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FRANCISCANOS |
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Orden religiosa mendicante de varones. A
principios del siglo XXI la familia franciscana masculina la componen los
llamados Hermanos Menores (OFM), los Hermanos Menores Conventuales (OFM
Conv) y los Hermanos Menores Capuchinos (OFM Cap).
La orden franciscana es fundada por San Francisco de
Asís, hijo de un comerciante italiano asentado en la ciudad libre y
comercial de Asís. Tras una juventud disoluta, en la que el lujo y la
riqueza son sus distintivos, San Francisco vive durante un tiempo
dedicado a la conversión personal al Evangelio y al retiro espiritual. Su
intención es llevar a la práctica el ideal evangélico de pobreza y
obediencia, ayudando a los pobres y reparando las iglesias ruinosas
cercanas a Asís. Para lograr esos objetivos se rodea de un grupo
de
fraticelli
"hermanos" y compañeros, procedentes de
diversos estratos de la sociedad italiana. En 1209 el Papa Inocencio III
aprueba su régimen de vida y confirma la primera regla franciscana, en la
que se condensan los principios e ideales a través de los cuales
llevarían a cabo sus propósitos. Esta primera regla es, más tarde,
reelaborada y acortada. En 1223 el Papa Honorio III la confirma como
regla definitiva. La orden comienza a extenderse primero en Italia y
luego por toda Europa. A la Península Ibérica los franciscanos llegan a
partir de 1217, año en que se crea la Provincia de España, desmembrada a
partir de 1232 en tres: Santiago, Aragón y Castilla. Éstas, a su vez, se
subdividen en varias demarcaciones subalternas "custodias" y en conventos
y casas. Poco a poco, los franciscanos españoles multiplican sus
servicios y actividades apostólicas en un sentido amplio, destacando sus
vínculos con los monarcas "como predicadores, confesores reales y
capellanes militares" y con el mundo universitario "regencia de cátedras,
dirección de centros de estudios". Estas actividades son complementadas
con tareas espirituales "misiones, confesionario, misas, predicación" y
tareas socio-caritativas "atención de hospitales, asilos y
escuelas".
Baeza y Úbeda, pioneras.
Las primeras fundaciones franciscanas en
Andalucía son las de Baeza y Úbeda. En 1249 se funda en Sevilla el
convento de San Francisco "llamado luego la Casa Grande", de capital
trascendencia para toda Andalucía, que da origen a la Custodia
Franciscana de Sevilla, primero dependiente de Castilla. La actividad de
los franciscanos de Andalucía en este tiempo es imposible reducirla a una
sola línea de acción. Continúa la tradición misionera de los primeros
frailes que llegan a Andalucía, que, junto con los dominicos, se
convierten en los artífices principales de la evangelización. En las
últimas décadas del siglo XIII, la vida franciscana mantiene en Andalucía
dos tendencias fundamentales: los conventos en las grandes ciudades, que
viven con rentas y legados para mantener la actividad evangelizadora, con
sus casas de estudio, y los eremitorios de edificación humilde, en
pueblos pequeños y despoblados. Así, quedan definidos dos estilos de vida
dentro de la unidad franciscana: la conventualidad y la observancia. Este
es uno de los capítulos más oscuros de la historia franciscana de
Andalucía, cuyo estudio se presenta erizado de dificultades. Se extiende
a todo el siglo XIV, en el que los franciscanos andaluces viven inmersos
en la problemática interna de toda la Orden: las controversias sobre la
pobreza, las tensiones entre conventualidad y observancia. A estos
problemas se suman los derivados de la política interior del Reino. En
los últimos decenios de este siglo y a lo largo de todo el siguiente se
observa la mitigación de la disciplina religiosa, conocida en la Orden
Franciscana con el nombre de "conventualismo". Esta situación no llega a
adquirir en Andalucía las proporciones que toma en Castilla, donde las
luchas entre conventualidad y observancia dan lugar a diversas reformas,
como la iniciada por fray Pedro de Villacreces en el eremitorio de La
Salceda. Andalucía sigue las huellas reformadoras de Villacreces, pero
con un estilo completamente distinto, y sobre todo sin llegar a la
separación y división de la provincia religiosa. En las primeras décadas
del siglo XV, entre otras, pueden citarse las fundaciones de Santa
Eulalia de Marchena, en 1420, San Pedro de Bube, en la diócesis de
Sevilla, erigido en 1426, y San Francisco de Constantina, en torno a
1427.
Dos provincias andaluzas.
A finales del siglo XIV"y principios del XV
tiene lugar la conquista y evangelización de Canarias. Las islas quedan
sujetas a la Corona de Castilla. Al frente de la expedición misionera que
acompaña a los conquistadores se encuentra fray Alonso de Sanlúcar de
Barrameda, más tarde elegido obispo. El descubrimiento geográfico y las
consiguientes secuelas políticas abren un nuevo campo de acción a la
Custodia Franciscana de Sevilla. La labor de los franciscanos en Canarias
desborda el ministerio evangelizador, para ser, junto con él, una
gallarda lucha en favor de los derechos de los naturales de aquellas
islas, oponiéndose tenazmente a la reducción de los isleños a la
esclavitud. Además de esta expansión en las Islas Canarias, la conquista
del Reino de Granada en 1492 supone un nuevo ensanche del campo de acción
de los franciscanos andaluces, aunque sus primeras incursiones en el
Reino de Granada se inician 95 años antes de la conquista de la ciudad.
En 1397 comienza una labor evangelizadora a cargo de los religiosos
Juan de Cetina y Pedro Dueñas, que mueren martirizados. Estas incursiones
misioneras no tienen los resultados apetecidos y no llegan a cristalizar
en fundaciones de nuevos conventos. La vida franciscana en el Reino de
Granada se implanta a raíz de la conquista de la ciudad. En 1492, la
Reina Isabel pone en práctica su propósito de erigir nuevos conventos en
las ciudades principales, encomendando la fundación del convento de San
Francisco de la Alhambra a fray Antonio de Villafranca, custodio de
Sevilla. En 1495 es entregado el convento a la Orden, siendo adscrito a
la Custodia Hispalense.
El siglo XV se cierra para la Orden en Andalucía con
la supresión de la conventualidad y la imposición, por parte de Cisneros,
de la observancia, hecho que coincide con la implantación de la reforma
en todas las órdenes religiosas. Por otra parte, los franciscanos
andaluces, especialmente fray Antonio de Marchena y fray Juan Pérez,
contribuyen de forma muy eficaz a los proyectos de Colón para el
descubrimiento de América. En 1499 se crea una nueva provincia
franciscana con el nombre de Bética, a la que pertenecen todas las casas
existentes en el territorio andaluz. En 1583 se crea la Provincia de
Granada, a la que se asignan 25 casas, permaneciendo las otras 31
afiliadas a la Bética. En los siglos XVI y XVII los franciscanos
andaluces desempeñan una intensa labor misional en Andalucía y en las
Indias. Se crean casas de estudios y la Universidad de Osuna. El siglo
XVIII registra un desarrollo notorio de frailes y conventos, hasta que en
el primer tercio del siglo XIX las medidas de los distintos gobiernos
liberales les afectan considerablemente, viendo cómo sus conventos y
bienes son desamortizados y los frailes obligados a una exclaustración
forzosa.
La restauración franciscana.
Conventos e iglesias son cerrados al culto hasta
1884, año en que un grupo de franciscanos franceses y españoles son
llamados a Sevilla por el cardenal Lluch y Garriga e inician en el
convento de Santa María de Loreto la restauración de la antigua Provincia
Bética. Poco antes, en 1882, el padre José Lerchundi funda en el antiguo
convento de agustinos de Nuestra Señora de Regla, Chipiona (Cádiz), un
colegio para misioneros que da origen a la resturación de la antigua
Provincia de Granada. En el siglo XX, con la II República y la Guerra
Civil, sufren los avatares de la política anticlerical de los diferentes
gobiernos republicanos. Sólo a comienzos de la década de los años
cuarenta y hasta los años posteriores al concilio Vaticano II vuelven,
aunque en menor tono, al esplendor del pasado. A partir de 1970 comienza
a disminuir el número de sus miembros, que habían alcanzado en el todo el
mundo la cifra de 15.000 franciscanos. A principios del siglo XXI hay en
Andalucía dos provincias franciscanas: la Bética, con tres casas en
Sevilla, Espartinas (Sevilla), Córdoba, Palos de la Frontera (Huelva),
Lucena y Belalcázar (Córdoba); y la provincia de Granada, con casas en
Cádiz, Chipiona, Jerez de la Frontera y El Puerto de Santa María (Cádiz),
Estepa y Lebrija (Sevilla), Granada (tres casas), Linares y Martos (Jaén)
y Vélez-Málaga. Entre sus religiosos merecen destacarse al ya mencionado
fray José Lerchudi, fray Pedro Sarrionandia, considerado el primer
rifenisista, fray Armando Burgera, fray José María Tuesta, fundador de
misiones en Armenia, y fray Fidel de Lejarza, historiador de la Orden en
España. ||
~ Conventuales.
Orden religiosa, llamada también Franciscanos
Menores Conventuales, o reformados. A finales del siglo XIV y comienzos
del XV surgen en el seno de la orden grupos minoritarios interesados en
restaurar y vivir con radicalidad la plena observancia de la regla
primitiva de la manera más estricta. Abandonando los conventos situados
en las grandes ciudades, se instalan en lugares más aislados para llevar
una vida más retirada, casi eremítica. En España, en el siglo XV, este
movimiento eremítico da origen a una rama reformada autónoma "conocida
con el nombre de Descalzos o alcantarinos", por San Pedro de Alcántara,
quien imprime al citado movimiento una impronta propia, especialmente
ascética y dura, que se difunde por toda la Península Ibérica. A
principios del siglo XXI, estos franciscanos sólo tienen una casa en
Sevilla. ||
~ de la Cruz Blanca.
Congregación de hermanos franciscanos fundada
en Tánger (Marruecos), en 1975, por fray Isidoro Lezcano Guerra. La
congregación se erige canónicamente por el entonces arzobispo de Tánger,
fray Carlos Amigo Vallejo. Los hermanos se consagran con un cuarto voto
al cuidado especial de las personas pobres y necesitadas. Además de las
casas de Andalucía, Sevilla (tres presencias), Córdoba (dos casas),
Olivares (Sevilla) y Algeciras (Cádiz), comienzan extenderse por tierras
americanas de misión.
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