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SEVILLA, PROVINCIA DE

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La provincia de Sevilla cubre el curso bajo del Río Guadalquivir, abarcando una superficie de 14.042 km 2  y una población de 1.835.077 habitantes en el 2006. Cuenta con 105 municipios que están agrupados a su vez en diez comarcas: Sierra Norte de Sevilla, Corredor de la Plata, Vega, Aljarafe Marismas, Sevilla (Área Metropolitana), Alcores, Écija, Aljarafe Marismas, Bajo Guadalquivir, Sierra Suroeste (Morón) y Sierra Sur de Sevilla.

Historia.  La Bética romana (precedente territorial de Andalucía) se divide en tres circunscripciones o conventos; uno de los cuales era el hispalense, que abarcaba parte de la actual provincia (la zona oriental pertenecía al de Écija), toda Huelva y dos pequeños trozos de Cádiz y Málaga; es decir, un territorio mayor que la provincia actual. El califato se dividía en territorios más pequeños, o koras (unas 16 en Andalucía), especie de grandes comarcas, siendo la de Isbiliya una de las más extensas, pero menos que Jaián y Elvira. Comprende la provincia de ahora más Aracena y menos Firrish (Sierra Norte), Carmona, Mawrur (Morón) y Écija. Se trata de una kora de gran diversidad geográfica: sierra de Aracena, Aljarafe, llanuras campiñas, riberas? por lo que la producción era variada y abundante; madera, pastos, prados, ganadería, aceite, vino, cereal, pescado, uvas, higos y hasta caña de azúcar. A ello se une la ciudad de Isbiliya con su comercio, artesanía puerto, cruce de caminos, etc. Posteriormente, las taifas mantienen parte de la distribución de las koras. En 1031 se mantiene la de Sevilla y después el reino de al-Mutamid intenta reconstruir Andalucía e incluso traspasa el Guadiana para abarcar parte del Algarbe, topónimo que significa precisamente ?el occidente?. Durante la organización almohade el Reino de Sevilla ocupa el completo de lo que es hoy la provincia (excepto Écija y Estepa), más las de Cádiz y Huelva y el área de Ronda.

En la Baja Edad Media, el Reino de Sevilla cuenta con el Partido de la Sierra de Aroche, Sierra de Constantina, Axarafe,  Ribera y Campiña. Después hay una serie de ciudades y villas incluidas bajo el epígrafe ?Partido de Sevilla? sin distinción: Carmona, Xerez, Cádiz Écija y Lora. En las divisiones fiscales del XVI el reino de Sevilla abarca las tres provincias occidentales de Andalucía y la zona de Antequera desde Archidona a Cañete. En la parcelación del XVII el reino sevillano queda dividido en cinco zonas fundamentales: la primera, la Sierra distinguiendo entre la de Constantina y Aroche, notándose claramente que la división con la Sierra de Aroche coincide con la separación entre tierras realengas y de señorío; la segunda, el Axarafe, que ocupa lo que hoy es la Comarca del Aljarafe más parte del ámbito de Sevilla, extendida hacia el nordeste y sur; la tercera, una zona sin denominación en el catastro pero que en el de Felipe II puede ser llamada Ribera y que justamente con la parte serrana coincide casi en su totalidad con la kora califal de Isbiliya. El resto se denomina provincia de Sevilla; la cuarta, la kora occidental, que es prácticamente la kora de Niebla; y la quinta, otra al sur que viene a ser la de Sidonia con Xerez como cabeza, una de las pocas con voto en Cortes.

En la parcelación del XVII, la delimitación difiere algo de la del siglo anterior. Peñaflor ya está en Sevilla y Antequera se integra en Málaga. En el XVIII Sevilla consta de ocho partidos, Sevilla, Carmona, Écija, Antequera, Sanlúcar, Jerez, Cádiz y Gibraltar, de importancia y extensión desigual. Sevilla, capital de partido y de un extenso reino, une las funciones político-administrativas, las comerciales y de cierta industria, siendo sede de una importante sociedad económica desde 1771. Así se explica una alta densidad de población y numerosos núcleos. En suma, Sevilla encabeza históricamente, por lo general, un espacio  mayor que la provincia actual.

Límites.  En la definitiva delimitación de 1833 experimenta varias modificaciones respecto a 1785 con la segregación de una parte de  Cádiz y Huelva. La primera data de finales del XVIII y figura en las prefecturas de 1810, mientras que la otra no aparece hasta los proyectos de 1822 . A su vez, la Comarca de Antequera se incorpora a Málaga. Por el lado de Cádiz pierde la zona de Olvera y Algodonales, que con una parte de los tradicionalmente relacionados con Ronda, Graxalema o Ubrique, se incorporan al nordeste de la nueva provincia costera, rompiéndose así una unidad natural e histórica. El límite con Córdoba coincide con otros anteriores, incluso el almohade, pasando definitivamente Peñaflor a Sevilla.

Hacia el oeste encierra toda el área marismeña hasta el Guadalquivir, deshaciéndose el intento de provincia de Sanlúcar al quedar Lebrija y Las Cabezas en Sevilla. La descripción de la divisoria con Huelva es más detallada en la disposición aparecida en el BOE. ?Su límite oeste empieza en la desembocadura del caño de las Rosinas, sigue pasando al este de Nuestra Señora del Rocío y de Hinojos, Alcalá de la Alameda y Chucena, Carrión de los Céspedes, corta los arroyos Corallón y Charadón y pasa al este de escacena del Campo. Continua después por el oeste de Aciarcollar y el Madroño, se inclina al este pasando por encima del Castillo de las Guardas, corta la ribera de Huelva y con dirección al noreste pasa al de Santa Olalla y Cala a buscar el Río Culebrín. Cuyo curso sigue hasta su nacimiento?.

Se advierte que en esa relación parece que Carrión de los Céspedes quedase en la nueva provincia cuando no es así ahora: una fuente de fecha cercana a la provincialización, el diccionario de Madoz (1845), donde sobre la división de 1833 se dice claramente que Carrión pertenece a Huelva y de esa forma sería si la línea fuese recta y no existiese una penetración hacia el Oeste, precisamente para englobar al pueblo referido y seguramente a Castilleja del Campo en Sevilla. Por lo demás, este límite Huelva-Sevilla tiene antecedentes, apoyados en un hecho físico como son las marismas; pero hacia el norte no es el Guadiamar la frontera ni el borde del Aljarafe geomorfológico, como en otras épocas, sino que se desplaza hacia el oeste, dejando pues más territorios a Sevilla. En la Sierra la separación entre los partidos de Aroche y Constantina iba más tarde.

Paisaje.  La geografía física de la provincia, junto con sus recursos explican parte de la extensión de la influencia: una llanura sin problemas de comunicación, puerto fluvial, suelos fértiles, explotaciones de regadío, zonas mineras, etc. Se encuentra orlada por dos serranías poco abruptas y la mayor parte de su superficie la ocupan vegas y campiñas con el escaso relieve que corresponde al curso bajo del Guadalquivir. Nos encontramos por lo tanto con tres ámbitos paisajísticos, la campiña, cubierta de tierras labradas, cerealistas y olivareras con suelos profundos y excelentes cualidades agrícolas, drenada por los afluentes del Guadalquivir. Debemos hacer referencias de campiña para la franja paralela al cauce del río en remisión a su llanura aluvial y, en la margen izquierda sobre todo al sistema de terrazas que parecen completarse aguas arriba en la Luisiana y La Campana.

En sentido inverso, en el tramo final del Guadalquivir se nos presenta un ejemplo de cauce divagante y con meandros creado por la poca pendiente del río y las incorporaciones de carga sedimentaria que han dado lugar a cambios de morfología evidentes a niveles históricos. Los Alcores presentan unas tierras más elevadas en el centro de la provincia y que muestra una estructura levemente inclinada hacia el noroeste, mientras que hacia el suroeste presenta un escarpe que pierde salto desde Carmona hacia Alcalá de Guadaíra similar al dibujo de una cuesta. Esta alineación, junto con el trazado final del Guadalquivir viene causada por otra complementaria en dirección este-norreste y oeste-suroeste en paralelo a las unidades subbéticas. Hacia el oeste se alza el Aljarafe, cuya elevación queda como testigo de la erosión diferencial, motivando el nombre cuya etimología es claramente árabe. Esta formación presenta una cornisa hacia la capital y otra hacia en el límite con la provincia de Córdoba.

Ciudades, comarcas y vías.  La extensa área de influencia de la capital mediatiza a los ámbitos funcionales de otras ciudades, a pesar de que la Provincia cuenta con 13 municipios con más de 20.000 habitantes y dos que superan los 50.000, Dos Hermanas y Alcalá de Guadaira, ambos en el área de Sevilla, y dos de 30.000, Utrera y Écija. Por otra parte, la presencia de ciudades medias como Carmona, Écija, Osuna, Morón o Utrera deben encabezar comarcas con criterios históricos, percepción, necesidad de articulación, agrupaciones voluntarias, comarcas de desarrollo, etc, que por su papel funcional .

La Comarca del Área Metropolitana de Sevilla es la zona de influencia mayor en Andalucía. La capital es el primer núcleo andaluz, lo que aumenta la oferta de servicios político-administrativos y otros generados por éstos. Se extiende por la casi totalidad de la provincia, llegando hasta la franja oriental de Huelva, rodeada por ciudades de peso poblacional que interrumpen de alguna manera esta vasta área de influencia. Un consorcio de transporte ha desarrollado un servicio propio de Área Metropolitana, que favorece la integración de zonas que aún estando en el área de influencia, los tiempos de traslado las situaban en periferias muy desasistidas. Actualmente, y más en el inmediato futuro con la puesta en funcionamiento del plan intermodal,  la atracción centrípeta de la Capital se hace cada vez más sólida, a la vez que llevadera.

Las comarcas de Los Alcores y Écija están lideradas por dos ciudades medias con términos extensos y una importante oferta de servicios. Forman una comarca Proder ?Campiña y Alcores?, que ya indica la inclusión de dos territorios, recordando entrever la existencia de dos koras califales y corregimientos del XVIII. La Sierra Sur de Sevilla no tiene unos límites históricos concretos, pero adquiere una identidad propia por su geografía física y adscripción de sus habitantes, hechos suficientes como para justificar la unidad territorial comarcal. La comarca vecina engloba a dos cabeceras como son Morón y Marchena, lo que constituye la Comarca de la Sierra Suroeste, que bien pudiera ser dividida en dos  por su realidad natural y ámbitos de influencia. Pero si la dualidad es clara, no lo es tanto la delimitación de sus ámbitos de influencia.

Cercana a la influencia del área metropolitana, se extiende la Comarca del Bajo Guadalquivir, donde extensos municipios y con importante peso poblacional, como Lebrija y Utrera, dan lugar a la aparición de nuevos municipios que se desarrollan a la luz de la prosperidad de las actividades agrícolas. Hoy esta comarca se asienta en una fuerte mancomunidad, muy identificada con su entorno geográfico. La comarca del Aljarafe tiene una tradición histórica a la vez que un perfil físico que la define con claridad. Sin embargo, la atracción del área metropolitana, así como la preferencia por este entorno como residencia vuelca a la cornisa del Aljarafe hacia el área de influencia de Sevilla. La Comarca de la Vega es reconocida por varias comarcalizaciones y, aunque con límites variados, se trata de una realidad natural, fluvial, eje de comunicaciones, regadíos y área económica. Siempre depende de Sevilla, pero la autoadscripción y el perfil paisajístico lo definen como comarca.

La Sierra Norte es un ámbito funcionalmente débil, al que se añade parte del área de influencia de Sevilla, con dos cabeceras en Constantina y Cazalla, que tuvo históricamente una identificación diferenciada, coincidiendo con la kora de Firrich. Por último el Corredor de la Plata, hoy robustecido por la autovía de la Plata, queda como un espacio más accesible e integrado al área de influencia de Sevilla y hoy coincide con una Comarca Leader.

Esta última vía se incorpora al esquema radial de las autovías que se unen en la capital: la N-IV Madrid-Cádiz, la A-49 que une Huelva con Sevilla y que posteriormente enlaza con la A-92 hasta Almería. Recientemente, se está procediendo a la ordenación del transporte ferroviario con los enlaces del Metro de Sevilla con el Aljarafe sevillano, al que debe sumársele la propuesta de utilizar la vía férrea hacia Huelva como alternativa de acceso a las ciudades del Aljarafe norte y occidental. Estas intervenciones completan la incorporación de las líneas de cercanías al transporte público metropolitano. El Aljarafe, La Vega, la Sierra Suroeste y la Sierra Norte se encontrarán en breve dentro del entramado ferroviario de cercanías de la provincia, centralizado en la capital, donde destaca el servicio del tren de alta velocidad, aunque aún se echa de menos un enlace efectivo hacia el aeropuerto de Sevilla, en continuo crecimiento de usuarios.

Población.  Tradicionalmente Sevilla ha sido la provincia con mayor número de habitantes de Andalucía y en 2005 sumaban ya 1.813.908 efectivos; esto es, 23 de cada cien andaluces residen en esta provincia. La evolución demográfica ha sido constante a lo largo de todo el siglo XX. El dinamismo económico de la capital hispalense (que concentra al 38% de la población de la provincia) contribuye a mantener el crecimiento demográfico y es también el foco de atracción de los naturales de otras provincias. Así, en 1900, con 552.455 h. la provincia representa el 15% del total andaluz, lo que demuestra que antaño existe una distribución más homogénea de la población en Andalucía. El crecimiento es constante durante todo el siglo pasado, de manera que entre 1900 y 1950 la población casi se duplica y tan sólo el incremento es algo más lento en la década de los sesenta (del 7,4%), mientras que en el resto de decenios de la segunda mitad de siglo es más elevado. Entre 1950 y 1960 se alcanza el 12,9%; entre 1970 y 1980 el 10,6%, de 1981 a 1991 se mantiene este ritmo en torno al 9,5%, y en los últimos años del siglo pasado se ralentiza el aumento de la población en un 7,8%.

Hoy el crecimiento vegetativo se sitúa en el 4,05%, resultado de una óptima tasa de natalidad (12,51 por cada mil habitantes) frente a la de mortalidad (8,46). Así la actual estructura de la población hace de Sevilla la provincia con mayor proporción de jóvenes, 16,63%, frente al 15,33% de media de la comunidad autónoma. El porcentaje de mayores de 65 años es con diferencia el más reducido de Andalucía, 13,68%, frente al 19,49% del conjunto.

Con una edad media de 37,5 años, la población activa (44,32% de la total provincial) se encuentra por encima de los datos para Andalucía y aunque la proporción de ocupados sea también superior (36.58% de la población, que supone el 82,55% de los activos), los índices de paro son especialmente elevados (7,7% del total de la población, 0,5 más que la media autonómica).

Economía.  Las grandes cifras de la economía confirman la importancia de la provincia en su aportación a la riqueza de la Comunidad Autónoma. Con un Valor Añadido Bruto (VAB) a precios corrientes de 22.988 millones de euros, supone algo más del 24% del total autonómico. La distribución sectorial manifiesta el claro predominio de las actividades de servicios cuyo valor asciende a 16.199 millones de euros, el 70,4% del VAB provincial (para  Andalucía en su conjunto los servicios aportan el 68% del VAB total). En segundo lugar, en cuanto a aportación a la economía de la provincia, se sitúa la industria (12%), seguida de cerca por la construcción (9%), agricultura, ganadería y pesca (4,3%) y energía (4%). En conjunto, el crecimiento que experimenta Sevilla, con una variación media anual del 8,42%, se debe en gran medida a la expansión de la construcción y a la pérdida relativa de peso de la agricultura e industria.

La especialización de la capital hispalense como un gran centro empresarial (demandante de servicios básicos y avanzados) y financiero, unido a la intensa actividad turística, parecen ser los motivos del crecimiento (aunque leve) del sector servicios en la economía provincial, pues aporta el 24,45% del VAB sectorial al conjunto andaluz. Atendiendo en concreto a la actividad turística, los datos agregados a nivel provincial para 2006 sitúan a Sevilla en el quinto lugar detrás de Málaga, Cádiz, Granada y Almería en cuanto al número de llegadas con 2,4 millones de turistas (9,5% de los que visitan Andalucía) y en el sexto en cuanto al número de plazas de alojamiento (15.870 plazas, el 7,3% regional). Sin embargo, Sevilla capital se sitúa como la tercera ciudad española en viajeros y pernoctaciones.

A nivel provincial, en 2006 el gasto medio del turista fue de 59,17 euros (por encima de la media regional, 53.03 euros), valor que desciende, al igual que en todas las provincias, en los últimos años (en 2001 era de 67,61 euros, 20 más que la media andaluza). Tendencia similar está siguiendo el grado de ocupación, y si bien los últimos datos lo sitúan en 4,1 noches, en 2001 era de 5,1. En lo referente a la procedencia, casi la mitad de los turistas, en torno al 40%, vienen del resto de España y el 23% de la Unión Europea. La elevada concentración de la actividad en la capital hispalense parece ser la causa del menor desarrollo turístico del resto de la provincia. Desde la administración pública se están realizando importantes esfuerzos por promocionar otros destinos. Para ello, se diseñan rutas (gastronómica, Bética Romana, de la Plata, de la Campiña, del Bajo Guadalquivir, etc.) que deben contribuir a fomentar el progreso de la actividad en otros espacios de la provincia.

La construcción es el sector que mayor crecimiento está experimentando, desempeñando un papel fundamental como motor de la economía sevillana. Sin embargo, a escala autonómica es la segunda provincia en aportación al VAB sectorial, ya que supone el 19,15%, lejos del 24% de Málaga. Mención especial merece en este caso la construcción de viviendas, donde se distinguen varias etapas. Entre 1987 y 1991 el encarecimiento del precio del suelo y la creciente demanda dispararon los precios de las residencias, que tuvieron un crecimiento interanual del 23,49%, situándose muy por encima del crecimiento regional (5,02%). Tras un periodo de estancamiento entre 1992 y 1997, en el 2000 el auge de la construcción ha ido acompañado de la bajada de los tipos de interés, que vuelve a reactivar la demanda, ocasionando un nuevo aumento en los precios. Parece que la tendencia alcista no había tocado techo como demuestra la aportación del sector que en tan sólo tres años (2000-2003) ha pasado de participar con el 7% en el VAB total provincial a alcanzar el 9%.

La industria, como se expresa anteriormente, experimenta un descenso moderado en su aportación a la economía provincial. Si bien en 2000, su VAB supone el 13,2% del total provincial, en 2003 (último año del que se disponen de datos) pasa a significar el 12,1%. No obstante, continúa siendo la principal provincia en aportación del VAB industrial a la Autonomía (el 27,6% andaluz). Los datos de inversiones en la construcción de nuevas industrias confirman que el crecimiento está siendo algo lento, tan sólo el 14% de las inversiones regionales se realizan en la provincia de Sevilla, dato que contrasta con el 66% de Granada. En cuanto al número de establecimientos, son más numerosos los de industrias metalúrgicas y fabricación de productos metálicos (con 1.766 instalaciones en 2005, suponen el 20,2% del total), seguida de las de alimentación, bebida y tabaco (17.5%). En el ámbito provincial, la industria se localiza principalmente en la capital, que concentra al 26% de los establecimientos, destacando por su cercanía los focos industriales de Alcalá de Guadaíra (8,7%) y Dos Hermanas (6%), seguidos de Écija, La Rinconada, Utrera y Morón de la Frontera.

La variación interanual del VAB del sector primario experimenta valores negativos, al igual que la media regional (-13,5% y -7,4%, respectivamente). Porcentualmente se está produciendo una pérdida de importancia del sector en el conjunto de la economía provincial (en el  2000 el VAB sectorial era el 4,8% y en 2003 se situaba en 4.6%), sobre todo de la aportación del sector al valor añadido bruto andaluz, que cae en un 4,4% de 1981 a 2004 (del 14,68% al 5,16%).

En total la provincia tiene una producción agraria de 1.860 millones de euros (17,8% de la de producción final andaluza), donde los cultivos industriales (30% la producción agrícola provincial), los cereales para grano (27%) y olivar (14%) son los productos principales. En cuanto a la distribución de las tierras labradas destacan los municipios de Écija, Carmona, Utrera, Marchena, Morón de la Frontera y Lebrija. Por último, los datos de la renta familiar disponible por habitante en 2003, es decir, el nivel medio de los ingresos, se sitúa entre los 8.300 y 9.300 euros, presentando una variación de entre el 34% y el 42%, superior a la media regional que se sitúa entre el 26-34%. [ Jesús Gabriel Moreno Navarro / Reyes Manuela González Relaño ].

 

 
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