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GATA-NÃJAR, PARQUE NATURAL CABO DE

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 (AL). El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar constituye el espacio protegido marítimo-terrestre de mayor superficie y relevancia ecológica de todo el mar Mediterráneo occidental europeo. Se extiende sobre una amplia superficie de 26.000 ha, que se desarrolla sobre la costa y sierra de Cabo de Gata y la enorme franja costera de N íjar, declaradas Parque Natural el 23 de diciembre de 1987, incrementándose su territorio en 1994 con la inclusión de gran parte del término municipal de Carboneras. En la actualidad, este espacio posee una extensión superficial de 38.000 ha terrestres y 12.000 marítimas. En 1997, el Parque es declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera, obteniendo tambi én las denominaciones de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Zona Ramsar, Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Interés del Mediterráneo (Zepim).

Constitución geológica. En el Parque Natural Marítimo Terrestre de Cabo de Gata-Níjar se diferencian dos paisajes geológicos absolutamente diferentes que coinciden, a grandes rasgos, con sus dos grandes unidades fisiogr áficas: la sierra volcánica del Cabo y la llanura litoral de la Bahía de Almería, ambas de un valor geológico excepcional.

La primera, el complejo volcánico del Cabo de Gata, constituye la pequeña parte emergida de una extensa área magmática sumergida actualmente en la zona de Alborán, de 6 a 15 millones de años de edad de antigüedad. Aquí, el magma aflora a la superficie generando numerosos edificios volcánicos, submarinos en su mayor parte, favorecido por la debilidad de algunos grandes accidentes tect ónicos, como la falla de Carboneras o de la Serrata. Otros emergen como islas, configurando un extenso archipi élago marino donde las islas emergidas se correspondían con domos volcánicos, en torno a los cuales se desarrollan arrecifes de coral a modo de atolones o arrecifes costeros. Esta peculiar configuraci ón geológica posibilita la formación de uno de los complejos volcánicos fósiles más singulares de Europa, definido por un paisaje geológico de formas caprichosas, particular colorido y enorme variedad de rocas volcánicas, con tipos diferentes de composición, texturas y estructuras. Sobre éste la circulación de agua marina a través de las rocas y el calor liberado por el magma permite la formación de fluidos calientes (hidrotermales) que generaron exclusivos yacimientos minerales, como el de oro de Rodalquilar. El Parque alberga, adem ás, dos importantes complejos arqueo-industriales de carácter minero: las instalaciones mineras de Rodalquilar y el embarcadero de mineral de Agua Amarga.

Por su parte, el registro geológico de la llanura litoral de la Bahía de Almería en el Parque alberga también un patrimonio de incalculable valor didáctico y científico, ya que evidencia la historia del litoral mediterráneo en los últimos 200.000 años (Cuaternario antiguo), la evolución de las variaciones del nivel del mar, su clima y su ecología. En la desembocadura de la Rambla de las Amoladeras, por ejemplo, se conserva uno de los mejores registros de playas cuaternarias f ósiles del Mediterráneo occidental, con cuatro niveles escalonados de edades comprendidas entre más de 250.000 y 95.000 años, con presencia de fauna fósil ( Strombus bubonius ) que atestigua la existencia en esta costa de antiguos mares cálidos subtropicales.

Sobre las rocas y depósitos litorales es posible reconocer unos excelentes ejemplos de formaciones dunares, tanto f ósiles como actuales. Las arenas de origen marino son transportadas hacia el interior, acumul ándose en dunas rampantes o en forma de media luna (barjanes), que generan, junto con los dep ósitos de playas antiguas, flechas litorales que provocan el cierre de albuferas interiores.

Fauna y flora. El importante valor del medio natural del Parque se muestra además en la enorme variedad de especies vegetales existentes. Es así que de las 200.000 especies vegetales catalogadas dentro del ámbito mediterráneo, en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar aparecen en torno a un millar, cantidad sorprendente para espacio tan limitado en extensi ón y altura. La vegetación predominante en las sierras, campos y playas del Parque se caracteriza por la presencia del palmito, especie principal y m ás abundante de una larga serie de arbustos, algunos de ellos de porte arbóreo como el lentisco, el acebuche, el taray, la coscoja, las esparragueras, el arto, el orobal, el cornical, la adelfa, el azufaifo, el sisal o el ágave, entre otros muchos.

Con respecto a las comunidades animales, entre los vertebrados terrestres, cabe distinguir entre la sierra y zonas esteparias inmediatas y las salinas. En el primer dominio, seg ún los trabajos previos a la declaración de Parque Natural, existen 54 especies. Pero sin duda, las salinas constituyen uno de los ecosistemas m ás relevantes de Andalucía. Ocupan una cuenca arcillosa, probablemente antigua albufera, que un cordón litoral de varios kilómetros separa del mar. Aquí los estanques o charcones están invadidos por un denso matorral de vegetación halófila que se extiende por los diques que cruzan el recinto y escasos islotes existentes en su interior. En ellos, juncales y carrizales predominan en su vegetaci ón facilitando el descanso y nidificación a un conjunto de más de 80 especies de aves, entre las sedentarias, las estacionales, las migradoras de paso y las que s ólo se acercan a las salinas para alimentarse. La contemplación de aves en las salinas se pude realizar desde un observatorio que existe en el Parque, convenientemente se ñalizado y preparado, con caseta y trampillas para poder apreciarlas sin molestarlas. La mayor variedad de especies se concentra durante el verano, pero cualquier estaci ón resulta apropiada para observar avocetas, cigüeñales, garzas, gaviotas, patos y, sobre todo, el flamenco rosado.

La situación actual del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar es el resultado de la delicada convivencia entre su biodiversidad y una humanidad que, con varias carencias, como la incomunicaci ón y la precariedad hídrica, origen de su singular ingeniería hidráulica, logra mantener a lo largo de la historia un equilibrio excepcional. Asimismo, es fundamental la voluntad de algunos grandes propietarios de respetar esta tierra, salvando sus valores naturales de la avalancha del proceso urbanizador que altera radicalmente las zonas costeras andaluzas desde mediados del siglo XX.

Historia y ocupación humana.  La historia de este espacio se remonta a la Edad del Bronce (1900 a.C.), época en la que tiene origen en estas tierras la cultura argárica, de la que existen numerosos restos. Por aquí pasan, además, fenicios, cartagineses, romanos e incluso visigodos. Sin embargo, es con los musulmanes con quienes se alcanza su m áximo esplendor. Al caer el emirato de Córdoba en el siglo XI, se convierte en capital de un reino independiente que engloba buena parte del sureste peninsular. En 1147, Alfonso VI de Castilla, por tierra, y el conde de Barcelona, por mar, sitian la ciudad de Almer ía con la ayuda de tropas de Navarra y Cataluña y naves de Génova y Pisa. La historia de esta zona es un continuo ir y venir de manos cristianas a árabes, ya que sólo diez años después vuelve a ser tomada por estos últimos. Lo que hoy es el Parque Natural es la cabeza de puente desde la que se inicia, a fines del siglo XV, la conquista del reino de Granada, lo que la despuebla a ún más. Tras la expulsión parcial de los moriscos (después de diversas batallas, entre ellas las del Cerro de Matanza y la del peñón de Inox), se repueblan estas tierras con colonos cristianos, algunos cristianos nuevos.

El principal recurso económico de estas tierras tradicionalmente se relaciona con el gran latifundio, en el que a principios del siglo se cultivaban cereales como el trigo y la cebada. Testigos de aquella época son la cantidad de molinos que existen distribuidos por toda la extensión del Parque. Estos cultivos se van abandonando para plantar especies que no tienen tanta dependencia del agua, como el henequ én y el esparto. También el aprovechamiento de la sierra tiene mucha importancia, con la recogida de collo, la palma y el tomillo. Otros recursos econ ómicos significativos son la explotación salinera, la riqueza piscícola de su litoral, el mineral de su subsuelo y la creciente demanda internacional de turismo naturalista.

Arquitectura, artesanía y gastronomía. Por su parte, la riqueza y variedad cultural y antropológica del Parque son enormes. Entre los valores más destacados cabe referir los recursos arqueológicos del Neolítico, de la Edad del Cobre y, especialmente, los restos de la cultura romana, muy significativos en las proximidades de Torregarc ía. Los recursos etnográficos ligados a actividades como la agricultura y la ganadería son también muy numerosos, y deben mencionarse los molinos de viento, las norias de sangre, los pozos de agua, los aljibes, las cortijadas, etc. Y por supuesto no debemos olvidar los recursos arquitect ónicos, que por su situación estratégica han dado lugar al desarrollo de gran variedad de construcciones relacionadas fundamentalmente con la defensa: torres vig ía (como las de Cala Higuera o El Rayo), castillos y fortalezas (los más destacados serían los de San Felipe, San Ramón, la Batría y el de San Andrés), que construidos bajo el reinado de Carlos III se extienden desde la torre de la Vela Blanca hasta Mesa Rold án. Todos ellos edificios que por su gran belleza e interés histórico constituyen una parte importante del patrimonio cultural de Almería. Por otra parte, también merecen mención los interesantes restos de arqueología industrial que salpican algunas zonas del espacio natural, como vestigios de un pasado floreciente. El poblado minero de Rodalquilar, los restos del cargadero de hierro y los lavaderos de la antigua explotaci ón aurífera en Aguamarga serían los ejemplos más destacados. De su artesanía popular cabe resaltar las jarapas elaboradas en los telares de Níjar y de otras poblaciones de la comarca, que son ya un producto internacional. Infinidad de colores y propuestas de origen morisco: alfombras, cortinas, tapices. Tambi én cabe destacar la cerámica tradicional de la zona: cuencos para ensaladas,lámparas, platos, floreros o ceniceros, así como los trabajos con mimbre y esparto (sillas, alfombras, estanterías, cestería, etc).

La gastronomía de la zona tiene su base en los productos agrícolas, de los que es rica productora, y en los productos del mar, especialmente exquisitos en la costa de Níjar. De entre sus platos más característicos cabe destacar: ajo colorao, caldo colorao, olla de trigo, migas, gurullos con conejo, harapos de Vera, trigo a la levantina, fritada de emperador, moragas, choto al ajillo y tortas de panizo. Entre los dulces merece la pena probar el bizcocho de dátiles, las torticas reales, los roscos de vino, los deditos de Jesús y los hormigones. [ Inmaculada España Ríos ].

 

Para más información, visite Wikanda: http://www.wikanda.es/wiki/Cabo_de_Gata

Para más información, visite Almeríapedia: http://almeriapedia.wikanda.es/wiki/Cabo_de_Gata


 

 

 
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