La provincia de Cádiz se sitúa al suroeste de Andalucía, con una extensión de 7.442 km 2 y una población en 2002 de 1.140.793 h., es decir, el 8,5 y el 15,2% andaluz respectivamente. Cuenta con 44 municipios, distribuidos en seis comarcas: la de la capital y su Bahía, Costa Noroeste, Campiña de Jerez, Sierra de Cádiz, La Janda y el Campo de Gibraltar.
Historia. Esta provincia es creada en 1833 por segregación del antiguo Reino de Sevilla, aunque hay algunos antecedentes en las divisiones que a mediados del siglo XVIII se empiezan a estudiar como estructuras administrativas o intendencias al modo francés; incluso, como consecuencia de la política marítima de Carlos III, su sucesor crea en 1799 seis provincias marítimas, entre ellas dos andaluzas, Cádiz y Málaga. En el mapa de Prefecturas de 1810 aparece este distrito, pero con capital en Jerez, al igual que en el proyecto de 1813 de Felipe Bauzá, pero en 1822 y en la división definitiva de 1833, realizada por el granadino Javier de Burgos, Cádiz ya encabeza el territorio.
Si queremos remontarnos en la historia de esta región, veremos que en las koras o provincias del Califato de Córdoba hay dos espacios: uno, Sidona, eminentemente agrario, aunque también pesquero, centrado por Medina Sidonia y Jerez, más Cadis, Arcus, Saluca de Bar al Mada, Ulvira"; y otro, ganadero y forestal, que incluye hasta Estepona, con capital en el importante puerto de Algeciras. Y esa dualidad se mantiene en algunas épocas de reinos de Taifas, incluso formando una continua desde el Campo de Gibraltar hasta la Axarquía. Después, la frontera entre el reino granadino y las tierras conquistadas por Castilla marca con su nombre algunos topónimos, como Jerez, y mantiene casi siempre en el lado nazarí el Campo de Gibraltar y parte de la Sierra con capital en Ronda.
Límites. No es de extrañar, por lo tanto, que, como ocurre en otras provincias andaluzas, se haya roto una unidad natural e histórica, que el tiempo transcurrido desde 1833 no llega a subsanar, notándose aún cómo algunos pueblos (Grazalema, Setenil, Olvera") permanecen de hecho en el área de influencia rondeña para la adquisición de determinados bienes y servicios. Por el contrario, la provincia de Málaga se introduce más al sur dibujando un extraño apéndice (quizás en relación a posiciones estratégicas de antiguas fronteras) en la despoblada cabecera del río Hozgarganta hasta la Sierra del Aljibe. Entre las estribaciones meridionales de ésta y la Sierra Bermeja en Málaga, la cuenca baja del Guadiaro se relaciona con los límites provinciales, más consolidados aquí entre dos comarcas bien distintas, Campo de Gibraltar y Costa del Sol. Hacia el norte, tras el largo litoral, el último tramo del Guadalquivir separa bien con las marismas de Huelva, pero hacia el este hallamos un límite discutible (entre Lebrija y Trebujena), evidenciado por una fuerte Mancomunidad y denominaciones de origen.
Paisajes. La provincia de Cádiz presenta en líneas generales un esquema tripartito. En el oeste, la Sierra con casi 1.700 m. en Grazalema, que desciende a los escasos 800 en Ojén; al oeste, el piedemonte pasa a una amplia y rica campiña y después un frente marítimo desde San Roque hasta Sanlúcar de Barrameda. De este sencillo esquema se escapan un tanto las cuencas bajas del Guadiaro, Guadarranque y Palmones en la fachada mediterránea, formando el ámbito campogibraltareño, así como las marismas del Chapatal, en el noroeste en relación con el Guadalquivir.
La Sierra, perteneciente a las Béticas, se forma en los plegamientos alpinos y constituye el gozne de lo que se denomina Subbético, Penibético y unidades del Flysch del Campo de Gibraltar. Al primero corresponde la Sierra de Grazalema, de dolomías y calizas con fenómenos cársticos de disolución (por ejemplo el cañón de Bocaleones en la Sierra del Pinar, llanos de Líbar o el sistema Hundidero-Gato) y surgencias de agua, además de fallas y pliegues. El Flysch son alternancias de materiales resistentes, calizas, areniscas y otros más blandos, dando lugar a erosión diferencial con estructuras de barras de areniscas sobresalientes, aprovechadas por algunos asentamientos estratégicos (Alcalá de los Gazules o Jimena entre otros).
Estas elevaciones son, por otro lado, la fachada de barlovento, o expuesta a los vientos dominantes cargados de humedad, procedentes de las borrascas atlánticas o de la depresiones del Golfo de Cádiz, que, al ascender, se condensan y suelen provocar abundantes precipitaciones de hasta 2.000 milímetros anuales, las más altas de Andalucía. El reservorio hídrico de Grazalema alimenta las cabeceras de ríos ya citados en la parte oriental y de otros al oeste, Guadalete y Barbate, aprovisionadores de embalses (Bornos, Guadalcacín, Guadarranque) que regulan avenidas y estiajes, abastecen a las poblaciones y crean regadíos.
Las altas precipitaciones dan lugar asimismo a una abundante vegetación predominantemente de quercus (encinas, alcornoque, quejigos), como es frecuente en la montaña andaluza, pero con una particularidad: los pinsapares o abeto andaluz, especie relicta de los glaciares cuaternarios (conservadas por la humedad, los suelos calizos, la parte umbría y la poca accesibilidad ante la acción antrópica). Se trata de un arbolado escaso, con paralelismo en algunas montañas marroquíes (cerca de Xauen) y en el Cáucaso, y que son la joya del Parque Natural de Grazalema.
En este paisaje agreste, húmedo y verde destacan los famosos pueblos blancos de la sierra gaditana, que en las guías turísticas llaman la Sierra Blanca, "un paseo por la cal". Pueblos encaramados, con castillos, casas blancas, callejas estrechas y retorcidas, evocadores de un pasado andalusí, del que queda un importante legado. Arcos, Bornos, Benamahoma, Ubrique, Benaocaz, Grazalema, Zahara"
La otra gran unidad paisajística es la campiña, adosada al piedemonte y resultado del relleno de la parte baja del Valle del Guadalquivir y su extensión suroriental por el Guadalete y Barbate. Esa colmatación (de materiales procedentes de las sierras desde su misma formación y, sobre todo, a partir de finales de la era Terciaria ) es de sedimentos detríticos, poco erosionados en lomas y colinas suaves (con algunos picachos calizos más resistentes que rompen la monotonía), donde abundan las tierras albarizas, margas claras muy aptas para el cultivo de la vid. No es la única especie en este terreno tan apto y de clima benigno (temperatura media cercana a 18ºC; de 10 y 25 en los meses extremos y algo más de 600 milímetros de lluvias), sino que a los cereales (casi el 40% de las tierras cultivadas) y otras especies de secano, como el girasol, se añaden regadíos intensamente cultivados (hortalizas "en régimen tradicional o acolchados" frutas, algodón, remolacha"), con cortijos, pueblos y ciudades, de entre las que destaca Jerez, paradigma de centro agrario, latifundista, vitivinícola y comercial. De la antigua trilogía mediterránea, el olivar está poco presente en estas campiñas y en la provincia, con 14.000 ha (20.000 menos que en 1965) de las casi millón y medio existentes en Andalucía.
La costa la componen antiguas islas (Cádiz, San Fernando, Tarifa), zonas de relleno reciente, marismas, estuarios y algunos relieves del Campo de Gibraltar, con temperaturas invernales algo más altas y una insolación excepcional (la mayor de Europa con 3.200 horas anuales), potenciada por la reverberación marina y salinera. El Estrecho canaliza vientos fuertes entre dos mares con temperaturas desiguales, algo descrito, a veces de forma exagerada, por viajeros de distintas épocas, y que hace de Tarifa uno de los centros mundiales de deportes y competiciones de windsurfing. Este litoral constituye asiento de puertos, playas e importantes ciudades: Sanlúcar, Chipiona y Rota en el noreste, para seguir la aglomeración de la Bahía de Cádiz con un conjunto de casi 400.000 h. y, al otro lado, la de Algeciras; en medio, un paisaje litoral con acantilados menos ocupados (Conil, Barbate, Tarifa).
Economía. Esta importancia del litoral aconseja empezar el resumen económico de la provincia por la actividad portuaria, que supone más del 80% del paisaje y casi el 60% de las mercancías del total andaluz, correspondiendo la mayor parte a la Bahía de Algeciras. La pesca, en crisis (1,5% del VAB), mantiene, al igual que Huelva, parámetros (valor añadido, empleo, toneladas de registro bruto de la flota") con porcentajes próximos al 40 del autonómico. Tampoco es muy boyante la situación de los astilleros de la Bahía, pero, con todo, el VAB de la producción de material de transporte sobre el total industrial es del 12% y, en la estructura provincial de ese valor, el apartado de producción metálica (también por ACERINOX de Algeciras) y maquinaria casi llega al 5%, cerca del doble de la media andaluza y el índice más alto de las ocho provincias. Lo mismo ocurre con el apartado de agua y energía, por la refinería de Algeciras. El sector secundario en su conjunto sobresale 4,5 puntos de la media andaluza (13,5%), a costa de la agricultura; y, aparte de lo citado, destaca algo la de productos alimenticios (por las bodegas de Jerez), próximo a la quinta parte del VAB industrial y algo más (22%) en el número de establecimientos. Y en este parámetro llama la atención que la cuarta parte corresponden a textil, cuero o papel, por la fabricación, generalmente artesana, de la piel en la Sierra, sobre todo en Ubrique.
En cambio, el índice aplicado a la agricultura queda casi tres puntos por debajo de la media andaluza, si bien la superficie cultivada y las tierras regadas apenas se desvían, lo que no ocurre con el tamaño medio de la explotación (36 ha de media en la provincia y 21 ha en Andalucía), incidiendo en el latifundismo campiñés. Sobresale el paisaje de cereal (37% de la superficie cultivada) y plantas forrajeras e industriales (32%) y entre ambos suponen el 67% de la producción, alcanzando el trigo y la remolacha azucarera el 10 y el 40% respectivamente. La cosecha de vid triplica la media andaluza y se localiza en Jerez, Chiclana y Sanlúcar, principalmente, mientras el olivar apenas llega al 6% del agro gaditano. Además de la remolacha y la vid (en torno al 40% de la cosecha andaluza), la producción de flor cortada (en Chipiona, sobre todo) supone nada menos que el 80%. En cuanto a la ganadería sobresale el bovino en detrimento de las ovejas.
El sector servicios (los dos tercios del VAB) se asemeja a la media andaluza, y los públicos (sanidad, educación, administración") la sobrepasa, a la vez que las zonas turísticas se expanden por el litoral y el VAB de hostelería y restaurantes alcanza el 6% del total (casi el diez de los servicios), aun inferior a la media. En general los índices de infraestructuras (kilómetros de vías por habitantes, personal sanitario y docente) y los que suelen denominarse de calidad de vida no sobresalen de la media autonómica. El Producto Interior Bruto (PIB) desciende en posiciones relativas, pasando en la última década del 102 al 95% andaluz y del 72 al 65% estatal. La renta familiar disponible es un índice fundamental y resulta, según estudios recientes de la Caixa para 2003, que Cádiz tiene entre 7.000 y 8.100 euros (la media española es de 11.000 euros y la andaluza inferior a 9.000), siendo junto a Badajoz la provincia más pobre del Estado y una de las que más paro tiene.
Población. Esta crisis reciente se refleja en la evolución demográfica, buen indicador de la economía, con estancamiento y hasta un pequeño retroceso relativo (en 1981 presenta el 15,35 % de la población andaluza y en el 2002 baja hasta el 15,25 %.), cuando había estado avanzando anteriormente: así en 1930 era el 11% andaluz con poco más de medio millón de habitantes y en 1960 el 13,7%. A una mejor posición económica unía altas tasas de crecimiento natural y aún a principios del tercer milenio sobresalen de la pauta andaluza (2,7) y española (uno por mil) con casi el 4 por mil anual (11,5 de natalidad y 7,6 de mortalidad en 2001), lo que mantiene una población más joven con el 12% de mayores de 65 años (media autonómica 14,4%) frente a provincias más envejecidas, como Jaén (17,3%).
A las distintas pautas naturales se une la menor emigración, que tantas bajas cuesta a la población andaluza, desplazada a distintos países de Europa, al área metropolitana de Barcelona, Madrid, Valencia, etc. Los saldos migratorios negativos (diferencia entre lo que hubiera crecido naturalmente la población y los censos reales) son entre 1951 y 1980 de casi dos millones de andaluces, el 30% de la población registrada en la primera fecha, mientras que para la provincia de Cádiz es del 20%. Granada pierde en esos treinta años casi la mitad (el 46 %) de la población de mediados de siglo.
Y, de acuerdo con las cifras del Instituto de Estadística de Andalucía, la clasificación de la población activa en 2002, aunque mantiene una tasa de activos superior en un punto a la media de la Comunidad autónoma (41,6%; 54 sobre la población de 16 y más años), sube tres puntos la tasa de paro sobre esa población (8,2% en Cádiz). En la clasificación por sectores casi iguala el porcentaje de servicios con Andalucía (59%), mientras hay más en la construcción y menos activos agrarios e industriales (el 9% en cada uno).
Cádiz es la segunda provincia más pequeña y más poblada, después de Málaga, con una densidad de 153 h/km 2 , casi el doble de la media andaluza (85,4 en 2002), precisamente por la cantidad de ciudades, lo que hace dibujar un mapa que no difiere de las pautas generales, notándose la concentración litoral, pero con una introducción interior por la gran extensión del municipio de Jerez.
Ciudades y comarcas. Y es que la provincia de Cádiz es la más descentralizada de Andalucía, ya que en su capital sólo reside el 13% de la población (en Málaga el 44%) y la segunda ciudad, Jerez, tiene más habitantes que la propia capital, estableciéndose un índice de 0,8, que puede compararse con casi el nueve entre Córdoba y Lucena. Si a las dos grandes ciudades gaditanas que suman 330.000 h. se añaden los cien mil de Algeciras, se obtiene el 40% del total provincial. Pero aún quedan San Fernando (85.000), Puerto de Santa María, Sanlúcar y La Línea, que pasan de los 60.000, prácticamente los que cuenta ya Chiclana, con lo que la población que vive en núcleos con más de 50.000 se aproxima al 70%, cuando la media andaluza es del 48%. Y, si contamos los mayores de veinte mil (Arcos, Barbate, Rota y San Roque), nada menos que se alcanza el 81%. Para comparar, Sevilla se acerca a esa tasa (78%), la media andaluza es el 63% y en Jaén el 43%.
De las seis comarcas existentes, las tres que forman el triángulo noroccidental (Bahía de Cádiz * , Costa Noroeste * y Campiña de Jerez * ) concentran el 60% de los efectivos demográficos y con el Campo de Gibraltar * , el 83%, abundando en la concentración urbana mencionada. Tal hecho da lugar a un importante déficit infraestructural, aunque aparentemente la provincia está bien comunicada con una autopista de peaje que la atraviesa norte-sur desde Sevilla y hay proyectos de alta velocidad ferroviaria entre las dos capitales. El problema es que sólo existe un puente hacia Cádiz, faltan autovías en la gran conurbación de la Bahía y, sobre todo, desde Jerez y El Puerto de Santa María no hay vías rápidas hacia el litoral noroeste, Sanlúcar, Chipiona y Rota. Por fin se está acabando la autovía Jerez-Los Barrios, que desenclavará el puerto de Algeciras, bien comunicado por autovía hacia la Costa del Sol, pero no así con Cádiz por Tarifa y Barbate. [Gabriel Cano ].
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