(SE). El municipio sevillano de Cantillana, con 8.989 h. en 2001, pertenece a la comarca de la Vega de Sevilla y su término municipal, de 107 Km 2 de extensión, lo componen cuatro entidades de población: Cantillana (8.598 h.), a 29 km. de la capital provincial, La Monta (213 h.), La Estación de ferrocarril (88 h.) y Los Pajares-Aldea de la Divina Pastora con 52 h. Los primeros asentamientos se remontan al Neolítico y en la época romana el actual núcleo de población, perteneciente al municipio de Munigua, es denominado Naeva, instalándose en él un importante puerto fluvial y llegando a acuñar moneda propia. Del Bajo Imperio romano procede la actual denominación, cuando se añade la terminación "ana" al nombre de la familia Cantilus, siendo mencionada como Cantiliana por San Isidoro en sus Etimologías . La Cantillana árabe, llamada Catineao Catinana, está cercada por una muralla romana que constituye una importante fortaleza en el camino de Córdoba y Sevilla. En 1247 Fernando III conquista la ciudad y la otorga un año después en el Repartimiento de Sevilla, con el título de Villa, a la Orden de Santiago, pasando en 1252 a señorío de la Iglesia de Sevilla y más tarde, en el reinado de Felipe II (1567), de señorío del Arzobispado a Condado, a poder del corso Juan Antonio Vicentelo de Leca, primer conde de Cantillana.
El municipio presenta desde el punto de vista paisajístico y geomorfológico tres áreas claramente diferenciadas: sierra, vega y campiña; y la actividad productiva predominante es la agrícola, especialmente la de regadío: maíz (1312 ha) y naranjos (1.329 ha). Desde hace unas décadas emergen las actividades cinegéticas en las últimas ondulaciones de Sierra Morena, en donde se dan todas las especies propias de la caza menor: perdiz, liebre y conejo, y más al norte la caza mayor (jabalís y venados); y la pesca con caña de barbos, carpas, albures y anguilas, tanto en el río Guadalquivir como en su afluente, el Viar. Desde el punto de vista turístico cuenta con importantes recursos histórico-artísticos, culturales y naturales. Lugar de gran renombre al ser cuna de famosos como Andrés el Barquero, El Barquero de Cantillana, bandolero generoso y defensor de los pobres, el pintor Ricardo López Cabrera (1864-1950), Antonio Sánchez Palma (1879-1925), pintor, fotógrafo y copista del Museo de Bellas Artes de Sevilla, y José Pérez Ocaña (1957-1983), pintor naif de reconocido prestigio nacional e internacional. También cabe citar personajes que, si bien no nacen en el municipio, están muy vinculados a él como Blas Infante, padre de la patria andaluza, notario del municipio desde 1910 hasta 1923, el famoso compositor Joaquín Turina, hijo de una cantillanera, y el doctor Pedro Vallina, destacado líder anarquista, fundador de un sanatorio antituberculoso en el pueblo.
El patrimonio monumental de Cantillana (aparte de los restos arqueológicos de muralla en la Alameda, del puerto fluvial, del edificio del antiguo Hospital de los Santos construido a finales del siglo XVII y la Torre del Reloj) se agrupa en torno a la arquitectura religiosa: ermita de la Misericordia (siglo XV); ermita de San Bartolomé, cuya construcción puede ser anterior a 1500; la Parroquia de la Asunción (siglo XVII) con un artesonado muy notable en la nave principal (de pares y nudillos, cuajado de lazos de diez y con racimos de mocárabes, atribuido a Diego López de Arenas) y en su interior tienen gran importancia artística varios retablos (del Sagrario, con elementos del XVI, el Mayor, que data del siglo XVII, y el neoclásico con la imagen de la Divina Pastora); la ermita de la Soledad (siglo XVIII) y la construcción contemporánea de estilo andaluz de la ermita de la Divina Pastora.
Desde la perspectiva medioambiental y paisajística, destaca la bonita Rivera del Viar, principalmente el sitio denominado las Asperillas, en donde existen molinos de agua para la molienda del trigo que datan del siglo XVIII. A todo ello se suma una riqueza cultural patente en numerosos festejos: San Sebastián en enero, la Candelaria en febrero, la feria a finales de junio y sobre todo las Fiestas de la Asunción de la Virgen y de la Divina Pastora, que se celebran en agosto y septiembre. A ellas acude un gran número de visitantes que pueden degustar una rica gastronomía basada en los productos de la caza, la caldereta de carne, las migas con chorizo y los dulces tradicionales como pestiños, piñonates y gañotes. [ Francisca Ruiz Rodríguez ].
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