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PUERTO REAL |
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(CA). Ciudad de 38.354 h. (2006) en un municipio de 194 km2 en la Bahía gaditana, a 22 km. de la capital y 10 metros sobre el nivel del mar.
Situación y emplazamiento. El entorno de la Bahía de Cádiz son terrenos recientes de sedimentos acumulados por ríos, sobre todo el Guadalete, y la dinámica litoral en una antigua laguna, después estuario, cuyas orillas se van convirtiendo en marismas. Cualquier imagen de satélite revela los bordes miopliocénicos de la anterior ensenada desde el Trocadero (isla aun en las cartografías del XVI), Puerto Real, Jarana y Chiclana con la antigua isla de León en medio, formándose en su extremo suroriental las barras que unen, por el norte, con la isla de Cádiz y, por el sur, con la desembocadura de Sancti Petri. Esos mogotes del borde dan origen a un poblamiento sobre dicho lago, después zonas anfibias, como es el caso de la antigua Gades o Puerto Real, y posibilitan los cultivos. Así que se trata de una oferta espacial de agricultura, pesca, salinas, puerto y comercio, que son utilizadas según las épocas.
Puerto Real antes del siglo XV. Por eso, aunque se trata de una fundación de 1483, existen precedentes importantes desde la Prehistoria, como los yacimientos de Retamar, y de la época Bética. Entonces, según algunos autores, siguiendo a Estrabón, sería el Portus Gaditanum, erigido por Balbo frente a la isla de León. Se trata de un lugar abrigado de la Bahía, apartado de las inundaciones del Guadalete y en el camino hacia Cádiz, relacionado con la antigua vía Heráclea, después calzada romana hacia Córdoba, capital de la Bética. El viajero francés Bertaut escribe en 1659 que en el puente de Suaro se dice “que queda aun un trozo del camino del Arrecife, que es una especie de calzada que Hércules había hecho hacer, según dice las fábulas”. Varios hallazgos ratifican una actividad portuaria y alfarera (Pinar de Villanueva, Olivar de los Valencianos, Torre Alta, Gallinero, Puente Melchor…), cuyas ánforas sirven de contenedores para la exportación, de vino y aceite sobre todo, a otros lugares del Imperio Romano. El Islam entra por estas tierras y se expande con rapidez, perteneciendo a la cora o comarca califal de Sidona y en el XI estaba, primero, en la Taifa de los Banu Jizrun de Arcos y, después, en el extenso reino de los abbasíes sevillanos, para integrar en el XIII el reino almohade de Sevilla. Esta zona es testigo de los asedios de tropas castellanas para dominar el Estrecho de Gibraltar y la frontera nazarita fluctúa por aquí, de donde los topónimos de Jerez y Chiclana de la Frontera. Según algunos, Jarana sería la alquería de Rajana.
De la fundación al siglo XVIII. El 18 de junio de 1483 los Reyes Católicos firman en Córdoba un acta fundacional, que, junto con documentos posteriores, registra los fueros, libertades y privilegios de un puerto de la monarquía, o real, independiente del poder de la nobleza, con la fortaleza de Matagorda para la defensa de la Bahía y tierras de labranza, ganadería, pesca, salinas y posibilidad de astilleros. Al principio se separa de Jerez, pero en 1488 pasa a su dependencia por orden real, con la obligación de ser puerto donde se embarcarían las expediciones a África del Norte, por lo que deberían pagar a la Corona nada menos que el 20% de los beneficios. Aunque en 1543 se desvincula de Jerez, no lo será efectivamente hasta 1572, pero en 1646 Felipe IV vende la jurisdicción de la villa al general Francisco Díaz Pimienta por 36.916 ducados de plata, sin que valieran las protestas de los vecinos –como los de otras ciudades andaluzas en condiciones similares– ante la insaciable Hacienda y las guerras del Imperio. En 1676 la población paga su libertad. La fundación del XV da lugar a una ciudad de plano en damero con calles en líneas rectas, poco frecuentes en Andalucía. Se supone que, al principio, no más de 200 vecinos vivían entre las actuales calles Real, Amargura, Sagasta y Ancha, con la casa del Cabildo y la iglesia de San Sebastián, existiendo una importante Morería aun a principios del XVII, según el historiador francés Lapeyre. Primero la ocupación era agraria (trilogía mediterránea de cereal, aceite y vino), ganadera, pesquera y de extracción de sal, producto importante en la época. Y después adquiere valor la navegación, la carena o reparación de buques, especialmente en el Trocadero; y el viajero francés Jouvín señala en 1672 que existe un arsenal marítimo.
El auge del siglo XVIII. La posición portuaria no siempre acarrea ventajas, sino que puede convertirse en escenario bélico y en objeto de destrucción. Eso ocurre en la Guerra de Sucesión (1701-14), cuando ingleses y holandeses defienden en estas costas andaluzas el derecho de Carlos de Austria frente a Felipe V de Borbón. A partir de 1717 Puerto Real se beneficia de la instalación de la Casa de Contratación en Cádiz para el tráfico con América, convirtiéndose en centro comercial y de construcción naval en La Carraca y el Trocadero. Y se realizan varias obras públicas, como el castillo de San Luis, el puente de barcas del río Sancti Petri, muelle, abastecimiento de aguas, plaza de abastos y las iglesias de San José, así como la creación de la Sociedad de Amigos del País. También hay una expansión urbana con algunas viviendas particulares de valor. Y, sobre todo, casas solariegas de la nobleza y de la alta burguesía, terratenientes y cargos públicos con títulos enajenados por la Corona. Townsend escribe en 1787 que Puerto Real era “una larga calle bien pavimentada y muy bonita”. El siglo XVIII es de prosperidad (en 1787 se contaban 8.438 habitantes), pero finalmente se repite la crisis del principio, cuando una escuadra inglesa sitia Cádiz y parte de la población se refugia en Puerto Real, produciendo hacinamiento y problemas sanitarios, unidos después a la epidemia de fiebre amarilla de 1800. Diez años después las tropas de Napoleón ocupan la ciudad y crean el campamento de La Algaida, quedando la población casi destruida, a lo que se une más tarde la pérdida de las colonias americanas y la disminución del comercio.
Puerto Real desde el siglo XIX. En 1842 la población había descendido hasta 3.881, prueba de la crisis, y su economía es poco boyante con una “cosecha de trigo corta y la de uva, regular con vino de mediana calidad”, mientras las tierras de monte y pastos ocupaban la mayor parte del término (que es deslindado en 1738) con una importante cabaña de ganado cabrío. La fabricación tampoco destacaba: seis talleres de telas bastas y alguna de curtidos, alfarería y harinas. El Diccionario de Madoz, mediados del XIX, menciona un muelle pero no el tráfico portuario, el arsenal de la Carraca, el puente de barcas de la Bahía (“que será sustituido con otro de los llamados colgantes”) y una extensa zona salinera, que producen 48.000 fanegas (“las cuales se venden a 30 reales cada una”). Por lo demás, había 1.000 casas en calles “rectas, cómodas y bastante anchas”, varias plazas, escuelas, Ayuntamiento, Pósito, mercado, Alameda y la parroquia de San Sebastián. Después llega el ferrocarril, la reactivación del puerto y de los astilleros, pero en 1924 la Carraca e Isla Verde pasan a San Fernando, continuando las actividades pesqueras y salineras más un cierto impulso de la agricultura, concretamente cereales, vid, olivo, remolacha, hortalizas y frutas en los años setenta del siglo XX, cuando buena parte de la población activa trabajaba en los astilleros de Matagorda. La evolución demográfica refleja los avatares económicos y entre 1900 (9.683 h.) y 1940 (15.054 h.) hay un incremento medio anual (10 por mil), de carácter natural (natalidad menos mortalidad), pero en 1950 el censo desciende a 13.283 h., produciéndose desde entonces un incremento (en 1970, 19.447 h. y en 1991, 29.683 h.) en torno a un 18 por mil, que indica inmigración. Aproximadamente en los últimos cinco años es casi del 14 por mil, cuando la media andaluza del crecimiento vegetativo se sitúa en torno al tres.
Plano, monumentos y turismo. El litoral, junto a la disposición de las infraestructuras de comunicaciones y transportes (carreteras, ferrocarril e instalaciones portuarias), son los principales condicionantes territoriales y humanos que determinan la actual situación, forma y desarrollo del plano urbano de esta ciudad. En efecto, Puerto Real se extiende a lo largo de la costa en sentido este-oeste cerrada al norte, en primer lugar, por la vía del ferrocarril Sevilla-Cádiz y, en segundo lugar, por la Autovía del Sur (AP-4). En su plano urbano se distinguen tres áreas consolidadas: el núcleo principal, una serie de entidades rurales y las áreas industriales. El núcleo principal está formado por el casco histórico y los posteriores ensanches. El primero presenta una estructura muy homogénea que se caracteriza por su trazado en cuadrícula de origen renacentista de calles rectilíneas y perpendiculares, la cual se va a prolongar y repetir en los modernos ensanches de la ciudad. Aunque el casco histórico se divide administrativamente en cuatro barrios (San Telmo, San José, San Francisco y San Sebastián) nosotros distinguimos tres zonas según la edificación, usos y sobre todo estructura funcional. La primera estaría comprendida entre las calles Ribera del Muelle y Real, cuya “espina dorsal” sería la calle de la Plaza, en la que se alinean una serie de plazas (como las de Jesús, Alegría, Blas de Infante y Los Descalzos). Aquí la estructura urbana está compuesta de parcelas bastantes regulares y por el predominio de una edificación basada en manzanas rectangulares con casas de patio central. En esta parte se localiza numeroso equipamiento público como el Ayuntamiento, el Mercado, el Teatro o el Asilo municipal. La segunda estaría delimitada por las calles Real y Teresa de Calcuta, y en ella las manzanas estrechas son de mayor tamaño y cuadradas que da lugar a espacios libres en su interior. Por último, la tercera zona está comprendida entre la última calle citada y San Alejandro, paralela a la carretera de circunvalación y al ferrocarril que, como se comentó, actúa de barrera de la ciudad. La edificación se basa en manzanas de poca profundidad que da lugar a una sola fila de parcelas con fachada sólo a dos calles. Destaca la ubicación en esta zona de la estación y los jardines del Porvenir. Las zonas de ensanche de la ciudad aparecen en primer lugar continuando la línea de costa hacia el este, pasando la playa de la Cachucha en la parte conocida como Casines; y hacia el norte (al otro lado del ferrocarril), a ambos lados de la avenida de la Constitución, se encuentra el polígono de la Esparraguera, en la que se localizan las mayores zonas verdes de la ciudad, como los parques de La Cantera y Pinaleta Derqui. Por su parte, los núcleos rurales aislados de mayor importancia son los del barrio de Jarana, el Meadero y el asentamiento diseminado del Marquesado (con un fuerte proceso de suburbanización), que se ubican al sur del municipio siguiendo el Arroyo, Caño Zurraque y el trazado del ferrocarril. Por último, son importantes por su extensión e importancia económica las zonas industriales, que se encuentran a lo largo del eje Cabezuela-Puerto Real y el puente de Carranza hacia Cádiz, desde la zona portuaria hasta los polígonos de Astilleros y Trocadazo al sur, y Cabezuelas al norte, donde también se hallan lo terrenos dedicados a la Universidad de Cádiz. El auge del XVIII se refleja en los monumentos de Puerto Real, aunque antes destacan la iglesia parroquial de San Sebastián, del siglo XVI (construida con piedras de canteras locales), que se incendia en 1754, y la de San José, de estilo neoclásico (erigida por la Hermandad de carpinteros de ribera entre 1770 y 1794, según los arquitectos Cayón y Benjumeda), hoy restaurada y Centro Cultural. Ambas se hallan en la calle Ancha, eje principal de la ciudad, cerca de la cual se encuentra el Callejón del Arco, rincón emblemático lleno de rejas y flores sobre paredes blancas y calle peatonal. Hay que destacar una serie de casas palaciegas barrocas del mencionado XVIII, hasta más de 70, protegidas con espléndidas portadas de piedra, amplios ventanales y balconadas, que pueden contemplarse en varias calles del casco antiguo (Nueva, Cruz Verde, Soledad, Real…). También es del barroco la iglesia de la Victoria, donde se localiza la Soledad, considerada obra cumbre de la imagenería sevillana, de 1688, obra de Luisa Ignacia Roldán, “La Roldana”, de familia granadina y residente también en Cádiz. Del XVIII datan la Caja del Agua, antigua fuente principal, de estilo barroco, en los jardines del Porvenir, la Torre de la Molienda, almazara de los dominicos, y la neoclásica plaza de Abastos. Del XIX es el Teatro Principal y contemporáneos de estilo vanguardista son el conjunto del Centro cultural, el nuevo Ayuntamiento y la Facultad de Ciencias del Mar. La periferia y alrededores cuentan con espacios visitables, como el citado parque del Porvenir, prolongado por el Paseo de María Auxiliadora hasta el Pinar de las Canteras, el paseo marítimo bordeado de palmeras, hasta el Club Náutico, y la playa de la Cachucha. El complejo endorreico de Puerto Real, con 735 ha protegidas, los astilleros, las salinas y la playa de Sancti Petri son también lugares dignos de mención. El Carnaval, fiesta grande de la Bahía gaditana, es la principal de Puerto Real, pero también hay una feria andaluza, con origen en 1843, en junio, localizada en los pinares de las Canteras, donde se excava una gruta para la patrona, Virgen de Lourdes. No se puede olvidar la intensa vida cultural portorrealeña, con ciclos musicales, y sobre todo el flamenco, especialmente el Festival de cante por Livianas (emparentado con la Seguiriya y la Serrana), considerado como compases introductorios, de ahí el nombre. La gastronomía tradicional, por otra parte, refleja la localización de la ciudad: productos del campo, pesca y especies de esteros, como el róbalo o el camarón de salinas.
Población, economía y área de influencia. El municipio de Puerto Real está enclavado en el centro del área metropolitana de Cádiz o Bahía, comarca natural con limitada potencialidad en el sector primario de la economía. Esto, junto con otros factores de localización industrial como su situación en la Bahía, infraestructura de servicios, accesos viarios de la red estatal, el ferrocarril y zona portuaria, han permitido que su economía se fundamente en el sector secundario. Una industria que nace a finales del siglo XIX, asociada al sector naval, muy dependiente del capital y ayudas públicas y de grandes empresas nacionales o internacionales. Una especialización manufacturera que explica la alta renta neta media declarada de 15.723,73 euros, superior a la media autonómica que asciende a 14.159,6 euros en el año 2003, pero que experimenta en los últimos 30 años grandes reestructuraciones, provocando tensiones sociales en la población del municipio y de la comarca. Por una parte, destaca la presencia de una gran empresa en el sector naval: Navantia Puerto Real, cuya producción es militar. En el año 2005, esta factoría integra los astilleros públicos del grupo Izar, especializados en la construcción de grandes buques petroleros. El sector naval sufre en las últimas tres décadas una gran reconversión y una pérdida continua de empleos, motivada por la fuerte competencia que ejerce sobre esta rama industrial los países asiáticos y por la especialización en una producción de escasa demanda mundial. Por otra, el sector proveedor de piezas automovilísticas también está en crisis. La multinacional estadounidense Delphi, antes General Motors, anuncia su cierre en febrero de 2007, afectando directamente a 1.600 trabajadores y a unos 1.300, aproximadamente, de empresas auxiliares. Sin embargo, la otra multinacional de componentes del automóvil, Visteon, parece mejorar su situación y, a corto plazo, sigue con su carga de trabajo, manteniéndose de momento la estabilidad de su plantilla. No obstante, el sector aeronáutico y de grandes construcciones está actualmente en auge. Del primero de ellos, sobresale la empresa Airbus Puerto Real, centro de excelencia en montaje de automatizados y en fibra de carbono del consorcio europeo. Esta planta dedica su actividad a la fabricación de estabilizadores horizontales de cola para diversos aviones de Airbus, así como componentes de panza y puertas de trenes de aterrizaje (el famoso avión Airbus A-380, el avión de pasajeros más grande del mundo, y el cajón lateral del avión A320, A330/340, con sus respectivos timones). Mientras que del segundo, la firma Dragados OffShore, desarrolla en estos momentos un proyecto de gran envergadura: la construcción sobre un cajón de hormigón flotante de una planta regasificadora de gas natural de 12.000 toneladas que será instalada en el Norte del Mar Adriático. De estas grandes firmas depende todo un conjunto de empresas pequeñas y medianas (pymes), proveedoras de insumos industriales y servicios. De ellas, muchas que trabajan para la industria naval se han visto obligadas a reconvertirse o cerrar. Las dificultades que atraviesa el sector está provocando una diversificación del tejido industrial y productivo, apostándose también, ante la falta de playas, por un modelo de turismo rural o de interior con campos de golf, paseos a caballo, senderismo, etc, que aproveche buena parte del término del Parque Natural Bahía de Cádiz, y que, junto con otros espacios verdes, lo convierten en el “pulmón verde de la Bahía”. En definitiva, un municipio con una población de 38.5354 habitantes en el año 2006 que se enfrenta constantemente a problemas laborales, ya que su economía está especializada en una estructura industrial madura con frecuentes crisis (despidos, temporalidad de los contratos y alta tasa de paro, sobre todo femenina), y que probablemente perdurarán en un futuro, cuando las nuevas generaciones accedan al mercado laboral. La estructura demográfica es muy joven (el 23% de la población tiene menos de 20 años, y sólo el 9,9% es mayor de 65). [ Gabriel Cano / Francisca Ruiz Rodríguez / Ángel Luis Lucendo Monedero ]. |
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