las que tienen el papel más destacado a través de la competencia y rivalidad entre ellas; o la romería de San Benito Abad, patrono efectivo de Brenes, muy por encima de San Sebastián. Igualmente, la división simbólica de la comunidad se hace patente en la fiesta a su patrona, la Virgen del Rosario, y la feria, a primeros del mes de octubre, que se convierten en manifestaciones de la superación de dicha división y de la expresión simbólica de la integración del pueblo. Otras fiestas importantes de gran belleza son las que se celebran en enero en honor a su patrón San Sebastián, las Cruces de Mayo y el Corpus. A todo ello le podemos unir su rica gastronomía popular, basada principalmente en las verduras, como el cocido de habas y guisantes, menestra de alcauciles y los caracoles guisados. [ Francisca Ruiz Rodríguez ].
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